El que practica el pecado es del
diablo; porque el diablo peca desde el
principio. Para esto apareció el Hijo de
Dios, para deshacer las obras del diablo. (1 Juan 3:8. RV60)
La palabra
es enfática al declarar que los que practican pecar pertenecen al diablo. Una
de las principales características del diablo es que ha pecado desde el
principio.
Otra
característica de los hijos del diablo es que no practican la justicia y no
aman a sus hermanos.
En esto se reconocen los hijos de
Dios y los hijos del diablo: todo aquel que no practica la justicia, no es de
Dios; tampoco aquel que no ama a su hermano. (1 Juan 3:10 LBLA)
El mundo
está controlado por el maligno, pero el diablo no puede controlar a los que son
hijos de Dios. Debemos tener esto presente pues creemos que todo el mundo es
bueno y que todos hacen bien, y no presentamos oposición por medio de armas
espirituales y no estamos atentos creyendo que el mundo procederá de buena
forma con los hijos de Dios. Debemos conquistar territorios espirituales a
través de la oración y de avanzadas espirituales, estando conscientes quien
domina el mundo y que puede accionar en contra de creyente.
Sabemos que somos de Dios aunque el
mundo entero esté controlado por el maligno. (1 Juan 5:19
PDT)
Los hijos
del diablo son como una mala semilla sembrada en la tierra, que se colocó allí
para dañar la cosecha.
El campo es el mundo y la semilla
buena son todos los hijos del reino de Dios. La mala hierba es la gente que
está con el diablo. El enemigo que puso la mala hierba entre el trigo es el
diablo. (Mateo 13:38
PDT)
Otra
característica de los hijos del diablo es que le gusta hacer lo malo, tienen
pensamientos que dañan y hasta pueden matar y mienten constantemente.
Ustedes son de su padre el diablo. A
ustedes les gusta hacer las maldades que el diablo quiere que hagan. Desde el
comienzo él fue un asesino y no tiene nada que ver con la verdad porque no hay
verdad en él. Es un mentiroso y padre de la mentira. (Juan 8:44 PDT)
Los hijos
del diablo siguen el mal ejemplo que dan los que están en el mundo, obedecen a
un espíritu príncipe que gobierna sobre otros malos espíritus y tiene dominio
sobre las personas desobedientes y rebeldes.
Seguían el
mal ejemplo de la gente de este mundo. Obedecían al poderoso espíritu en los
aires que gobierna sobre los malos espíritus y domina a las personas que
desobedecen a Dios. (Efesios 2:2 BLS)
Dios no
tolera está actitud en sus criaturas y ejerce autoridad sobre ellas. Los
ángeles que se rebelaron fueron encadenados y enviados al infierno.
Dios no perdonó a los ángeles que
pecaron, sino que los mandó al infierno. Allí están, encadenados en la
oscuridad, hasta que llegue el día en que Dios juzgue a todos. (2 Pedro 2:4 BLS)…
Así pasó también con los ángeles que rechazaron y dejaron el lugar de honor que
Dios les había dado. Dios los tiene atados para siempre con cadenas, y están
encerrados en lugares oscuros hasta que llegue el gran día del juicio final.
(Judas 1:6 BLS)
Jesucristo
vino para cambiar todo este escenario. El demostró que se puede vivir en
santidad a Dios, el diablo no pudo vencerlo y Jesús no cayó en ninguna
tentación que le colocó el enemigo. Jesucristo fue más fuerte en voluntad,
dominio y obediencia. Jesucristo vino para dar inicio a los hijos de Dios los
cuales nacen de él y tienen las mismas características de Cristo, hablan
verdad, aman, practican justicia y son obedientes.
Como ustedes saben, Jesucristo vino
al mundo para quitar los pecados del mundo. Jesucristo no peca, ni puede pecar. (1 Juan 3:5 BLS)
Hay una
guerra declarada entre los descendientes de Eva y los descendientes de la
serpiente unidos a las fuerzas de las tinieblas. Esta guerra es una guerra
espiritual.
Haré que tú y la mujer sean enemigas
y que tu descendencia sea enemiga de la de ella. La descendencia de ella
destrozará tu cabeza y tú la picarás en el talón. (Génesis 3:15 PDT)
Porque no tenemos lucha contra sangre
y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de
este siglo, contra huestes espirituales
de maldad en las regiones celestes. (Efesios 6:12 RV60)
Esta lucha
es un esfuerzo diario, el creyente debe esforzarse en entrar por la puerta
angosta y mantener un estilo de vida que agrada a Dios. Es una lucha contra la
carne y los deseo pecaminosos.
Esforzaos a entrar por la puerta
angosta; porque os digo que muchos
procurarán entrar, y no podrán. (Lucas 13:24 RV60)
Todo aquel que
lucha, de todo se abstiene; ellos,
a la verdad, para recibir una
corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo
mi cuerpo, y lo pongo en
servidumbre, no sea que habiendo sido
heraldo para otros, yo mismo venga a ser
eliminado. (1 Corintios
9:25-27 RV60)
Esta lucha
es una noble de nuestra parte no utilizando las armas de injusticia o las
artimañas del mal.
Y también el que lucha
como atleta, no es coronado si no lucha
legítimamente. (2 Timoteo
2:5 RV60)
En esta lucha
debemos despojarnos de todo peso que nos limita teniendo paciencia.
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube
de testigos, despojémonos de todo peso y
del pecado que nos asedia, y corramos
con paciencia la carrera que tenemos por delante. (Hebreos 12:1 RV60)
No es una
lucha fácil pero si debemos plantar batalla y no ceder, colocando todo lo que
este de nuestra parte hasta lograr vencer.
Porque aún no habéis resistido hasta
la sangre, combatiendo contra el pecado.(Hebreos 12:4 RV60)
Es necesario
nacer de nuevo para ser generados de la simiente de Cristo, la palabra nos dice
que todo el que está en Cristo nueva criatura es, las cosas viejas pasaron.
Antes
estábamos perdidos en el pecado y dominados por el diablo que era nuestro amo y
señor. Cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Señor, Salvador y Dios
entonces fuimos trasladados del reino de las tinieblas al reino de Jesucristo.
Al aceptar a Jesucristo como Señor y Dios, recibiendolo en su corazón y arrepintiendose de sus malas acciones y pensamientos Dios hace un milagro de nacimiento y la persona nace de nuevo en el espíritu, Dios lo traslada al reino del amado hijo y se convierte en un hijo de Dios que le ama y le sirve.
Dios tiene todo el poder para salvar al pecador, todo aquel que cree en Jesucristo tiene la opción de llegar a ser hijo de Dios, todos los que le recibieron, los que creen en Su Nombre, se les ha dado el poder de ser llamados hijos de Dios.
Si usted ha pecado, si usted anda influenciado por el reino de las tinieblas, si anda en caminos que parecen que le alejan cada día más de la rectitud, usted puede ser trasladado a un reino de luz y de esperanza, solamente tiene que creer y depositar toda su fe en Cristo Jesús. Dios puede sanar y salvar su vida y convertirlo en su hijo amado. Hoy decida por Cristo Jesús.
Se increible el gran amor de DIOS.
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