lunes, 31 de agosto de 2015

Prestando Atención a Dios.

    Isaías  51:4. BAD
    (4) »Préstame atención, pueblo mío;óyeme, nación mía:porque de mí saldrá la enseñanza,y mi justicia será luz para las naciones.

    Son pocos los que de verdad prestan atención a Dios, cuando la mayoría lo hacemos es porque estamos cerca de una catastrofe o una gran calamidad.

    Dios nos llama a prestarle atención. ante eventos de alcance muldial "levantad los ojos al cielo;mirad la tierra aquí abajo:como humo se esfumarán los cielos,como ropa se gastará la tierra,y como moscas morirán sus habitantes..." Isaías 51:6"

    Antes de esos grandes eventos Dios quiere que le prestemos mucha atención que le busquemos y le adoremos. En Isaías 51 podemos leer como surgen estas palabras con una urgencia directa, como buscando nuestra salvación.

    Levantad los ojos al cielo;mirad, Escuchadme,
    ¿Has olvidado al Señor, que te hizo;al que extendió los cielos y afirmó la tierra?
    ¡Despierta, Jerusalén, despierta!Levántate.
    Dios quiere la salvación de su pueblo.
    Hoy Dios llama a sus hijos a escucharle, a prestarle atención.

    El nos da palabras de animo y esperanza "Escuchadme, vosotros que conocéis lo que es recto;pueblo que lleva mi ley en su corazón:No temáis el reproche de los hombres,ni os desalentéis por sus insultos" (51:7)

    Sigue diciendo "Pero mi salvación permanecerá para siempre,mi justicia nunca fallará." (51:6).
            El te dice hoy "Soy yo mismo El que te consuela" (51:12)

lunes, 24 de agosto de 2015

Estoy A Tu Lado

Cuando a mi hermana Carole le diagnosticaron cáncer de mama, toda la familia se preocupó. Las cirugías y los tratamientos nos hicieron temer por su bienestar, lo cual nos llevó a orar por ella. Durante los meses siguientes, fue sincera al ponernos al tanto de los desafíos, pero todos nos alegramos cuando llegó el informe de que los tratamientos habían tenido éxito. ¡Estaba recuperándose!

Menos de un año más tarde, mi hermana Linda enfrentó la misma lucha. De inmediato, Carole estuvo a su lado para ayudarla a entender qué esperar y cómo prepararse para lo que vendría. Su propia experiencia la había equipado para acompañar a Linda en su prueba.

Esto es lo que Pablo nos dice que debemos hacer en 2 Corintios 1:3-4: «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios».

Gracias al Señor que Él no desaprovecha nada. Nuestras luchas no solo nos dan la oportunidad de experimentar su consuelo, sino que también nos abren la puerta para compartir ese consuelo con otras personas que sufren.
 
¿Cómo puedo alentar hoy a alguien que sufre?
 
La presencia de Dios nos consuela; nuestra presencia consuela a otros.

 
http://nuestropandiario.org/2015/08/estar-al-lado%e2%80%a9/

jueves, 20 de agosto de 2015

De Un Centavo A Millones De Dólares


Lo que oíste de parte mía mediante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. 2 Timoteo 2:2
La tarea de contarle al mundo de Jesús suena bastante grande, ¿no es cierto? Es tan enorme que hace pensar a muchos creyentes: Me encantaría contarle al mundo de Jesús. Sería realmente grande hacer discípulos de todas las naciones. Pero, ¿cuánto puedo hacer en realidad? No soy más que una sola persona.

Bueno, sí, eres una sola persona. Eso es cierto.
Pero el siguiente cálculo puede ayudarte a ver la influencia que una sola persona puede tener. Considera esta oferta de trabajo. Te pagarán una vez por semana. El sueldo de la primera semana es apenas un centavo, pero tu empleador te duplicará tu sueldo cada semana durante todo el tiempo que sigas trabajando. No parece muy ventajoso, ¿no es cierto? Pero serías tonto si no aceptaras la oferta. En un poco más de seis meses serías millonario. Después de un año, tu sueldo habrá subido a $22,5 ¡billones!

¿Cómo puede ser? El proceso empieza con un centavito, pero ese centavo termina siendo una fortuna. Es así por el principio de multiplicación.
Este principio se aplica también al reino de Dios. Dios, por supuesto, no está repartiendo contratos que nos harán millonarios. Pero tiene una oferta aún mejor. Dios nos da la oportunidad de ser sus socios en la tarea de alcanzar al mundo con sus buenas nuevas. Y tiene planeado usar la estrategia de la multiplicación espiritual.

Funciona así: Supón que tú y cuatro amigos —un total de cinco— comparten cada uno su fe con tres personas. Luego Dios obra en el corazón de esos 15 de manera que aceptan a Cristo como su Salvador personal. Durante el año siguiente, capacitas a los 15 para que compartan su fe con otros. El segundo año, los cinco primeros y los 15 amigos que ganaron para Cristo ganan cada uno tres personas más para Cristo.
Aquí es donde la multiplicación nos deja mudos. Supón que tú y los que capacitaste continúan con esa práctica años tras año. En diez años, más de medio millón habrán sido ganados para Cristo. ¡Y en quince años, podrían alcanzar a todo el mundo!

Eso es lo quiso decir Pablo cuando le recomendó a Timoteo que enseñara las verdades del evangelio a “hombres fieles”. Su meta es que contemos las buenas nuevas a las personas y luego les ayudemos a capacitarse al punto de que puedan hacer lo mismo. De la misma manera como un centavo puede terminar siendo millones de pesos, la multiplicación espiritual de Dios puede originar un despertar mundial a la verdad acerca de Jesucristo. Entonces, ¿por qué no dejas que empiece contigo?

