martes, 7 de agosto de 2018

Deleitate En Su Palabra y Serás Bienaventurado




…en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.
Salmos 1:2 

La palabra traducida como delicia es en hebreo la palabra “chaphets” que significa placer, deseo, cosa valorada, aceptable, cosa deseada, placentera, propósito. 

La persona de Dios es bienaventurada porque para ella la palabra de Dios es una delicia. Es un placer leerla, meditarla, estudiarla, memorizarla, comprenderla. Que tan poco se sabe hoy en día acerca de la palabra de Dios. Es uno de los libros más vendidos en la historia y en la actualidad es el libro que más buscan las personas, pero hasta allí llega todo, las personas lo buscan lo compran, lo tienen en sus casas, en sus oficinas, en sus carros, sin embargo es uno de los libros menos leídos, estudiados y analizados. ¿Para qué la gente se compra una Biblia si no va a leerla? Esta pregunta puede tener varias respuesta, pero nos quedaremos con ellas para para ocasión.

Lo que podemos apreciar en este pasaje es que la persona bienaventurada se complace en la palabra de Dios. A muchos les cuesta oír la palabra, otros les aburre, la mayoría ni la entienden. Sin embargo la persona bendecida se deleita en la palabra. Todos queremos ser bendecidos, pero cuántos sentimos un verdadero placer en la palabra de Dios. 

El salmista expresaba esta sensación en sus salmos.

El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado; Y tu ley está en medio de mis entrañas. Salmos 40:8.

El Salmista podía pasar horas leyendo la palabra y no sentía cansancio, podía meditar en ella con agrado, con deseo y pasión. Cuando la palabra llega a ser una pasión en la vida del creyente, entonces será bienaventurado. No fue que el salmista idolatraba la Biblia, sino que encontró en ella las llaves para acercarse a Dios, para agradar al Señor y para saber lo que a Dios le gusta y le satisface.

El salmista encontró en la palabra su pecado, fue confrontado y se arrepintió, aprendió que la Biblia aconsejaba guardarse de lo malo, entonces él decidió guardar esa palabra en su corazón para no pecar en contra del Señor.

En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti. Salmos 119:11.

Cuando amamos a alguien buscamos conocer las cosas que afectan a esa persona para no causarle dolor en su corazón. De la misma forma el salmista buscó en la palabra las cosas que no le agradaban a Dios, para no causarle dolor a su corazón. 

Guíame por la senda de tus mandamientos; Porque en ella tengo mi voluntad. Salmos 119:35.

Tener la voluntad en la palabra nos lleva a caminar en el camino hacia Dios. La voluntad de alguien puede estar guiada por sus emociones o por sus pensamientos, sin embargo para aquel que es bienaventurado, su voluntad está guiada por la palabra. Las decisiones de una persona pueden llevarle, al fracaso, dolor y tristeza, pero cuando las decisiones están basadas en la palabra de Dios hay victoria, alegría y propósito.

Debemos entender el valor tan grande que tiene la palabra de Dios. No hay oro  ni plata que puedan llegar a la medida de la palabra de Dios si los pudiéramos equiparar.  Cuando entendamos esto, las cosas materiales serán superfluas frente a la palabra. Muchos dicen tener a la palabra en alta estima, sin embargo podemos ver que en la realidad ellos tienen  a la palabra por poca cosa. Ellos no van a oír la palabra cuando es expuesta por alguien que Dios ha escogido, ellos no leen la palabra, ellos no tienen tiempo para dedicarle a la palabra, por consecuencia sus vidas no serán bienaventuradas, por más fórmulas mágicas, aparentemente proféticas, o imaginaciones que ellos se fabriquen para ser bienaventurados, sus vidas siempre tendrán un bajón, un descalabro, algo que no les permite permanecer en la bienaventuranza.

Mejor me es la ley de tu boca, Que millares de oro y plata. Salmos 119:72.

El Salmista encontró en la palabra un gozo mayor. 

