Y será como el árbol plantado junto
a arroyos de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo
que hace, prosperará.
Salmos 1:3.
Nos da la sensación de firmeza y
fortaleza. Los árboles han jugado un papel importante en la vida del ser humano
y del ecosistema de la tierra. En la Biblia desde el libro del Génesis se reflejan en el huerto del
Edén, allí predominaban dos árboles, “El árbol del conocimiento del bien y el
mal" y el "árbol de la vida" muchos cristianos ven la cruz como un árbol
cuyo tronco es el eje entre los mundos, terrestre y celeste. Muchas
traducciones antiguas de la Biblia, traducen la palabra madero, cuando se
refiere a la cruz donde fu clavado Jesús como árbol. Por eso mucho representan la
cruz como árbol de la vida.
El Salmo uno versículo tres nos
hace referencia a un hombre que es bienaventurado porque medita en la ley de
Dios, no oye el consejo de los pecadores, ni se sienta en silla de burladores.
Jeremías 17:8 nos amplía la visión
del árbol y nos cita “Porque él será como el árbol plantado junto a las aguas,
que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viniere el calor,
sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará
de hacer fruto”.
La Biblia compara al hombre como un
árbol, el Salmo 92:12-14 nos dice que “El justo florecerá como la palma:
Crecerá como cedro en el Líbano. Plantados en la casa de Jehová, En los atrios
de nuestro Dios florecerán.”
Los justos son árboles que se
mantienen firmes por medio de la palabra, el consejo de Jehová los ha
llevado a permanecer firmes a través de
las diversas pruebas y vicisitudes, hasta llegar a ser un árbol grande y
fuerte.
Y junto al arroyo, en su ribera de
una parte y de otra, crecerá todo árbol de comer: su hoja nunca caerá, ni
faltará su fruto: a sus meses madurará, porque sus aguas salen del santuario: y
su fruto será para comer, y su hoja para medicina. Ezequiel 47:12.
Aquellos que meditan en la palabra
de Dios tienen la oportunidad de crecer, la hierba está muy baja, los arbustos
crecen hasta cierto límite pero los árboles reflejan la vida del justo, que
crece hasta poseer una altura considerable para que sus ramas estén en el cielo
y su sombra sea de refugio para los más pequeños.
El árbol fue Plantado. No es que el
mismo nació como por suerte, fue plantado por una mano, fue cuidado, fue
abonado. La persona bendecida, no se convierte en un árbol por sí sola, sino
que la mano de Jehová le ha plantado, hay una diferencia entre la semilla que
siembra el Eterno y la semilla que siembra el enemigo, puede haber otros
árboles, pero solo aquellos que son bendecidos verdaderamente son los plantados
por la mano del Señor.
Plantado junto a aguas.
La palabra es catalogada como agua.
La vida del creyente crece porque tiene el agua de la palabra, no se puede crecer
sin agua, al igual la palabra no puede faltar en la vida de un creyente.
Aquellos que quieren crecer sin palabra, se quedaran raquíticos, se quedaran
pequeños, no crecerán, serán débiles.
Jesucristo dijo el que tuviera sed podía beber de él. También
dijo que las palabras que él habló son verdad y vida.
Dios nos va a colocar en lugares
donde fluye la palabra, donde está la presencia de Cristo y donde el mover del
Espíritu Santo se puede percibir, si no hay esos elementos el creyente puede
estar languideciendo.
Aguas de arroyos.
Las raíces pueden nutrirse de aguas
contaminadas, o aguas estancadas. Esto da como consecuencia un árbol
contaminado o que muere, se debe tener cuidado con la palabra que se recibe,
puede asemejarse a aguas estancadas, pozos que no se renuevan. Si se nutre de
aguas de arroyos, con agua fresca, agua limpia y cristalina.
Porque si el árbol fuere cortado,
aún queda de él esperanza; retoñecerá aún, Y sus renuevos no faltarán. Si se envejeciere en la tierra su raíz, Y su
tronco fuere muerto en el polvo, Al
percibir el agua reverdecerá, Y hará copa como planta. Job 14:7-9.
