…serán hijos
de Dios, limpios y sin falta viviendo entre gente perversa y mala. De esa forma
brillarán entre ellos como estrellas en un mundo de oscuridad. Ustedes les están ofreciendo un mensaje de
vida… Filipenses 2:15,16.
Un hijo de
Dios debe andar sin reprensión en todos
los mandamientos y estatutos del Señor. Sin santidad nadie verá al Señor. Los
dos ancianos que ministraban en el templo, eran irreprensibles y Dios les
permitió ver con sus ojos al mesías. Todo aquel que se esfuerza por mantener un
corazón puro para Dios, Dios le dará las fuerzas para vencer todo mal y
tentación. Lucas 1:6.
Jesús los
fortalecerá hasta el final para que el día en que regrese nuestro Señor
Jesucristo sean encontrados sin ninguna culpa. 1 Corintios 1:8.
Él que
sostiene a los justos es Jehová. Porque el Señor conoce la intención de sus
corazones. Todo esto lo hace Dios con el fin de presentar, una iglesia en toda
su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que sea
santa y pura.
La sangre de
Jesucristo nos limpia de todo pecado, nuestro corazón debe estar dispuesto a
buscar las cosas de Dios y no buscar las cosas de este mundo, ni el pecado. Nuestra
actitud no debe ser en busca del pecado debe ser en busca de lo puro y bueno de
Dios.
Dios se
encargara de santificarnos en todo; para que nuestro espíritu y alma y
cuerpo sea guardado entero sin reprensión para la venida de nuestro Señor
Jesucristo.
Como sus hijos
debemos guardar la fe con limpia
conciencia. Si somos sometidos a pruebas no debemos temer o molestarnos porque
si somos irreprensibles entonces podemos servir en el reino de Dios.
Cuando
alguien anda en error o pecado debemos exhortarle, aconsejarle y decirle que lo
que está haciendo es malo y no le conviene. Como creyente debes decirles estas
cosas, para que sean irreprensibles y salvarlos.
Procuren con diligencia ser hallados por él sin mancha
e irreprensibles, en paz. (2 Pedro 3:14) Muchos dicen que es el Espíritu Santo que hace todo y que te convierte en una persona pura. El apóstol Pedro nos dice que nosotros debemos procurar, ser diligentes y poner todo nuestro empeño en desarrollarnos como personas puras. Es cierto que el Espíritu Santo hace la obra en ti. Pero hay un trabajo de restauración en tu vida que necesita de tu participación para que alcances esa pureza que Dios quiere en ti. Si lo puedes hacer, porque Dios te da la fuerza y te ayuda a lograrlo aunque muchas veces parece dificil, el promete que estará contigo para que cada paso que des sea un paso bendecido, productivo y lleno de pureza y santidad.
Salmos 37:17,
Salmos 1:6, 139:1, 1 Tesalonisenses 5:23, 1 Timoteo 3:9,10, 1 Timoteo 5:7, 2 Pedro 3:14.
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