La provisión en el propósito de Dios para tu vida, ya está garantizada, los recursos Dios los ha dispuesto de antemano, tendrás ayuda y todo lo que necesites. Sin embargo, debes entender los tiempos de procesos para ti, estos tiempos preparan tu carácter, para administrar los recursos dispuestos. Los momentos dificles, los contratiempos, las adversidades, los problemas, los enemigos, la carencia, todas estás cosas, son una prueba para hacer sacar lo mejor de ti.
No debes dejar que las pruebas te desvien de tu proposito. La escacez puede quitar tu paz y puedes verte tentado a recurrir a herramientas no aprobadas por Dios. Desecha toda idea en la que no haya integridad. Muchos dejan que las pruebas les desanimen, les desalienten, pierden la visión y el propósito a causa de las cosas puestas en su camino. Si no puedes vencer la prueba y convertirla en una bendición, quiere decir que todavía no estás preparado, para administrar todas esas inmensidades de cosas que Dios ha preparado. Entonces tendrás que volver a experimentar aquello. Se repetirá una y otra vez hasta que logres comprender que Dios te ha dado la capacidad de vencerlo, pero tienes que activar ciertas cosas en ti, dejar ciertos pecados, abandonar las debilidades de la carne, crecer en el espíritu, tomar la autoridad, etc. etc.
Tu dirás que son demasiadas cosas, sí es cierto, pero las inmensas bendiciones valen la pena. El vencer no es una opción es el único camino que Cristo nos ha trazado, por eso el nos dice que somos más que vencedores.
La abundancia también puede ser una prueba, ya que muchos al tenerla se alejan de su proposito. La colocan como un idolo en sus vidas, las aman más que a Dios, se pervierten con ellas, hacen daños a otros y se vuelven ruines y miserables.
Los apóstoles pudieron hacer su trabajo sin echar mano de los recursos físicos que Dios les había dispuesto. Jesucristo envio a un discipulo a buscar el dinero en la boca de un pez, envió a tomar el burrito para entrar a Jerusalen, recibió el perfume de la mujer, pero también tomo las capacidades que le habían sido dadas para cumplir su ministerio, sanó a los enfermos, multiplicó los panes y los peces y dió de comer a la multitud, enfrentó a los demonios, cambió el agua en vino, resucitó a los muertos, caminó sobre las olas y calmó la tempestad.
Los discipulos le dijeron al paralitico que estaba en la puerta del templo que no tenían en ese momento ni plata ni oro, pero que tenían algo que era superior y le sanaron. Todas las cosas le pertenecen a Dios, Jesús ha delegado en nosostros Su autoridad y poder, sus recursos están a nuestra disposición, entonces pór qué he de pasar hambre, si Dios me ha dado el poder de multiplicar mi comida, me ha dado la capacidad de creer, me ha dado la capacidad de ir más alla que todo pensamiento de la mente carnal e infecunda de fe. Si mi corazón está debil en la fe, me dejaré llevar por la palabra del mundo, pero si en mi hay fe en SU PALABRA, en SU orden, en SU mandato, entonces sólo tengo que creer y hacer lo que Él me dice que haga.
El ha dado una orden y un proposito para tu vida, tu debes alinearte a esa orden, crecer, madurar y enfrentar tus errores, corregirlos, aceptar su gracia y decidirte a cumplir el proposito de tu vida.
…y
a los que predestinó, a ésos también llamó;
y a los que llamó, a ésos
también justificó;
y a los que justificó, a ésos también glorificó.
Entonces, ¿qué diremos a esto?
Si Dios está por nosotros,
¿quién estará contra nosotros?
El
que no eximió ni a su propio Hijo,
sino que lo entregó por todos
nosotros,
¿cómo no nos concederá
también con El todas las cosas?…
Romanos 8:30-31.
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