Y el SEÑOR lo miró, y
dijo: Ve con esta tu fuerza, y libra a Israel de la mano de los madianitas. ¿No
te he enviado yo?
(Jueces 6:14 LBLA)
¿Cómo miró el Señor a
Gedeón?
Dijo el apóstol
Juan …Y me volví para ver de quién era la voz que hablaba conmigo … Cuando lo
vi, caí como muerto a sus pies. Y Él puso su mano derecha sobre mí, diciendo: No temas… Después de esto
miré, y vi una puerta abierta en el
cielo; y la primera voz que yo había oído, como sonido de trompeta que hablaba
conmigo, decía: Sube acá… (Apocalipsis
Capítulo 1 y 4.)
Y miré, y oí la
voz de muchos ángeles alrededor del trono y de los seres vivientes y de los
ancianos; y el número de ellos era miríadas de miríadas, y millares de
millares, que decían a gran voz: El
Cordero que fue inmolado digno es de recibir el poder, las riquezas, la
sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza. Y a toda cosa creada que está en el cielo,
sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que en
ellos hay , oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la
alabanza, la honra, la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Y los cuatro seres vivientes decían: Amén. Y
los ancianos se postraron y adoraron. Apocalipsis 5
Mirad a mí, y sed salvos,
todos los términos de la tierra,
porque yo soy Dios, y no hay más.
Isaías 45:22
Cuando nosotros extendemos nuestra mirada hacia Dios entonces
somos salvos. Mirar a Dios cambia nuestra condición. Pero cuando Dios nos mira
sus ojos en los nuestros, su mirada, diciéndonos lo que somos internamente y lo
que podemos hacer. No mira las imperfecciones mira el valor, la integridad, lo
santo, lo bueno en nosotros.
Su mirada transmite lo que Él es, muchos dicen que los ojos
son el espejo del alma. Los ojos de Jesucristo revelan su grandeza su potencia,
su hermosura, su riquezas, su sabiduría,
su fortaleza, su honor y su gloria.
Señor, mírame este día, y líbrame de mis problemas y
conflictos.
El Señor lo miro y desató la increíble fuerza que poseía Gedeón
"Vete en esta tu fuerza", nosotros creemos que somos débiles, que no
servimos para nada, porque alguien nos dijo algo, o nos hizo algo o nos ha
sucedido algo desagradable entonces creemos que no servimos, que estamos
acabados, que no podemos. Dios había mirado poder en Gedeón, y él no tenía otra
opción más que usarlo, y salvar a Israel luchando en
contra de los madianitas. Muchas veces oramos y oramos pedimos y pedimos hasta
el cansancio, pero no hemos tomado el tiempo para ver el rostro de Dios y ver
sus ojos y poder descubrir el potencial tan grande que Dios ha puesto en
nuestro interior. Señor tiene que hacer muchas cosas en nosotros y lo seguirá
haciendo. Pero si Él me ha mirado, ya soy fuerte Él ordena a Su pueblo que
proclame “diga el débil fuerte Soy”. Entonces por medio de la fe ejerceré este
poder que me ha sido dado.
En Su nombre debo ir, no quedarme paralizado, estancado o
pensando. No debo pensar que no podré hacerlo, no debo pensar que fracasaré, no
debo creerle a lo que dicen los demás, debo creerle a mi Señor que me ha dicho
anda que los vencerás.
Hoy el Señor te pregunta ¿No te he enviado? ¿Qué le
responderás?
Tu respuesta creo que será: Sí, Señor, tú me enviaste, y yo
iré en tu fuerza, venceré en tu nombre. A tu mandato yo voy, y estoy plenamente
seguro de que tú conquistarás por mí.
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