La persona de Dios aunque pase por
situaciones difíciles, por pruebas, heridas si está cerca de aguas de vida esas
aguas le devolverán la vida y reverdecerá de nuevo.
Y brotarán entre hierba, como sauces
junto a las riberas de las aguas. Isaías 44:4.
Fruto
Una de las características de la
persona bienaventurada es que da fruto, hay una palabra de advertencia que hace
referencia a que todo aquel que no lleva fruto será cortado.
Ahora, ya también de seguro ya, el hacha está puesta a la raíz de los árboles;
y todo árbol que no hace buen fruto, es cortado y echado en el fuego. Mat 3:10.
Y cuando se acercó el tiempo de los
frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus frutos. Mat
21:34.
Y viendo una higuera cerca del
camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente, y le dijo:
Nunca más para siempre nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera. Mat
21:19.
Todo pámpano que en mí no lleva
fruto, le quitará: y todo aquel que lleva fruto, le limpiará, para que lleve
más fruto. Ya vosotros sois limpios por la palabra que os he hablado. Estad en
mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto de sí mismo, si no
estuviere en la vid; así ni vosotros, si no estuviereis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos: el que
está en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque sin mí nada podéis
hacer. Juan 15:2-5.
Para ser un árbol que da fruto.
Debe ser limpiado por la palabra, debe dejar que la palabra actúe en su vida,
la palabra penetre en su corazón y le haga sensible al pecado, llevándolo al
arrepentimiento y corrección de errores y pecados, caminando por una senda de
rectitud, amor y santidad. Para llevar fruto debemos permanecer unidos a Cristo.
En ningún momento debemos separarnos de él.
Podemos detectar si estamos
llevando fruto en nuestra vida. La manifestación de este fruto es el producto
de la acción del Espíritu Santo en nuestra vida.
Mas el fruto del Espíritu es: amor,
gozo, paz, tolerancia, benignidad, bondad, fe, Mansedumbre, templanza: contra
tales cosas no hay ley. Porque los que
son de Cristo, han crucificado la carne con los afectos y concupiscencias. Si vivimos en el Espíritu, andemos también en
el Espíritu. Gal 5:22-25.
Una de las cosas que evitan que una
persona no lleve fruto es que no han crucificado la carne con sus pasiones y
sus deseos. Aquel que es un árbol de Dios entonces vive y actúa en el Espíritu.
El fruto de Jesucristo no es obra
de nuestra propia fuerza sino que es influenciado por la justicia de nuestro
Señor Jesucristo.
Llenos de frutos de justicia, que
son por Jesucristo, a gloria y loor de Dios. Fil 1:11.
Todo lo que el hombre sembraré eso
también segará. El fruto vendrá sobre una persona de Dios porque ella ha
trabajado en su vida día a día, aún en los días avanzados los frutos brotaran
en la vida del justo, habrá alimento, habrá sustento, habrá dirección, habrá
fuerza y prosperidad.
Y aun hasta la vejez y las canas;
oh Dios, no me desampares, Hasta que denuncie tu brazo a la posteridad, Tus
valentías a todos los que han de venir. Salmos 71:18.
Cuando comieres el trabajo de tus
manos, Bienaventurado tú, y tendrás bien. Salmos 128:2.
Decid al justo que le irá bien:
porque comerá de los frutos de sus manos. Isaías 3:10.
Bella palabra me ha confortado, animado e impulsado la compartire con personas que trabajan duro ayudando personas enfermas, muchas gracias a quien lo hizo y el Señor Jesus le siga usando, muy buena siembra, bendiciones
ResponderEliminarDe mucha bendición, ¡bellas palabras de vida! Dios les bendiga 💕
ResponderEliminarHermoso.. muy fácil de leer y gracias por todos los versículos vinculados. Dios les siga dando más!
ResponderEliminarHermoso!!! Palabras de vida eterna 😍😍😍
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