Señor, ayúdanos a demostrar tu amor hoy a alguien.
Lectura bíblica: 2 Timoteo 2:1–7

miércoles, 19 de agosto de 2015

Obras Hermosas



El artista chino del siglo xii, Li Tang, pintaba paisajes animados con personas, pájaros y búfalos de agua. Su talento para realizar dibujos de línea fina sobre seda lo convirtieron en un maestro del arte paisajista chino.

Durante siglos, artistas de todo el mundo han plasmado en sus obras lo que ven en la galería de arte de la creación divina: «Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos» (Salmo 19:1). La Biblia afirma que nuestra creatividad como seres humanos surge de estar hechos a la imagen del Creador Maestro (Génesis 1:27).

Dios escogió artistas que trabajaban en madera, oro, plata, bronce y piedras preciosas para que fabricaran los muebles, los utensilios, los altares y la ropa que se usarían cuando los israelitas lo adoraran en el tabernáculo (Éxodo 31:1-11). Estas expresiones artísticas de verdades espirituales impulsaban y guiaban a los sacerdotes y a las demás personas a adorar al Señor que los había llamado a ser pueblo suyo.

A través de numerosas clases de expresiones artísticas, reflejamos la belleza de la creación y honramos al Creador y Redentor de este maravilloso mundo.
 
Señor y Creador del universo, que nos has dado habilidades creativas, ayúdanos a honrarte por medio de ellas.
 
Fuimos creados para glorificar a Dios.

 
Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos (Salmo 19:1).

martes, 18 de agosto de 2015

A mi manera




Los humanos queremos hacer las cosas a nuestra manera. Olvidamos la vía sencilla. Olvidamos el camino común. Olvidamos el mejor método. Olvidamos el camino de Dios. Queremos hacer las cosas a nuestra manera. Y según la Biblia ese es exactamente nuestro problema. «Todos nosotros nos descarriamos como ovejas; cada cual se apartó por su camino» (Isaías 53.6).

 Nos cuesta pensar que una oveja sea obstinada. De todos los animales de Dios es el menos capaz de cuidarse.

¡Las ovejas son tontas! ¿Ha conocido algún adiestrador de ovejas? ¿Ha visto una oveja que haga cosas entretenidas? ¿Sabe de alguien que haya enseñado a su oveja a juguetear? ¿Ha visto un circo que anuncie a «Mazadon y su oveja saltarina»? No. Son muy tontas.

 También son indefensas. No tienen colmillos ni garras. No te pueden morder ni correr más que tú. Por eso nunca vemos que una oveja sea la mascota de un grupo. Hemos oído de los Carneros (Rams) de San Luis, de los Toros (Bulls) de Chicago y de los Halcones marinos (Seahawks) de Seattle, pero no has oído algún equipo que se llame  las Ovejas de Nueva York, ¿Quién quiere ser oveja? Ni siquiera podrías lograr un grito decente para la barra.

Somos las ovejas, sí, sí, sí.

Ni siquiera un pío de nosotros vas a oír.

La victoria es tuya, la vas a conseguir

Pero ponte a contarnos si quieres dormir.
 
Peor aún, las ovejas son sucias. Un gato se limpia. También el perro. Vemos las aves que se bañan o un oso en el río. Pero, ¿una oveja? Se ensucian y así se quedan.

¿No podría David haber pensado en una mejor metáfora? ¡Claro que sí! Después de todo superó a Saúl y abatió a Goliat. ¿Por qué no eligió algo otra cosa que no fuera la oveja?

Algo como:

«Jehová es mi comandante en jefe, y yo soy su soldado». Eso nos gustaría más. El guerrero recibe un uniforme y un arma, y quizás una medalla.

O, «Jehová es mi inspiración y yo su cantor». Estamos en el coro de Dios; ¡qué tarea tan halagadora!

O, «Jehová es mi rey y yo su embajador». ¿Quién no querría ser portavoz de Dios?

Cuando habla el embajador, todos callan. Todos escuchan cuando cantan los trovadores de Dios. Todos aplauden cuando pasa el guerrero de Dios.

Pero, ¿quién se da cuenta cuando aparece la oveja de Dios? ¿Quién nota cuando la oveja canta, habla o actúa? Sólo una persona lo nota. El pastor. Y ese es exactamente el punto de David.

Cuando David, que era un guerrero, cantor y embajador de Dios, buscaba una ilustración de Dios, recordó sus días como pastor. Recordó su atención preferente por las ovejas día y noche. Recordó cómo dormía con ellas y las cuidaba.

Su cuidado por las ovejas le hizo recordar el cuidado de Dios por nosotros. David se regocijaba al decir: «Jehová es mi pastor», y al hacerlo orgullosamente daba por entendido, «y yo soy su oveja».

¿Se siente aún incómodo con que lo consideren una oveja? Présteme su buen humor y ayúdeme en una simple encuesta. Vea si tiene éxito con la confianza en sí mismo. Levante la mano derecha si alguna de la siguientes afirmaciones lo describen:

Puede controlar su buen ánimo. Nunca está malhumorado ni resentido. No puede identificarse con Jekyll y Hyde(aquel que se convertía en monstruo y luego en alguien amable). Siempre está optimista y erguido. ¿Esto le describe? ¿No? Bueno, probemos por otro lado.

Está en paz con todos. Toda relación es dulce como el caramelo. Aun sus viejos amores hablan bien de usted. Ama a todos y todos lo aman. ¿Eso es usted? Si no, ¿qué tal esta otra descripción?

No tiene temores. Lo llaman el «bravo». Se desploma la bolsa de valores: No hay problema. ¿Le descubren un problema al corazón: Bostezo. Comienza la Tercera Guerra Mundial: ¿qué hay para la cena?  ¿Esto le describe?

No necesita perdón. Nunca ha cometido un error. Tan cuadradito como un tablero de ajedrez. Tan limpio como la cocina de la abuela. Nunca hizo trampa. Nunca mintió. Nunca mintió sobre hacer trampas. ¿Así es usted?  ¿No?

