Las crisis son un elemento terrible, que pueden destruir
familias, empresas, gobiernos y vidas. Cuando alguien cae en crisis, le es difícil
salir de ella, huir no se puede, parece que algo se le pegara a su alrededor,
todo le trae preocupación.
Antes la crisis, se rompen matrimonios, personas se vuelven
infelices, amargadas, las esperanzas se van. En el mundo siempre surge una
crisis que estremece naciones reinos y todo a su alrededor. Hay crisis específicas
y particulares en regiones o sectores. Pero siempre cada crisis tiene como
objetivo traer, la ruina, la destrucción, la devastación, la preocupación, la
impotencia, escasez y hasta la muerte.
La Palabra nos dice que ante las calamidades, antes los
problemas, adversidades y crisis Dios es nuestro refugio. Sus brazos poderosos
están para cuidarnos y acariciarnos en momentos de tormenta espiritual,
emocional o económica. Cuando peleamos contra enemigos poderosos, que van más allá
de nuestras fuerzas Él nos acobija y nos alienta a seguir adelante. Él nos da
la fuerza para levantarnos, luchar y vencer.
El eterno Dios es tu refugio Y acá abajo los brazos eternos;
El echará de delante de ti al enemigo, Y dirá: Destruye. Deuteronomio 33:27.
Dios es
nuestro amor, nuestra fortaleza, nuestra roca de apoyo nuestro castillo de
refugio, nuestro libertador, nuestro escudo, nuestra fuente de salud y
bendición.
AMARTE he,
oh Jehová, fortaleza mía. Jehová, roca mía y castillo mío, y mi
libertador; Dios mío, fuerte mío, en él confiaré; Escudo mío, y el cuerno de mi
salud, mi refugio. Salmos 18:1-2.
Y cuando
venga el día malo entonces Él me esconderá en su casa, porque su misericordia y
bondad para conmigo es muy grande.
Porque él me
esconderá en su tabernáculo en el día del mal; me Ocultará en lo reservado de
su pabellón; me Pondrá en alto sobre una roca. Salmos 27:5.
¡Cuán
ilustre, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se
amparan bajo la sombra de tus alas. Salmos
36:7.
¡Cuán
preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán
grande es la suma de ellos! (Salmos
139:17)
El nombre
del Señor es como una torre fortificada, a donde corre el justo para
salvarse. (Proverbios 18:10 PDT)
Señor hoy te
doy gracias por tu protección cuidado y amor, eres bueno para conmigo y quiero agradecerte
porque en medio de la crisis y en medio de la escasez y angustia tu cuidas mi
vida. Hoy quiero refugiarme en ti y declarar que tu eres mi Señor mi Salvador y
mi libertador. AMARTE he, oh Jehová, fortaleza mía y mi refugio.