Recibiste un reino en la tierra como originalmente Adán y Eva lo
recibieron. Tú no
recibiste una religión sino un reino. Es decir, tú eres un rey o una reina en esta
tierra. Naciste para serlo pero tienes que ser entrenado para aprender los
principios Bíblicos por los cuales puedes activar el reino de Dios en tu vida.
Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asignó a mí, para que
comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos juzgando a las
doce tribus de Israel. Lucas 22. 29-30.
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