Evaluemos esto. No puede controlar su genio. Algunas de sus relaciones están tambaleantes. Tiene temores y fallas. ¡Humm! ¿Quiere realmente aferrarse al cofre de su autosuficiencia? Me da la impresión que necesita un pastor. De otro modo podría tener un Salmo 23 según esta versión:

Yo soy mi pastor. Siempre padezco necesidad.
Voy de comercio en comercio y de sicólogo en sicólogo en busca de alivio sin encontrarlo.
Me arrastro por el valle de sombra de muerte y me desmorono.
Le temo a todo desde los pesticidas hasta las líneas eléctricas, y comienzo a actuar como mi madre.
Voy a la reunión semanal del personal y estoy rodeado de mis enemigos. Voy a casa y hasta mi pez de colores me desprecia.
Unjo mi cabeza con Atamel extra fuerte.
Mi Bacardí está rebosando.
Ciertamente la miseria y la desdicha me seguirán, y viviré dudando de mí por el resto de mi solitaria vida.

¿A qué se debe que quienes más necesitan un pastor lo resisten tanto?

Esa sí que es una pregunta para los que son tercos en la vida. La Escritura dice: «Hazlo a la manera de Dios». La experiencia dice: «Hazlo a la manera de Dios». Los Portugueses le dicen a Cristiano (para que no falle el gol en el momento decisivo en un penal), hazlo seguro «Hazlo a la manera de Dios».

Y, de vez en cuando, lo hacemos. Cuando lo hacemos, cuando seguimos la dirección de nuestro Dios,  de alguna manera el balón  permanece en ruta.

Sí, Ronaldo, Mesi, Maradona todos hacen que  me acuerde de mí.

Antes de perder su tiro al arco, ellos querían ser más grandes, más admirados, hacer un gol espectacular, y no lo hicieron de la forma segura simple. En esos momentos no oyeron a su compañero que se les acercó y le dijo como debía hacerlo, no vieron las señas del entrenador, no vieron a sus líderes, no tuvieron pastor, por eso David insiste “Jehová es mi Pastor” (Salmo 23:1)

Hoy no lo haré a mi manera lo haré a la manera de Dios.

lunes, 17 de agosto de 2015

Niña cocinera


Trabajad […] por la comida que a vida eterna permanece…Juan 6:27.

Una mañana, mientras Lilia se preparaba para ir al trabajo, su hijita de cuatro años también se puso a trabajar. Habían comprado una tostadora circular, y la idea de pasar el pan por el pequeño horno fascinó a la pequeña. Poco después, Lilia descubrió unas 30 tostadas apiladas sobre la mesa. «¡Soy una cocinera excelente!», declaró la niña.


No tiene nada de milagroso que una niña curiosa convierta pan en tostadas. Pero, cuando Jesús transformó los cinco panes y los dos peces de un muchachito en comida para miles de personas, la gente reunida reconoció la naturaleza milagrosa del suceso, y quiso convertir al Señor en su rey (ver Juan 6:1-15).


Como el reino de Jesús «no es de este mundo» (Juan 18:36), Él se alejó. Al día siguiente, cuando lo encontraron, el Señor les reveló el error de sus motivaciones: «me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis» (6:26). Erróneamente, pensaron que el «Rey» Jesús les llenaría el estómago y liberaría a la nación. Pero les aconsejó: «Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece» (v. 27).


Una perspectiva terrenal nos hará ver a Jesús como un medio para alcanzar un fin. En realidad, Él es nuestro Pan de vida.
Señor, que no te busquemos solamente para solucionar problemas.
 

domingo, 16 de agosto de 2015

¿Quién tiene la solución?


Rodolfo y varios amigos del grupo juvenil acababan de hacer una presentación en mímica en el parque de una gran ciudad. Durante su conversación con una linda pareja, Rodolfo les explicó que el propósito de toda la mímica había sido ayudar a las personas a saber que necesitan a Jesús.

—Entonces para eso vinieron –—respondió la mujer—. Bueno, no necesitamos a Jesús para resolver nuestros problemas. Lo que necesitamos es ponernos de acuerdo como seres humanos. Los seres humanos son la verdadera solución a los problemas que tiene el mundo.

Rodolfo acaba de toparse con una manera de ver el mundo que es contraria a la Biblia, los creyentes y la iglesia. Es una idea llamada humanismo secular. Afirma que los seres humanos son tan super- poderosos que pueden resolver todos los problemas de nuestro planeta.

Al principio, esto parece tener sentido. Después de todo, no estamos esperando que los delfines, las ballenas, los cachorritos de focas ni los insectos microscópicos en peligro de extinción salven al mundo. Y todos nosotros —creyentes y no creyentes por igual— podemos trabajar para ayudar a otros. Pero, ¿podemos nosotros como seres humanos realmente resolver solos todos los problemas del mundo?

Es probable que hayas notado que ese plan deja afuera al Señor. Hay gente que argumenta que Dios no puede salvar al mundo porque Dios no existe.

Pero la idea de que podemos resolver nuestros problemas solos es una fantasía que no tiene en cuenta algunos factores importantes. La historia humana está atestada de ejemplos que demuestran que no podemos resolver nuestros propios problemas. ¡Piensa en personas y grupos como Adolfo Hitler, José Stalin, el Khmer Rojo, Idi Amín, el Ku–Klux–Klan y Osama bin Laden!

Algunos opinan que la única esperanza que tenemos para un mundo mejor es descartar todas las religiones y confiar en el poder mental humano para traer paz y felicidad al mundo. (La gente que quiere quitar y omitir toda mención de Dios en la vida pública está motivada por esa manera de pensar. Llevan la idea de “separación de la iglesia y el estado” a un extremo).

El apóstol Pedro se puso de pie y proclamó que Jesús —no la humanidad— es la única esperanza de salvación para el mundo. De toda las personas sobre la tierra —incluyendo a todos trabajando juntos— sólo Jesús tiene el poder para salvar.

