¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse
del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti. Isaías
49:15.
Mis padres fueron cristianos gran parte de su vida, crecí en medio de
una familia llena de amor y misericordia, gracias a Dios todas las cosas eran
suministradas a mis hermanos (somos 7 hermanos) y a mi, no había muchos recursos pero
si los suficientes para mantener una vida digna y poder ayudar a otros.
Recuerdo que por la casa siempre pasaban muchas personas, con nosotros Vivian
otros niños, hijos de otras familias, amigos de nuestros padres, que no tenían
recursos económicos y eran dejados en nuestra casa para comer con nosotros y estar un tiempo.
Los veíamos como hermanos y nos servían para jugar, charlar y ser nuestros
amigos.
Después de muchos años ya ahora ellos siendo adultos, algunos los he
visto, y he podido constatar su madurez, crecimiento espiritual, su progreso y
prosperidad, en ellos se cumplió la palabra que no serían abandonados, en
cambio Dios les ayudó. A pesar todas las dificultades que pasaron su familia Dios los preservó a todos.
A veces pasamos situaciones difíciles, problemas que sólo nuestra alma
puede percibir la magnitud del mismo pero sobre esos problemas debemos tener
presente que Dios no se ha olvidado de nosotros, el nos ama y tienes planes de
bien para nuestras vidas.
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