Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados.
Pablo hace una distinción instructiva en Efesios 2: 1. Él le dice a sus lectores que ellos estaban muertos en sus transgresiones y pecados.
Al utilizar el tiempo pasado que establece una nueva normalidad para los que siguen a Cristo. Ya no están espiritualmente muertos, pero están vivos en Cristo. Pablo hace una distinción sutil entre la transgresión, la desobediencia de las normas establecidas y conocidas, y el pecado, falla a la santidad de Dios. Señala que cuando los seguidores de Cristo están a la altura de la norma perfecta y santa de Dios, lo sepan o no, que están andando en vidas que ya no son naturales. La resurrección de Cristo ha traído a nuestros corazones muertos a la vida.
Por eso que andar en Cristo es andar en vida, es andar libre, es andar sobrenaturalmente, es andar bajo el favor y la misericordia de Dios, ya no andamos muertos, pues Cristo ha sido nuestro antídoto a la muerte espiritual, y nos ha dado vida en él.
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