Por supuesto, como humanos tenemos que hacer nuestra parte para librarnos de guerras y hambrunas, para luchar contra las enfermedades y las injusticias. Pero al final de cuentas, no podemos rescatarnos a nosotros mismos. ¡Necesitamos a Jesús!


Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Hechos 4:12



¿En qué consiste el error de pensar que los seres humanos pueden resolver todos los problemas del planeta?
 
 

ORA: Señor, guarda nuestra mente de pensar que alguna vez podemos vivir sin Jesús.

 

 

sábado, 15 de agosto de 2015

Ciudades Peligrosas



Esta semana  Mexico´s  Citizens´ Council for Public Security and Criminal Justice dio a conocer las 50 ciudades más peligrosas del mundo.

10. Barquisimeto, Venezuela. 64.72 homicidios por cada 100 mil habitantes.
9. Joao Pessoa, Brasil. 66.92 homicidios por cada 100 mil habitantes.
8. Guatemala, Guatemala con 68.40 homicidios por cada 100 mil residentes.
7. Fortaleza, Brasil con 72.81 homicidios por cada 100 mil habitantes.
6. Distrito Central, Honduras con 79.42 homicidios por cada 100 mil habitantes.
5. Maceió, Brasil con 79.76 homicidios por cada 100 mil.
3. Acapulco, México con 112.80 homicidios por cada 100 mil habitantes.
2. Caracas, Venezuela con 134.36 homicidios por cada 100 mil habitantes.
1. San Pedro Sula, Honduras con 187.14 homicidios por cada 100 mil habitantes.

La Biblia cita: "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos" (2 Timoteo 3:1)

Estamos viendo estas cosas suceder es porque estamos viviendo en “tiempos peligrosos”. Con solo fijarnos en los recientes acontecimientos, no solo aquí, sino también alrededor del mundo, no es difícil discernir que el mundo no esta caminando lentamente hacia el infierno, sino que esta corriendo hacia él. Con cada día que pasa el hombre se aleja más y más de la verdad de Dios, y escoge seguir doctrinas de demonios. Con cada día que pasa el enemigo de las almas abarca más territorio, y la razón principal por esto es porque los cristianos no estamos cumpliendo nuestra misión al 100%, sino que cumplimos cuando nos conviene. Es como la cita Famosa de Albert Einstein, quien no creía en Dios, sino que creía que Dios solo existía filosóficamente y que era abstracto e impersonal, y que dijo: “El mundo es un lugar peligroso, no por aquellos que hacen el mal, sino por aquellos que lo ven y no hacen nada”.

Ahora debemos preguntarnos, ¿Qué estamos haciendo para combatir el mal? ¿Estamos guardando la palabra de Dios? ¿Estamos testificando la palabra de Dios? ¿Estamos demostrando a través de nuestra actitud y comportamiento la gracia, poder y misericordia de Dios? Como nos dice el apóstol Pablo aquí, estamos viviendo en tiempos peligrosos, y como cristianos fieles tenemos que afirmarnos en nuestra fe. Ahora bien, el versículo que hemos citado  consisten de las señales de los últimos tiempos. Deseo aclarar que yo no estoy diciendo que estamos viviendo en los últimos tiempos, yo no sé, ni me toca saber cuándo será el tiempo del fin; pero lo que si estoy diciendo, y quiero que quede bien claro, es que estamos viviendo en tiempos peligrosos. Dile a la persona que tienes a tu lado: estamos viviendo en tiempos peligrosos.
Estamos viviendo en tiempos cuando el enemigo ha intensificado su ataque en contra de la humanidad, especialmente los cristianos, tratando de desviar nuestra atención de lo que la palabra de Dios claramente nos enseña. Y lo está haciendo a través de huecas filosofías y frases populares como: “políticamente correcto”. Pero como he repetido en numerosas ocasiones, los cristianos no estamos llamados a ser políticamente correctos, sino que estamos llamados a predicar la verdad de Dios al mundo. ¿Qué tenemos que predicarle al mundo?
Tenemos que predicar con convicción a Jesucristo como Hijo de Dios y el Salvador de nuestras almas. Tenemos que predicar que Satanás es un ángel caído, mentiroso, ladrón y asesino. Estas son las verdades de Dios; sin embargo, la verdad de Dios no es siempre articulada por los cristianos. Ahora debemos preguntarnos, ¿por qué no? ¿Por qué se nos hace tan difícil predicar la palabra de Dios?
 
La razón principal es porque los “…amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella…”, están cumpliendo su misión mejor que los cristianos cumplen la suya. En otras palabras, estas personas malvadas están lentamente destruyendo la obra de Dios, están haciendo lo malo aparentar bueno, y lo bueno aparentar malo. Pero todas estas personas deben saber que sus acciones tendrán su pago.
 
 Algunos de los científicos, políticos, y filósofos están siendo usados por los poderes de las tinieblas con gran precisión; ¿para qué?, para destruir por completo los principios morales, y los fundamentos bíblicos; preparando así el camino para que el anticristo. La realidad es que el mundo va  sin frenos hacia un precipicio. El mundo se encuentra sin rumbo o dirección, debido a las mentiras, falsa/mala información, y doctrinas de demonios. La realidad es que las personas ya no saben ni que creer. La mayoría de las personas creen que existe un ser supremo, pero a partir de ahí en adelante creen en numerosas otras cosas que no tienen sentido. La realidad es que el diablo ha causado, y continuara causando tanta confusión, que si los fieles cristianos no ejercemos extremo cuidado, es muy posible que caigamos enredados en su trampa. ¿Cuál es la respuesta? Como he repetido en numerosas ocasiones, la respuesta de todo cristiano fiel es creer en Jesucristo y confiar en sus palabras, él dijo . 
"Yo les dije esto para que encuentren paz en mí. En el mundo ustedes tendrán que enfrentar aflicción, pero, ¡sean valientes! Yo he conquistado al mundo". Juan 16:33. Biblia De Dios Para Todos.
 

