1 Crónicas 21:1-17. PDT
(1) Satanás se puso en contra de Israel e incitó a David para hacer un censo en Israel.
(2) Entonces David les ordenó a Joab y a los comandantes del ejército: —Vayan y levanten un censo de Israel, desde Berseba hasta Dan,a y tráiganme un informe para que yo sepa cuánta gente hay.
(3) Pero Joab le dijo: —Que el Señor multiplique cien veces el número de gente que hay y que Su Majestad pueda verlo con sus propios ojos. Pero Majestad, ¿qué importancia tiene saber cuántos hay si todos son sus siervos? ¿Por qué va a provocar Su Majestad un motivo de culpa para Israel?
(4) Sin embargo, el rey David se mantuvo enérgico en la orden. Así que Joab fue a hacer el conteo por toda la tierra de Israel y regresó a Jerusalén.
(5) Joab le entregó el resultado del censo a David. Había en todo Israel un millón cien mil hombres que podían pelear a espada y cuatrocientos setenta mil en Judá.
(6) Joab no estaba de acuerdo con la orden del rey y por eso no contó a la gente de la tribu de Leví ni de Benjamín.
(7) Dios también se molestó con esa orden del rey, y por eso castigó a Israel.
(8) David le dijo a Dios: «¡He cometido un gran pecado! He sido un tonto, te ruego que me perdones ».
(9) Entonces el Señor le habló a Gad, profeta de David:
(10) «Ve y dile a David que el Señor dice: “Elige entre estos tres castigos, yo haré el que tú elijas”».
(11) Gad fue a ver a David y le dijo: —El Señor me envió para decirte que elijas entre estos tres castigos:
(12) tres años de hambre, tres meses huyendo derrotado del ataque de tus enemigos, o tres días con el castigo del Señor, es decir, pestes por todas partes y el ángel del Señor destruyendo gente por todo el territorio de Israel. Así que piensa bien tu respuesta para decírsela al que me envió.
(13) Entonces David le dijo a Gad: —¡Estoy en un verdadero aprieto! Pero es mejor que el castigo nos venga del Señor y no de seres humanos, pues su misericordia es grande.
(14) Entonces el Señor hizo que cayera una epidemia sobre todo Israel, la cual provocó la muerte de setenta mil israelitas.
(15) Dios envió también un ángel para destruir a Israel. Pero cuando el ángel comenzó su trabajo, el Señor cambió de opinión y le dijo al ángel: «¡Basta! ¡Detén tu mano!» El ángel del Señor estaba junto al lugar donde se trilla* el trigo, propiedad de Ornán el jebuseo.
(16) David miró hacia el cielo y vio al ángel del Señor parado entre el cielo y la tierra con una espada apuntando hacia Jerusalén. Luego David y todos los ancianos, vestidos con ropas ásperas, se postraron rostro en tierra.
(17) David le dijo a Dios: —Yo fui el que ordenó el censo. El que pecó y actuó perversamente fui yo. Esta gente sólo hizo lo que le ordené, sólo me siguieron como ovejitas. No hicieron nada malo. Señor mi Dios, que tu castigo caiga sobre mí y la familia de mi papá, pero te ruego que la epidemia no se extienda más sobre el pueblo.
El Rey David se desvió de la visión que Dios le había dado.
Eso suele sucedernos a muchos de nosotros, tendemos a desarrollar sueños que Dios no nos ha dado, perseguir metas diferentes a los sueños que Dios nos ha dado. Este fue el error de David, el costo fue muy alto.
No te dispongas a desarrollar una meta o un sueño que Dios no te haya señalado para seguir.
Las metas diferentes a tu sueño van a sustituiir tus metas, a lo largo estarás haciendo algo que no es tuyo, persiguiendo metas erradas, sueños ajenos. Aunque estas cosas sean buenas, Dios no te las ha inbstruido. Aunque tu estes dispuesto con un buen corazón y una buena voluntad para hacer esas cosas Dios no está obligado a ayudarte, protegerte o sostenerte emocionalmente, psicologicamente, o financieramente.
Dios apollará con todos sus recursos lo que Él te haya istruido a hacer.
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