Cuantas veces nos gozamos por cosas que son pasajeras, que al otro día ya no tienen la misma importancia. El salmista se gozó por andar en el camino de la palabra, andar sobre la palabra trae un gozo inmenso, la riqueza puede traer una alegría momentánea, pero andar en la palabra trae una bendición mayor.  Cuando gozamos de algo es porque ese algo nos hace disfrutar, nos hace sentir bien, nos emociona, al principio sólo conocemos parte de  las bondades de la palabra de Dios pero luego al ir conociendo sus profundidades, sus beneficios, sus bendiciones, sus secretos, su poder, sólo esperamos el momento de estar nuevamente ante la palabra para que nos revele más acerca del Padre, solo queremos gozarnos cuando ella nos habla de lo grande que es nuestro Dios de sus proezas, de su gloria y de su majestad, la palabra nos lleva a otras dimensiones de verdad y hace que en nuestro ser interior se reflejen como si se tratara de una pantalla, las maravillas de nuestro Dios y de sus grandes hazañas y prodigios. Como niños pequeños quedamos asombrados de lo que es capaz de revelarnos la palabra y estamos expectantes ante lo que Dios nos quiere mostrar a través de ella.

Heme gozado en el camino de tus testimonios, Como sobre toda riqueza.  Salmos 119:14.

El salmista se deleitó en la palabra porque pudo experimentar  en medio de aflicciones, crisis y derrotas el consuelo y apoyo. Dios actuó por medio de la palabra para llevarle aliento y fuerzas. Cuando no disfrutamos la palabra entonces no podemos prestarle atención cuando estamos atravesando crisis en nuestra vida. Nuestra vida se verá expuesta a las presiones, los contratiempos, y sólo aquello que nos place es lo que podemos hacerle caso y podemos relajarnos y depositar nuestro corazón.  Aquello que no tiene importancia en nosotros y no ocupa un buen lugar no puede influenciarnos ni animarnos. 

Cuando una persona anda en algún problema y Dios le muestra la solución a ese problema, ella no podrá verlo pues la palabra no está en el nivel en su vida para que ella le preste atención. Una persona puede estar enferma pero no le agrada aquella medicina que puede salvar su vida, y decide no tomarla, por consecuencia no tendrá la sanidad en su cuerpo. A alguien que no le agrade la palabra no podrá gustar de las bendiciones que hay en ella.

Si tu ley no hubiese sido mis delicias, Ya en mi aflicción hubiera perecido. Salmos 119:92.

Aflicción y angustia me hallaron: Mas tus mandamientos fueron mis deleites. Salmos 119:143.

Del mandamiento de sus labios nunca me separé; Guardé las palabras de su boca más que mi comida. Job 23:12

Hay muchos cristianos que no crecen espiritualmente, porque no tienen deseos de la palabra. Una características de los niños es que desean la leche materna, así una característica de los niños espirituales es su deseo inmenso por aprender de la palabra.
Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual, sin engaño, para que por ella crezcáis en salud. 1 Peter 2:2.

La ley de Jehová es perfecta, que vuelve el alma: El testimonio de Jehová, fiel, que hace sabio al pequeño. Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón: El precepto de Jehová, puro, que alumbra los ojos. El temor de Jehová, limpio, que permanece para siempre; Los juicios de Jehová son verdad, todos justos.  
Salmos 19:7-9
La palabra te hace volver de tu mal camino.
La palabra hace sabio al más pequeño.
La palabra alegra el corazón.
La palabra permanece inalterable y sus promesas permanecen en el tiempo.
La palabra te lleva a la justicia.

MEM. ¡Cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.
Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos; Porque me son eternos. 

Más que todos mis enseñadores he entendido: Porque tus testimonios son mi meditación. 
 Más que los viejos he entendido, Porque he guardado tus mandamientos. 
 De todo mal camino contuve mis pies, Para guardar tu palabra. 
 No me aparté de tus juicios; Porque tú me enseñaste.
¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca.
De tus mandamientos he adquirido inteligencia: Por tanto he aborrecido todo camino de mentira.
NUN. Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.
Salmos 119:97-105.

Solamente te esfuerces, y seas muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó: no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendieres. 

El libro de esta ley nunca se apartará de tu boca: antes de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito: porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. Josh 1:7-8 

·        Cuida de hacer conforme a  la palabra.
·        No te apartes de la palabra en ningún momento.
·        La palabra debe de estar de continuo en tu boca.
·        Cuando haces todas estas cosas haces prosperar tu camino y todo te sale bien.


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