 

viernes, 14 de agosto de 2015

El día en que Dios murió


El 8 de abril de 1966, la tapa de la revista Time preguntaba en letras en negrita: «¿Dios está muerto?». El artículo principal describía el trabajo de varios teólogos que ya no se adherían a los conceptos tradicionales de Dios. Coincidían al concluir que el Dios de nuestros padres no había sobrevivido a la aparición de los conceptos de la evolución y del control de la natalidad.

El debate que seguía no se relacionaba tanto con Dios, sino con nosotros. Estábamos atravesando una década turbulenta; nuestro mundo cambiaba. Una guerra poco popular en Vietnam incitaba el uso de adhesivos en los automóviles, que decían: «Cuestionemos la autoridad». La ciencia y la tecnología mejoraban nuestra vida y nos hacían perder conciencia de la necesidad de un Dios sobrenatural.

Otras razones para pensar que Dios está muerto. Los cuestionamientos a la imagen tradicional de Dios se multiplicaron en las décadas subsiguientes. No todos eran seculares. Las estafas a los consumidores en los programas religiosos por televisión expusieron al Dios de la Biblia al ridículo público. Las promesas de «bendiciones a cambio de dinero» asociaron el nombre de Cristo con fraudes que sugerían: «sea rico ya» o «adelgace de inmediato». Últimamente, en los medios públicos aparecieron pruebas de abusos por parte del clero. Con esos informes, surgieron historias de víctimas que, por esos abusos, ya no consideraban al Dios de la iglesia una opción real. Sin embargo, los iluminados por la ciencia o los desilusionados por los líderes religiosos no son los únicos que hablan de la muerte de Dios.

La Biblia también habla de la muerte de Dios. El Dios de la Biblia estaba tan conmovido por el daño que las personas se hacen a sí mismas, que ciertamente eligió morir por eso. En un determinado momento de la historia, el Dios eterno cerró Sus ojos y dejó de respirar. Bajo el peso de los pecados del mundo, Su cuerpo cayó agotado y sin vida. En aquel instante, Dios estaba muerto, no sólo según la percepción de otros, sino en un tiempo y en un lugar reales. Al afirmarlo, la Biblia va mucho más allá de las portadas y las páginas de la revista Time. En vez de preguntar: «¿Dios está muerto?», la teología bíblica nos deja un misterio que sobrepasa la comprensión humana (1 Timoteo 3:16). La segunda Persona de un Dios que es tres en uno se transformó en un hombre real para morir de verdad por nosotros (Juan 1:1-3,14; Filipenses 2:5-11).

A medida que se revela este incomparable drama, vemos que la muerte física no fue el mayor sacrificio de nuestro Señor. Aun antes de soltar Su último aliento en una cruz romana, soportó la oscuridad infernal de la separación espiritual de Su Padre celestial. Cuando los cielos se oscurecieron a mediodía, Su gemido angustiado hizo eco en las cámaras del cielo y de la historia: «¿Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (Mateo 27:46). Según la Biblia, nuestro Creador soportó esa muerte agonizante para venir a rescatarnos.

Lo que la muerte de Dios nos dice sobre nosotros mismos. Los que tendemos a considerarnos víctimas más que infractores podríamos inferir que la muerte de Cristo probablemente diga más de la maldad de otros que de nosotros mismos. Siempre podemos señalar a alguien que pensamos que nos dio una excusa para reaccionar sin amor. Pero, si nos detenemos en el sufrimiento de Cristo, obtenemos un cuadro diferente. Si la Biblia está en lo cierto, Él no murió solamente por los pecados de cualquier otra persona. Él murió por nosotros (Juan 3:16; Romanos 5:8). El dolor que soportó dice muchísimo sobre la extrema naturaleza de nuestra necesidad (Romanos 3:10-20). Cualquiera que quiera ser incluido en la muerte de Cristo debe admitir que, a los ojos de Dios, nuestros propios pecados están a la altura de quienes violan las leyes federales con delitos penados con la muerte. La magnitud de Su sacrificio dice que, sin Su intervención, seguiríamos siendo delincuentes condenados, sin esperanza y aguardando en el «pabellón de la muerte» lo que la Biblia denomina «la muerte segunda» (Romanos 6:23; Apocalipsis 20:14). Cómo la muerte de Dios puede ayudarnos a encontrar vida nueva.

Las Escrituras no dan esperanza para los que no creen que Cristo sufrió por ellos. Sin embargo, ofrece una vida completamente nueva para los que creen que Él vivió y murió en lugar de ellos. Tal como los que son incluidos en un programa de protección para testigos, aquellos que encuentran refugio en el Hijo obtienen una nueva identidad. En Él, se esconden los pasados problemáticos (Colosenses 3:3). Adoptan Su nombre, reciben Su Espíritu y se convierten en templos del Dios viviente (1 Corintios 3:16; 6:19).

Los que permiten que el Espíritu de Cristo se manifieste en ellos son un antídoto contra el concepto de que «Dios está muerto». Su felicidad y sus lágrimas se transforman en una muestra silenciosa del amor, el gozo y la paz de un Dios que está vivo y que extiende Su mano a la humanidad a través de Sus hijos. Nadie lo hace a la perfección, pero lo que más se necesita son personas imperfectas, angustiadas y agradecidas que cada vez tienen más deseos de permitir que Cristo viva Su vida a través de ellos (Romanos 8:11). ¿Cómo podemos lograr este compromiso? Comencemos mirando a Jesús nuestro Señor andando por el huerto de Getsemaní hacia la página central de la historia humana. En el camino, gime: «No se haga mi voluntad, sino la tuya». Luego, en medio de una multitud que gritaba, en una colina fuera de los muros de Jerusalén, voluntariamente soportó el peso eterno de nuestro pecado y de nuestra muerte; lo hizo por nosotros.

