viernes, 25 de noviembre de 2016

El glorioso Señor será para nosotros un lugar de grandes ríos y arroyos



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Isaías 33:21


Grandes ríos y arroyos producen fertilidad, abundancia y beneficios en la tierra. Los lugares cercanos a los ríos anchos son notables por la variedad de sus plantas y sus abundantes cosechas. Dios es todo esto a Su Iglesia. Tener a Dios es tener  abundancia. 

¿Qué se puede pedir que Él no lo pueda dar? Si, ya lo sabes, lo malo, el pecado, las cosas que Dios por Su Santidad no hace, ni da.

"El  Señor de los Ejércitos puede hacer para todos un banquete de cosas deliciosas". 

¿Quieres el pan de la vida? 

Te puede Caer como el maná desde el cielo. 

¿Quieres refrescantes arroyos? 

La roca de donde fluye el agua te sigue, y esa Roca es Cristo. Si usted sufre por cualquier deseo; Si estás estrecho, cuando lo tienes en tu vida no estás estrecho en él. Grandes ríos y arroyos también apuntan a los negocios, comercios y empresas. Nuestro glorioso Señor es para nosotros un lugar de donde brota todo tipo de buena mercancía celestial. 

A través de nuestro Redentor tenemos comercio con el pasado; La riqueza del Calvario, los tesoros del pacto, las riquezas de los tiempos antiguos de la elección, los almacenes de la eternidad, todos vienen a nosotros por el amplio torrente de nuestro Señor misericordioso. 

También tenemos comercio con el futuro. ¡Qué naves, tan cargadas hasta el tope, nos llegan desde el milenio! ¡Qué visiones tenemos de los días del cielo sobre la tierra! A través de nuestro glorioso Señor tenemos comercio con ángeles; Comunión con los espíritus brillantes lavados en sangre, que cantan delante del trono; Mejor aún, tenemos comunión con el Infinito. 

Los ríos anchos están especialmente destinados a establecer la idea de seguridad. 

Los ríos eran en la  antigüedad una defensa. Oh! Amado, ¡qué defensa es Dios a su Iglesia! El diablo no puede cruzar este ancho río de Dios. El enemigo  deseaba poder cambiar la corriente, pero no puede, porque Dios permanece inmutablemente igual. 

Satanás puede preocuparse, pero no puede destruirnos; Ningún barco con remos invadirá nuestro río, ni una barco de guerra o portaaviones  pasará por allí.

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