Un hombre tenía dos hijos; Y el menor de ellos dijo a su padre: Padre,
dame la parte de la hacienda que me pertenece: y les repartió la hacienda. Y no muchos días después, juntándolo todo el
hijo menor, partió lejos a una provincia apartada; y allí desperdició su
hacienda viviendo perdidamente. Y cuando
todo lo hubo malgastado, vino una grande hambre en aquella provincia, y comenzó
a faltar. Y fue y se llegó a uno de los
ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que
apacentase los puercos. Y deseaba
henchir su vientre de las algarrobas que comían los puercos; mas nadie se las
daba. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos
jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de
hambre! Lucas 15:11-17.
Cuando malgasta la herencia que te fue entregada.
Muchos hoy se encuentran en grandes aprietos, pues han
derrochado las bendiciones que Dios les ha dado. Dios nos da muchas bendiciones
vida, habilidades, dones, talentos, inteligencia, salud, fuerza, recursos entre
muchos otros. Sin embargo a pesar de tantas cosas que Dios nos ha dado, no
supimos utilizar, y lo que hicimos fue usarlos para cosas que no correspondían
a nuestra naturaleza y propósito.
Cuando no sabemos hacer buenas inversiones, los días malos descubrirán
nuestra verdadera capacidad. El padre podría representar a nuestro Señor, en el
reino de Dios nunca hay necesidad, ni falta nada, en cambio hasta los menores
gozan de grandes abundancias. Muchos se han alejado de Dios andando en sus
pasiones y deseos, pero se han metido en una gran espiral de desdichas, crisis
y pobreza. Afortunadamente este joven se dio cuenta que en la Casa de su
padre muchas moradas hay, mucho alimento
hay y hay lo más importante está el padre esperando con amor y ternura. Sí te
has apartado del Señor que es tu Padre celestial, es el tiempo de volver y de
disfrutar el amor que él te ofrece porque él te espera cada día, no seas
orgulloso y regresa a casa, hay alguien que te ama y se interesa por tu bien.
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