viernes, 23 de junio de 2017

El Espíritu Santo Es Tu Consuelo



El nombre dado por Cristo al Espíritu Santo. En la palabra original es Paracleto, y significa primer Defensor, defensor, ayudante, fortalecedor, así como consolador. Se refiere a que el Espíritu Santo nos da consuelo, aliento y nos reconforta en situaciones críticas.

...yo os digo la verdad: Os es necesario que yo vaya: porque si yo no fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si yo fuere, os le enviaré. Juan 16:7 

Hay personas que  nos alivian las penas. Pero a veces las cosas se ponen tan difíciles que ni aún ellos pueden ayudarnos en nuestro dolor. El único que puede hacerlo es el Espíritu Santo en todo momento. Si queremos recibir su consuelo tenemos que confiar en él.

El Espíritu Santo también nos da testimonio y nos indica que somos hijos de Dios.

Porque el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios. Romanos 8:16.

 “Se venden cinco gorriones por dos monedas de poco valor, ¿no es verdad? Sin embargo, ni uno de ellos está olvidado delante de Dios. Pero hasta los cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. No tengan temor; ustedes valen más que muchos gorriones” (Lucas 12:6, 7). 

Tenemos un valor enorme para el Espíritu Santo.

“Con un amor hasta tiempo indefinido te he amado. Por eso te he atraído con bondad amorosa” (Jeremías 31:3).

El Espíritu Santo nos ama con un amor inmenso.

El Espíritu Santo también nos hace clamar a Dios como Padre.

Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor; mas habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos, Abba, Padre. Romanos 8:15.

El Espíritu Santo nos hace salir del temor y esclavitud.

Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor; mas habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos, Abba, Padre. Romanos 8:15

De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. Porque no sabemos orar como es debido, pero el Espíritu mismo ruega a Dios por nosotros, con gemidos que no pueden expresarse con palabras. (Romanos 8:26 DHH)

Hay momentos que nos sentimos muy desalentados, y nos dejamos someter por esas emociones negativas. El Espíritu Santo nos da fuerzas: “Sean animosos y fuertes. No tengan miedo ni sufran un sobresalto delante de ellos, porque Jehová tu Dios es el que marcha contigo. No te desamparará ni te dejará enteramente” (Deu. 31:6). 

El Espíritu Santo nos produce gozo y paz haciéndonos abundar en esperanza cuando el mundo no tiene ninguna.

Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz creyendo, para que abundéis en esperanza por la virtud del Espíritu Santo. Romanos 15:13 

Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios está derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado. Romanos 5:5.

En esto conocemos que estamos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. 1 Juan 4:13

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