Bienaventurado
el hombre a quien castigas, oh SEÑOR, y le enseñas de tu ley. Salmo 94:12
Verdaderamente
esto es un dolor, y debo soportarlo. - Jeremías 10:19.
¡Aguanta tus
murmullos, que el cielo juzgue!
El paciente
ve el rostro amoroso de Dios;
Que llevan
sus cargas sin quejarse,
Son los que
ganan la gracia del Padre.
No corras a
esto y aquello para consolarte cuando estás en problemas, pero soporta. Siéntate
incómodamente en silencio, mantén un silencio incómodo, se paciente.
Las palabras
duras serán fastidiosas, la crueldad penetrará; La negligencia herirá; Los
males amenazantes harán temblar el alma; El dolor agudo o el cansancio
estorbarán el cuerpo, o lo harán inquieto. Pero, ¿qué dice el salmista?
"Cuando mi corazón se enfade, me quejaré." ¿A quién? No de Dios, pero
si ire Dios.
Seguramente,
he pensado, no quiero tener un dolor el cual podría no ser un dolor. Siento que
pronto podré tomar mi cruz en un espíritu diferente, y entonces todo irá bien.
La vida del discipulado es tomar todos los días mi cruz y seguirle de cerca.
Si trato de
huir del dolor, estaré bien pero no creceré en fortaleza como requiero para mi
desempeño en mi propósito. El dolor controlado es una señal de que mis músculos
están creciendo cuando hago ejercicios, el dolor excesivo es señal de que algo
quiere destruirme. Dios no me dará ninguna prueba que no pueda resistir y toda
prueba me servirá para crecer y fortalecerme.
Señor que
pueda ver cada situación como una oportunidad para crecer y fortalecerme, que Tú
estés presente en mis luchas y en mis fatigas. Señor que tenga valentía para
afrontar cada situación y asumir mis responsabilidades. Señor ayúdame en mis debilidades
y guíame por el camino recto. Señor que cuando sea corregido por Tú Palabra mi
corazón pueda sentir esa corrección y buscar Tu perdón y Tu aceptación. En
Jesucristo. Amen
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