Deuteronomio 4.6, 7
Todo el mundo conoce la tragedia de familias desintegradas, y de la
discordia doméstica resultante. La conducta inmoral y rebelde de
algunos adolescentes, e incluso de algunos padres, es deplorable. Sin
embargo, debemos recordar que para muchos de ellos la falta del afecto
normal que debe caracterizar a todos los hogares fue un factor que los
marcó profundamente. Por desgracia, son muchos los hogares que carecen
de un padre que sepa cómo expresar amor y apoyo.
Lo vemos en la Biblia con padres como David, que parecían no tener
plena conciencia de cómo fomentar fuertes relaciones emocionales con sus
hijos. Esta capacidad es vital si queremos mantener conectadas y
saludables a nuestras familias. Y es aun más importante, ya que tenemos
el deber de mostrar el carácter de Dios a nuestros hijos. Si papá es
percibido como un padre que humilla, o es pasivo y distante, ¿es
extraño que los hijos no quieran tener nada que ver con el Padre
celestial?
Es posible que los padres no se sientan preparados de manera natural
para solucionar este problema, pero pueden comenzar con palabras
sencillas de aprecio, tales como: “Te quiero” o “Has hecho un buen
trabajo”. A veces, el amor se expresa sólo pasando tiempo con nuestros
hijos, y haciendo cosas con ellos o para ellos. Y no olvide el afecto
físico. En algunos casos, un abrazo o un brazo alrededor del hombro
abrirán el corazón de un hijo con más rapidez que cualquier otra cosa.
Descubra lo que funcione mejor para cada uno de sus hijos, y
demuéstreles que les ama —eso podría ser crucial para sus vidas.
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