martes, 11 de abril de 2017

¿Cómo Dios Cambia Nuestras Vidas?




 

¿Puedo Cambiar?

Siempre escuchamos a muchos decir que Dios los ha cambiado, ellos hablan acerca de la nueva vida que llevan, pero  te haces la pregunta ¿Por qué no creces espiritualmente? También te preguntas que a pesar que estas aprendiendo acerca de Jesucristo, no vives como él dice que debes vivir?. Por otra parte tal vez llevas muchos años como cristiano, pero aún el día de hoy no te sientes como un verdadero cristiano. 

¿Cuál será el problema?

Teorías Decadentes

Déjame decirte que hay cosas que pensamos que no son ciertas, ni están respaldadas por la palabra.
Una de las cosas que pensamos que suceden inmediatamente es que el cambio de vida sucede inmediatamente con la salvación. Todos venimos a Cristo Jesús pero pensamos que nuestras costumbres y carácter cambian seguidamente. Es un hecho que Jesucristo conmueve el destino eterno de aquel que le recibe, por esto creemos que el cambio debe ocurrir inmediatamente. El cambio en una vida puede ser gradual, puede ser rápido, eso va a depender de la personalidad, circunstancias y propósitos de Dios para la persona. Dios mudo el corazón de Saúl en un día, y fue convertido en otro hombre, pero él deseó buscar desobedecer a Dios. David era de un corazón de acuerdo al corazón de Dios pero Dios lo fue procesando poco a poco.  Pasa con un creyente, cuando este llega a la salvación entonces comienza un trabajo del Espíritu Santo con su carácter y corazón para transformarlo en la persona que Dios quiere que llegue a ser a la medida y plenitud de Cristo Jesús. La Biblia nos habla de que debemos transformarnos por medio de la renovación de nuestro entendimiento.

Otra idea que tenemos es que el cambio de vida sucederá poco a poco con el tiempo y que crecemos espiritualmente  con los años, cuanto más años tenemos en la salvación, somos más maduro, mientras tenemos menos años somos menos maduros.  Creemos que la fe siempre crece con el tiempo y que no se detiene, mientras más tiempo más fe. Esto no es verdad una persona puede tener toda su vida de conocer la salvación y ser un niño espiritual. Pablo tuvo que hablarles a unos hermanos de una iglesia en Asia y les dijo que solamente les dio leche y no comida sólida, porque eran niños espirituales a pesar de la cantidad de tiempo que tenían.

Otra idea que tenemos es que el cambio vendrá cuando intentamos y ponemos toda nuestra capacidad y voluntad en cambiar. Lo que creemos es que si lo intentamos con todas nuestras fuerzas lograremos cambiar. Esta idea esta errada.

Otra idea que solemos tener es que él cambio vendrá cuando lo hacemos solos. La idea de buscar a Dios solo, estar solamente con Él, aislarse, mucha oración solo, mucha palabra solo, ayunos solos. Pero esta idea también es una idea errada. Dios no nos cambia así.

En filipenses 2:13-14. Podemos encontrar cómo Pablo nos dice la forma que Dios nos cambia.
Porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito. Haced todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones.

La vida del creyente no es una experiencia de una montaña rusa, subir y bajar, en cambio es un proceso de Dios, en el que Dios se incorpora a nosotros. El cambio de Dios en nosotros sucede cuando Dios actúa en nosotros, nosotros actuamos en nosotros, otros creyentes actúan en nosotros, la palabra de Dios actúa en nosotros, el Espíritu de Dios actúa en nosotros y hacemos las cosas como Dios quiere que la hagamos. El cambio es iniciado por Dios, Él nos entrena, nos enseña, y lo hacemos en equipo, con nuestros hermanos.

Dios es el originador de  este cambio. Este proceso comienza cuando nos unimos al equipo de Dios.  La Biblia señala que somos  creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. Dios primero trabaja dentro de nosotros, luego pasamos a realizar obras diseñadas para nosotros. La fuerza y entusiasmo para realizar ese trabajo proviene de Dios el cual la produce en nosotros para que la queramos y la hagamos.

Cuando llegamos a la salvación comienza en nosotros el proceso por el cual el Espíritu Santo nos va restaurando, va conquistando áreas internas en nuestras vidas, áreas, que estaban dañadas las repara y restaura, áreas que estaban muertas, las resucita, áreas que estaban sucias las limpia. En nuestro interior comienza una lucha por el cambio. Nuestra vieja naturaleza no quiere el cambio, ahora nosotros poseemos una nueva naturaleza que puede presentar pelea a esta vieja naturaleza y estar de acuerdo a Dios.  Dios se va adueñando de nosotros y tomando cada pensamiento de rebeldía que se levanta en contra de su conocimiento. 

