Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. Juan 14:23.
Este versículo, dicho por Jesús mismo, nos revela la profunda conexión entre el amor, la obediencia y la intimidad con Dios. En un lenguaje claro y amigable, Jesús nos ofrece una promesa de seguridad y comunión que va más allá de cualquier otra relación.
El núcleo de este pasaje es la obediencia, presentada como la prueba tangible de nuestro amor por Jesús. Si verdaderamente amamos a Cristo, guardaremos Su palabra, no por obligación legal sino por un deseo de entrega total e incondicional. La Palabra de Dios es la verdad que necesitamos para transitar cada día de nuestra vida, y es esencial para nuestra salud espiritual como el alimento diario.
Cuando un creyente obedece, sucede algo asombroso y dual:
- El Padre lo amará: Este amor no se refiere a la salvación (pues Dios ya nos amó cuando éramos pecadores), sino a una relación de aprobación y deleite.
- Vendremos a él y haremos morada con él: Jesús y el Padre prometen establecer su presencia personal en la vida del creyente. Este acto de morar habla de una armonía y comunión continua. Al meditar en la Palabra y al comprometerse constantemente con la Escritura, el creyente encuentra que su carácter se transforma para reflejar el amor y la sabiduría de Cristo. La obediencia a la Palabra de Dios conduce a bendiciones espirituales.
Esta relación no se parece a la de un maestro y un estudiante, sino que es una unión personal e íntima que se manifiesta en la obediencia práctica a Sus mandamientos. Al comprometernos diariamente con la lectura, la reflexión, la aplicación y la oración, nuestra vida será transformada por la gracia de Dios.
Aplicación
- Convéncete de la importancia de la Palabra y aplícala: Recuerda que la Palabra de Dios es útil para enseñar, reprender, corregir e instruir. Por ello, al profundizar en un pasaje específico, haz una pausa para preguntarte cómo ese mensaje se aplica a tu vida hoy. El objetivo de escuchar la Palabra es obedecerla.
- Busca la comunión diaria: El tiempo devocional es indispensable para el crecimiento cristiano. Comprométete a pasar un tiempo designado a solas con Dios cada día para obtener alimento para tu hombre interior a través de la meditación en la Palabra y la oración. Esta disciplina transforma tu vida como hijo amado de Dios.
Reflexiona
- El amor por Jesús se demuestra guardando Su palabra. ¿Qué áreas de mi vida actualmente revelan que no estoy guardando las palabras de Jesús, y por lo tanto estoy poniendo en peligro mi comunión con Él?.
- La obediencia nos da acceso a la morada de Dios. ¿Cómo puedo activamente mostrar una entrega total e incondicional a Dios en mis decisiones diarias, para que Su perfecta voluntad se manifieste en mi vida?.
La Oración De Hoy
Padre Celestial y Señor Jesús, me asombra y me humilla la promesa de que Tú harás morada en mí. Mi corazón anhela experimentar esa comunión sin conflictos no resueltos y vivir la vida que de verdad es vida. Te ruego, por el Espíritu Santo, que me ayudes a guardar Tu palabra con alegría y convicción, no por simple deber, sino como la respuesta a Tu gran amor por mí. Que mi vida sea una carta clara al mundo de mi fe viva y de mi amor por Ti. Sopla vida, Espíritu de Dios, y haz que Tu palabra viva en mí, equipándome para toda buena obra. Amén.

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