miércoles, 13 de mayo de 2015

El Enemigo Real


Hay una guerra espiritual que se libra en todo el mundo. Nosotros, como creyentes, debemos reconocer que nuestro enemigo es muy real, pero que, por medio de Cristo, tenemos el poder para luchar con efectividad.

Las Sagradas Escrituras declaran que Satanás y todo un imperio de espíritus malignos se oponen a Dios y a su reino. Sin embargo, los enemigos son ángeles caídos; aunque no debemos subestimar sus capacidades, no debemos dejarnos engañar creyendo que su poder es más de lo que realmente es. Los ángeles caídos no pueden rivalizar con Dios. Cuando el Señor reprendía a las fuerzas demoníacas que atormentaban a las personas, se veían obligadas a obedecer. Jesús dio a sus discípulos autoridad sobre estos espíritus  (Lucas 10.17-20), y Él da la misma autoridad a sus seguidores hoy. Primera de Juan 4.4 dice que, por medio del Espíritu Santo, ya hemos vencido al enemigo, “porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”. Sin embargo, si no tomamos la posición que tenemos en Cristo, nos sentiremos agobiados y derrotados.

Aunque Satanás no puede apoderarse de nuestras almas, tratará de hacernos inefectivos. Cuando cedemos a la tentación, él puede decir: “Eres un débil e indigno pecador que nunca serás capaz de servir realmente a Dios”. Si creemos tales acusaciones, corremos el doble riesgo de dejar de escuchar la voz de la Verdad y de olvidar nuestra verdadera identidad en Cristo. En vez de eso, podemos resistir al diablo (Santiago 4.7), y decirle: “¡Rechazo tus mentiras y te reprendo en el nombre del Señor Jesús! Más aun, llevo cautivo ese pensamiento a Cristo” (2 Corintios 10. 5). ¡Tenemos esa autoridad!

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