¿Cómo Se Produce El Cambio Interior?

Dios produce el cambio en nosotros a través de Su Palabra. Su palabra es útil para enseñarnos, guiarnos, corregirnos, instruirnos en justicia. Si queremos ver verdaderos cambios en nuestra vida tenemos que dejarnos influenciar por la Palabra de Dios y permitir que nos cambie y corrija.

Dios nos cambia a través del Espíritu Santo.  El Espíritu Santo está encargado de cambiarnos, de convencernos de todo lo malo, de llevarnos a la verdad y de consolar nuestras heridas y traumas. El Espíritu Santo nos enseña, a la medida que nos llena de energía y poder para realizar obras de bien. El Espíritu Santo nos lleva a la Palabra precisa que puede ayudarnos y nos hace descubrir la verdad de nosotros mismos, nos muestra cómo podemos progresar en el camino del reino y nos ayuda a limpiarnos.

Dios usa los problemas, las circunstancias, las heridas, los momentos de zozobra y tiempos difíciles para cambiarnos. El dolor te hace prestar atención, cada momento de dificultad dolor o angustia, venga de las circunstancias, las personas o del reino de las tinieblas Dios lo usará para cambiarte cada vez más a la imagen de Su Hijo Jesucristo.

Para cambiar tienes que trabajar. La Salvación es gratuita, el cambio requiere trabajo. Para cambiar necesitas hacerlo como si tienes que lograr un éxito en una competencia y necesitas prepararte, esta preparación es una preparación espiritual.

Intentar cambiar no es la idea de Dios. Prepararte para el cambio es lo que Dios te pide. Cuando la gente lo intenta, puede que lo logre o no lo logre, tal vez se canse o se desilusione y se dé por vencido. Cuando se trata de hacer algo que nunca se ha hecho no se puede solamente intentar, hay que tener una disciplina de entrenamiento, hay que esforzarse cada vez más para ir a la meta. Pablo lo ve como una carrera donde hay que entrenarse, y donde hay que poner toda la atención disciplina y constancia. Pablo lo hace ver como aquel que quiere vivir una vida militar, entonces deja todo lo demás y se enfila hacia su meta final.  La disciplina es una de las herramientas que Dios usa para cambiarnos, la usamos nosotros mismos para cambiarnos, la usan nuestros hermanos para cambiarnos. 

Para cambiar necesitas de enseñanzas. La palabra dice que mi pueblo perece porque le faltó conocimiento. Pablo fue el maestro, los demás sus discípulos, los alumnos deben ser fieles a las enseñanzas de sus maestros si quieren cambiar. Jesucristo les enseñó a sus discípulos, Moisés a Josué. El cambio ocurre cuando nos sometemos bajo la dirección de otro que sabe más que nosotros, que nos guía con su experiencia y que nos da de lo que tiene para ayudarnos a cambiar. Cuando nos abrimos a ser enseñados mostramos que estamos cambiando hacia la madurez. Las grandes tragedias del pueblo de Dios fue no seguir a sus líderes espirituales. El maestro debe preparar la enseñanza para que sea digerida por el alumno, el alumno debe comer esa enseñanza y digerirla, el maestro puede darla pero no puede digerir por el alumno.

El cambio ocurre cuando nos integramos a un equipo y somos afectados por la manera de pensar de ese equipo. “Dime con quién andas y te diré quién eres” es una frase muy conocida. Las acciones de otras personas pueden hacer que una persona cambie su forma de pensar y actuar. Cuando nos integramos a otros creyentes, que son el cuerpo de Cristo entonces comenzamos a cambiar, los hacemos parte de nuestras vidas, les amamos, les ayudamos, son más que nuestra familia, pensamos cada momento en ellos, oramos por ellos, son parte de nosotros y nosotros somos parte de ellos. Hacemos las cosas espirituales juntos, adoramos juntos, aprendemos juntos, pedimos a Dios juntos y lloramos juntos, pero también nos alegramos con los demás. La palabra señala que el que no ama a su hermano no conoce a Dios.

¿Deseas cambiar pero hay cosas que te frenan?

¿Estás apoyando tu vida en la palabra de Dios?

¿Estás dejando que sea el Espíritu Santo que te hable a tu corazón?

¿Ante el dolor, el sufrimiento, los momentos difíciles prestas atención a lo que Dios quiere decirte?

¿Estas trabajando con disciplina y entrenándote en tu vida espiritual?

¿Eres dócil para recibir las enseñanzas de tus maestros espirituales o eres rebelde?

¿Estás integrado a otro creyente para buscar a Dios, alabarle. Amas a tus hermanos en la fe?

Dios puede cambiar tu vida pero debes permitírselo…

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