En el pasaje bíblico de hoy, Dios nos enseña acerca de su relación con sus hijos. Dice que Él hará con nosotros lo que hace un alfarero cuando trabaja con arcilla; y que, al igual que la arcilla, estamos en sus manos.
Dios nos trata de dos maneras. Primero, nos moldea a imagen de su Hijo Jesucristo. Segundo, nos moldea para que colaboremos en la edificación de su reino. Nuestra parte, como la arcilla, es someternos a su propósito. Como el Alfarero, Él puede quitar algo de nuestra vida, acelerar el ritmo hasta que nos sintamos fuera de control o rehacer drásticamente nuestra manera de vivir para que vayamos en una dirección distinta. Nuestra responsabilidad es aceptar cualquier cambio del Maestro Alfarero.
Podemos hacer esto con confianza, porque estamos en las manos de Dios. La Biblia las describe como:
• Manos creativas cuyo experto trabajo se ve en la naturaleza.
• Manos llenas de justicia.
• Las manos que dan y quitan vida.
• Manos fuertes y poderosas que rescataron a Israel de Egipto, y a nosotros de la esclavitud del pecado.
• Manos que nos protegen.
• Manos que fueron perforadas para que pudiéramos ser hechos nuevos.
• Manos llenas de justicia.
• Las manos que dan y quitan vida.
• Manos fuertes y poderosas que rescataron a Israel de Egipto, y a nosotros de la esclavitud del pecado.
• Manos que nos protegen.
• Manos que fueron perforadas para que pudiéramos ser hechos nuevos.
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