Abraham habitó en las tierras del Neguev, allí el decía a
los demás Sara es mi hermana (pero Sara era en realidad su mujer). Entonces
Abimelec, rey de Gerar envió por Sara y la tomó. Dios le advierte al rey que ha
tomado una mujer con marido, Abimelec reprende a Abraham y le devuelve a su
mujer, Abraham ora entonces por él y lo sana de infertilidad, a su mujer y a
sus siervas. Génesis 20:1-18.
La crisis afectan la vida de Abraham, en medio de la presión
por los alimentos, se ve obligado a ir a otras tierras, allí él piensa que la gente
no tenía temor de Dios, entonces teje un plan y miente diciendo que su mujer es
su hermana, compromete la integridad de su esposa, el cumplimiento de la
promesa de Dios y la bendición que Dios le tiene preparada.
El temor, la escasez, la inseguridad, la economía, pueden
afectar a una persona. A veces queremos ayudar a Dios, a veces queremos
salvarnos con nuestros propios medios, a veces queremos prosperar mintiendo
haciendo trampa, robando, hablando mal, haciendo cosas que no están bien ante
los ojos de Dios. Dios no necesita de nadie para cumplir su promesa, Dios
siempre está velando por cumplir sus compromisos. Las situaciones difíciles pueden
hacer que dudemos de los métodos de Dios, pero Dios ha demostrado a través de
la historia que no necesita de una economía prospera para prosperar a sus
hijos, Él los ha prosperado en el desierto, en la esclavitud, en la
persecución, en el peligro, en las sequías, en la muerte, en las pestilencias.
En todos nosotros está esa parte débil del ser humano,
desfallecemos antes las circunstancias, pero Dios siempre está atento para remediar
todo acto de error.
Abraham se da cuenta que cometió un error, y se esconde tras
excusas y disculpas débiles, al final ora por Abimelec y Dios obra una bendición
en la casa de este. Dios nos dice que somos la sal de la tierra y la sal del
mundo, en lugar de escondernos tras nuestros temores, debemos cumplir nuestra
misión en la tierra, proclamando que somos bendición para los demás, apartando
todo miedo y desechando toda mentira y engaño. Dios tiene el suficiente poder
para ayudarnos, bendecirnos y cuidarnos Él sólo. Abraham aprendió una gran
lección, y comprendió que Dios cumpliriá su promesa a pesar de sus errores, el
comprendió que debía trabajar sobre aquellas debilidades humanas, que existían
en su persona, las cuales serían manifestadas poco a poco, pero Dios no le
quitaría su promesa, aunque debía pasar por ratos amargos, no porque Dios quería
que así sucediera, sino porque él no había decidido trabajar en su carácter y
sus debilidades.
¿Qué cosas hay en nuestra vida que pueden perjudicarnos y
hacer que la promesa de Dios retarde para nosotros? ¿Entregamos en las manos de
Dios nuestras dificultades y miedos?
¿En cual tentación o prueba siento debilidad qué debo hacer
frente a ello?
¿Qué astucias debo evitar por temor a Dios?
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