Padre celestial, no queremos dejar de agradecerte nunca el precio que pagaste por nosotros. Sin embargo, nos distraemos tan fácilmente. Ayúdanos en este día a renovar nuestra gratitud por la muerte de tu Hijo. Usa la consagración de este momento para dejar que tu vida se manifieste en nosotros - See more at: http://nuestropandiario.org/2011/04/el-dia-en-que-dios-murio/#sthash.8PP1e7IH.dpuf

jueves, 13 de agosto de 2015

Cómo Reaccionar?



… Dios os haya escogido desde el principio para salvación… 2 Tesalonicenses 2:13.

Mientras leía el mensaje en mi teléfono, empezó a subirme la temperatura y me hervía la sangre. Estaba a punto de responder con otro mensaje desagradable, cuando una voz interior me dijo que me calmara y que contestara al día siguiente. Después de dormir bien, el tema que me había molestado tanto parecía una tontería. Había reaccionado en forma desmedida porque no quería dar prioridad a las necesidades de otra persona. No estaba dispuesta a incomodarme para ayudar a alguien.

Lamentablemente, estoy tentada a responder con enojo más a menudo de lo que me gustaría reconocer. Con frecuencia, tengo que poner en práctica verdades bíblicas conocidas, tales como «airaos, pero no pequéis» (Efesios 4:26), y «no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros» (Filipenses 2:4).

Menos mal que Dios nos ha dado su Espíritu, quien nos ayuda en nuestra batalla contra el pecado. Los apóstoles Pablo y Pedro lo denominaron: «la santificación por el Espíritu» (2 Tesalonicenses 2:13; 1 Pedro 1:2). Sin su poder, estamos indefensos y vencidos. Sin embargo, con Él, podemos alcanzar la victoria.
 
Señor, gracias por estar trabajando en mí. Quiero que cambies mi corazón; que me ayudes a escuchar y a colaborar contigo.
 
El crecimiento espiritual del creyente es un trabajo de toda la vida.


lunes, 10 de agosto de 2015

Te Quiero Ayudar


Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores… (Santiago 1: 22).

La vívida descripción del periodista Jacob Riis de la pobreza en la ciudad de Nueva York en el siglo xix horrorizó a un público generalmente complaciente. En su libro, combinaba el texto con fotografías, a fin de que el cuadro fuera tan real que el público tomara conciencia de la angustiante existencia de la pobreza. Por ser el tercero de quince hermanos, pudo escribir con tanto realismo porque había vivido en ese mundo de terrible pobreza.

Poco después de publicar su libro, recibió una tarjeta de un joven que comenzaba su carrera política, que decía simplemente: He leído su libro y he venido a ayudar. Teodoro Roosevelt. Este político llegó a ser presidente de los Estados Unidos.

Según Santiago, la fe verdadera responde a las necesidades de los demás (1:19-27). Que nuestro corazón sea impulsado de la inacción a la acción, de las meras palabras a obras que las respalden. Los actos compasivos no solo ayudan a los hundidos en las dificultades de la vida, sino que también pueden ponerlos en condición de recibir el mensaje de nuestro Salvador, quien ve sus necesidades y puede hacer mucho más por ellos.
 
Señor, es tan fácil sentirnos abrumados, o juzgar a otros y negarnos a ayudar. Que veamos más allá de nuestros conceptos y circunstancias, y nos interesemos como tú lo haces.
Los demás sabrán qué significa «Dios es amor» cuando lo vean en nuestra vida.

domingo, 9 de agosto de 2015

Masa en el bol

Rut 2:1-12

Te ruego que me dejes recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas… (v. 7).
 
Mi hija y yo consideramos que los brownies son una de las siete maravillas del mundo culinario. Un día, mientras mezclábamos los ingredientes de nuestra receta favorita, mi hija me preguntó si podía dejar un poco de masa en el bol después de colocarla en el molde para hornear. Ella quería saborear lo que quedaba. Sonreí y le dije que sí. Después, agregué: «¿Sabes cómo se llama eso? Recoger y juntar. Y esto no comenzó con los brownies».

Mientras disfrutábamos los restos de nuestro proyecto de cocina, le expliqué que Rut había recogido las sobras de los granos, para que ella y su suegra Noemí tuvieran qué comer (Rut 2:2-3). Como ambas eran viudas, habían regresado a la tierra de Noemí. Allí, Rut conoció a Booz, un acaudalado terrateniente, y le pidió: «Te ruego que me dejes recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas» (v. 7). Él accedió generosamente y les dijo a sus empleados que dejaran caer granos a propósito para ella (v. 16).
Tal como Booz, quien dio a Rut de la abundancia de sus campos, Dios también nos provee generosamente. Sus recursos son infinitos, y derrama sus bendiciones para nuestro beneficio. Con generosidad, nos alimenta, tanto física como espiritualmente. Toda buena dádiva proviene de Él.
 
Querido Dios, te alabo por ser mi proveedor.
 
Nuestras mayores necesidades no superan nunca los recursos ilimitados de Dios.


Jennifer Benson Schuldt.

http://odb.org/author/jenniferbschuldt/

sábado, 8 de agosto de 2015

Para Vencer El Temor

 
1   Dios, Dios mío eres tú;
    De madrugada te buscaré;
    Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
    En tierra seca y árida donde no hay aguas,
Para ver tu poder y tu gloria,
Así como te he mirado en el santuario.

Porque mejor es tu misericordia que la vida;
Mis labios te alabarán.
Así te bendeciré en mi vida;
En tu nombre alzaré mis manos.
Como de meollo y de grosura será saciada mi alma,
Y con labios de júbilo te alabará mi boca,
Cuando me acuerde de ti en mi lecho,
Cuando medite en ti en las vigilias de la noche.
Porque has sido mi socorro,
Y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
Está mi alma apegada a ti;
Tu diestra me ha sostenido.
Pero los que para destrucción buscaron mi alma
Caerán en los sitios bajos de la tierra.
10 Los destruirán a filo de espada;
Serán porción de los chacales.
11 Pero el rey se alegrará en Dios;
Será alabado cualquiera que jura por él;
Porque la boca de los que hablan mentira será cerrada.
 
