miércoles, 5 de abril de 2017

quién es fuerte sino nuestro Dios?

...Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas: yo soy el primero y el último
Rev 1:17.

Dios es el primero, antes de que todo fuera creado ya Él existía. Señor, tú siempre has existido. Mi santo Dios, tú nunca morirás. Señor, ¿elegiste a Babilonia para hacer justicia? Roca* mía, ¿creaste a Babilonia para castigar a Israel? Habacuc 1:12.

El dice:

..."Yo soy el primero y el último;
fuera de mí no hay otro dios. Isaías 44:6.

Cuando Él existía antes de que creara todo, buscó a otro Dios y no había nadie, no havía nada creado, sólo Él existía. 



Porque ¿qué Dios hay sino Jehová? ¿O quién es fuerte sino nuestro Dios?
2 Sam 22:32  Dios vino al mundo como niño, sin embargo conservaba todo su poder, sabiduría  y eternidad.


Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro: y llamaráse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.
Isaiah 9:6 (RV1909)


Jessucristo es nuestro Sumo sacerdote e intercede por nosotros. El nos comprende y nos ayuda en todo.
 
Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Hebreos 4:15,16.

Ustedes no se acercaron, como los israelitas, a algo que se podía tocar y que ardía en llamas, donde había oscuridad, tinieblas y tempestad... Ustedes, por el contrario, se han acercado al monte Sión, y a la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, y a muchos miles de ángeles reunidos para alabar a Dios, y a la comunidad de los primeros hijos de Dios inscritos en el cielo. Se han acercado a Dios, el Juez de todos, a los espíritus de los hombres buenos que Dios ha hecho perfectos, a Jesús, mediador de una nueva alianza, y a la sangre con que hemos sido purificados, la cual nos habla mejor que la sangre de Abel. Hebreos 12:18,22-24.



Debemos mantener nuestra fe puesta en Jesucristo en todo momento.


Fijemos nuestra mirada en Jesús, en quien empieza y termina nuestra fe. Él sufrió la muerte en la cruz y aceptó la humillación como si no fuera nada. Pudo hacerlo por el gozo que le esperaba: sentarse a la derecha del trono de Dios.
Heb 12:2


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