Te ruego,
que tu misericordia sea para consolarme, conforme tu palabra que has dicho a tu siervo. (Salmo
119: 76).
El amor
divino ha visto y contado
Cada lágrima
que cayó de tus ojos;
Y la
tormenta que en Amor soporté
Fue el mejor regalo.
Dios te haga
entender esto. Aun, que el Señor vea tus sufrimientos con un ojo de piedad; Y
no sólo Él te puede sostener debajo de tantos sufrimientos, sino también te
hará bueno por medio de ellos. Por lo
tanto, no te entristezcas por tu suerte, no estés sin ánimo, no mires la dureza
de tu condición; Pero cuando la tempestad y los asuntos de aflicción son
agudos, mira hacia Aquel que puede dar mansedumbre y paciencia, Él puede
levantar tu cabeza sobre todos, y hacer crecer tu vida, y ser un ganador. Si el
Señor Dios te ayuda proporcionalmente a tu condición de aflicción y angustia, ya
verás que no tendrás motivos para quejarse, sino para bendecir Su nombre.
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