Cada uno de nosotros experimentará momentos de temor. Negar el temor o tratar de ocultarse de él, no hará ningún bien. Cuando sienta que el temor comienza a apoderarse de usted, hágase las siguientes preguntas: ¿De dónde viene? (Usted sabe que no viene de Dios). ¿Me ha fallado Dios alguna vez? ¿Promete Él suplir todas mis necesidades? ¿Cumple Dios sus promesas?

Si leemos la Biblia, encontraremos innumerables historias de la fidelidad de Dios. Por ejemplo, el apóstol Pablo sufrió penurias, persecuciones, dolor, y toda clase de circunstancias terribles; sin embargo, pudo hacer la audaz declaración de que Dios lo entreteje todo para el bien de quienes lo obedecen (Ro 8.28). Esto es prueba fehaciente de que, para quienes confían en Él, Dios convierte cada dificultad, cada pérdida y cada separación en algo bueno.

En cualquier cosa que leemos en la Biblia —ya sea en una historia sobre Abraham, David, Job, Isaías, Jonás, Juan, Pablo u otros— vemos el amor constante de Dios y el cuidado que tiene de su pueblo. Su Palabra es una lámpara que nos da guía clara cuando las circunstancias son sombrías. Ofrece la mejor dirección que encontraremos. Cuando meditamos en ella, oramos con sus palabras, nos adherimos a ella, y la incorporamos a nuestra vida, su luz ahuyenta las tinieblas. Los salmos, en particular, son útiles para lidiar con el temor.

Dios, el soberano del universo, tiene el control de nuestra vida. No cometa el error de pensar que no lo tiene, simplemente porque Él no actúa de acuerdo con nuestra voluntad y nuestros planes. Si usted lee su Biblia y medita en ella, encontrará fortaleza verdadera en sus promesas.
 
 

viernes, 7 de agosto de 2015

Los Efectos Adversos Del Temor

Mateo 6.25-34

25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan;
29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.
30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?
32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.
33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

Todos sabemos que el temor produce ansiedad,  y que tiene consecuencias. Aquí tenemos algunas maneras de cómo el temor crea caos en nuestra vida y afecta a quienes nos rodean.

El temor ahoga los pensamientos y las acciones. Crea indecisión que resulta en paralización. He conocido a personas talentosas que postergan las cosas indefinidamente para no arriesgarse al fracaso. Las oportunidades perdidas causan erosión de la autoestima.

El temor puede ser un estorbo para los planes que Dios tiene para sus hijos. Cuando somos dominados por las emociones negativas, no podemos lograr los propósitos que Él tiene en mente para nosotros. La falta de confianza en uno mismo obstaculiza la fe en lo que el Señor puede hacer por medio de nosotros.

El temor puede llevar a hábitos destructivos. Para insensibilizar el dolor de la angustia y el desasosiego, algunos recurren a las drogas y al alcohol.

El temor roba la paz y el contentamiento. Cuando estamos siempre con temor, nuestra vida se centra en el pesimismo y la tristeza.
El temor crea dudas. Dios promete una vida abundante, pero si nos rendimos a las cadenas del temor, lo más probable es que no vivamos en la abundancia que Él ofrece.

Sin importar a lo que le tema, recuerde que Dios nunca le rechazará y desea darle respuesta a todas sus necesidades. Él alimenta las aves del cielo y viste la hierba con el esplendor de los lirios. ¿Cuánto más, entonces, cuidará de los que hemos sido hechos a su imagen? Nuestra única preocupación debe ser obedecer al Padre celestial, y dejarle las consecuencias.

miércoles, 5 de agosto de 2015

La Justicia y La Misericordia De La Cruz

Romanos 3.23-27

Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,
 siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,  a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados,  con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús.
 ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe.

La cruz de Jesucristo nos presenta un dilema. Si el Padre celestial es bueno y amoroso, ¿por qué dejó que su Hijo soportara la agonía de la crucifixión? Desde nuestra perspectiva humana, no hay nada de amoroso en esta escena. Pero, al mirar más allá de lo evidente, veremos una maravillosa demostración de amor.

Para comprender lo que sucedió en la cruz, tenemos primero que entender que el Señor es absolutamente recto y justo. Él siempre hace lo que es correcto, y nunca actúa en contra de su naturaleza o de su Palabra. En cambio, la humanidad es pecadora y merecedora del castigo eterno. Dios no podía simplemente decidir perdonarnos, porque entonces dejaría de ser justo —la justicia requiere que se reciba un castigo por el pecado. O bien el Señor tenía que condenarnos a todos a sufrir su castigo, o necesitaba idear un plan que satisficiera su justicia, pero al mismo que le permitiera mostrar misericordia.

Antes de la fundación del mundo, Él ya había ideado ese plan (Ap 13.8): Su Hijo inmaculado vendría al mundo en carne y hueso para llevar nuestros pecados. El Padre puso sobre Él toda nuestra culpa y todo nuestro castigo. Gracias a que el pago hecho por el Salvador satisfizo plenamente la justicia divina, el hombre pecador  puede ahora ser declarado justo. La justicia castigó al pecado, y la misericordia salvó a los pecadores.

No importa quién sea usted o lo que haya hecho, si acepta el pago de Cristo hecho a su favor, será salvo. La misericordia y el amor de Dios se demuestran por el mismo acto que pareció cruel y horrible. Este era el único plan que podía salvarnos, y el Hijo perfecto de Dios era el único calificado para dar su vida en lugar nuestro. Y además, el Señor Jesús lo hizo con gozo.

lunes, 3 de agosto de 2015

EL FAMOSO “DIOS ME DIJO”

No envié Yo  aquellos profetas, pero ellos corrían; Yo no  les hablé, mas ellos profetizaban. Jeremías  23:21.
 
El mal entendido de la palabra “Dios me dijo que lo hiciera” Cuantas malas decisiones se han justificado con esa declaración, Se casaron, se mudaron a otra ciudad, se cambiaron de Iglesia, se divorciaron.
 
Como sabes que fue Dios y no tu mente o tus emociones?

Aprenda a distinguir cuando su mente le habla y no Dios aplique el discernimiento espiritual por medio de su palabra.
 
1.- Cuando es tu mente la que te habla nunca es repentinamente o de repente.
Dios siempre habla repentinamente o de repente. Cuando la voz de Dios te habla es de repente y hasta te sorprendes, pero cuando esa voz es tu mente no te sorprendes, nunca te sorprendes.
 2.- La voz no es convincente. (no te convence); si es tu mente la que te ha hablado.
Cuando Dios te habla tienes convicción, solidez en su voz, firmeza. No te pedirá por favor, o te dirá discúlpame, te hablará con autoridad.
3.- Cuando la voz de Dios viene a través del Espíritu Santo es con un propósito; el de glorificar a Jesucristo. Cuando tu mente te habla, es para el beneficio de tu carne.
4.- Cuando tu mente te habla no hay razón para hablarte; Dios siempre tiene un propósito, siempre hay una razón porque Dios quiere mostrarte su palabra.
La voz de Dios tiene siempre un propósito, la voz de tu mente no la tiene.
 5.- Tu mente nunca te dirá que ores, nunca.
 6.- Tu mente nunca te dirá que leas Su palabra.
 7.- Tu mente nunca te dirá que des algo para Dios, que trabajes para Dios.
8.- La voz de Dios es permanente; pero la voz de tu mente se queda un instante  y después se va; lo olvidas; al próximo día se fue, o días después se fue lo que supuestamente Dios dijo.
9.- La voz de Dios te permite recordar todo lo que El té dijo, todo. Cuando escucho la voz del Señor en mi corazón recuerdo el incidente, el motivo, la  hora, el momento y la  manera de cómo me habló; pero cuando es mi mente al rato ya no me acuerdo muy bien  y hasta que desaparece totalmente.
 Su voz se planta en tu memoria, en tu corazón.
10.- La voz de tu mente no te produce paz, te produce preguntas.                                   
 
 
 

domingo, 2 de agosto de 2015

Ungidos Por Jehová


“Envió, pues, por él, y le hizo entrar; y era rubio, hermoso de ojos, y de buen parecer. Entonces Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es. Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá” (1 Samuel 16:12–13).


Jehová habló a Samuel su profeta y lo hizo con pregunta y respuesta (1 S. 16:1 cp. 16:2). La voluntad de Dios para con los creyentes muchas veces es pregunta y es respuesta (Éx. 3:11–12; Hch. 16:30–31).

Con una interrogante Jehová le confirma a Samuel que Saúl ya no era su voluntad para el pueblo. ¿Será usted o seré yo la voluntad de Dios en el ministerio donde estamos? ¿Nos habrá desechado Dios, pero todavía cumplimos con el tiempo de la posición? ¿Estaremos en posición sin ministerio?

La voluntad de Dios fue directa, pero no específica a Samuel: “Llena tu cuerno de aceite, y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de sus hijos me he provisto de rey” (1 S. 16:1).

A Samuel le llegó palabra de revelación en cuanto al lugar y a la familia, pero no al ungido. Dios le manifestó su voluntad progresiva. Entender la voluntad progresiva de Dios exige obediencia, tiempo y paciencia. Se necesita saber esperar en Él.

Ante la interrogante de Samuel y su temor a Saúl: “¿Cómo iré? Si Saúl lo supiera, me mataría” Dios le dio por excusa el propósito de que iba a ofrecerle sacrificio a Él y que ya allá invitaría a Isaí (1 S. 16:2–3).

Notemos las palabras de Dios: “y yo te enseñaré lo que has de hacer; y me ungirás al que yo te dijere” (1 S. 16:3). Samuel tenía que aprender lo que era la voluntad de Dios y tenía que hacer la voluntad de Dios. Nadie será el ungido porque quiera serlo o porque lo elijan como ungido; será el ungido porque Dios mismo lo elige y lo separa.

Una persona puede ser electa a una posición religiosa, pero solo Dios puede llamarla a esa posición. Esa es la razón por la cual hoy día tenemos tantos problemas con personas que han sido electas a posiciones sin llamado de Dios.


En 1 Samuel 16:5 leemos: “El respondió: Sí, vengo a ofrecer sacrificio a Jehová; santificaos, y venid conmigo al sacrificio. Y santificando él a Isaí y a sus hijos, los llamó al sacrificio”.

Cuando el profeta Samuel llegó a Belén, su presencia causó miedo. La llegada de los profetas era siempre un momento de preocupación, principalmente cuando se trasladaba fuera de su territorio profético. A eso se debe la pregunta de los ancianos de Belén: “¿Es pacífica tu venida?” (16:4).

Notemos que Samuel santificó a Isaí y a sus hijos y los convocó al sacrificio (16:5). Pero en esa ceremonia de consagración y en ese sacrificio de adoración faltaba David. Él ya estaba santificado por Dios mismo y era un adorador individual del Eterno.

El ungido debe ser seleccionado y elegido de un ambiente de santidad y adoración. El ungido debe ser una persona santa y que adora al Dios Todopoderoso. No es tanto dónde se adora, sino cómo se adora (Jn. 4:20–24).

El ungido aunque está en el campo del mundo, no es del mundo. Le pertenece a Dios (Jn. 15:19; 17:24; Gá. 6:14). El mundo no afecta al ungido que está en una buena relación con Dios; es el ungido quien afecta al mundo. La presencia de Jesucristo en el creyente es la que destaca a él o ella ante el mundo.

Santos y adoradores son la clase de personas que el Espíritu Santo está buscando para llenarlos de la gloria y la presencia divina.