Dios quiere que bendigamos a nuestros hijos. Los hijos son un regalo de Dios, todos fuimos hijos al entrar a este mundo. Sin embargo se nos olvida que tuvimos que a través de un proceso gradual alcanzamos la madurez, experiencia y conocimiento de las cosas. Muchas veces queremos que nuestros hijos lleguen a la comprensión completa de las cosas de forma rápida, pero a nosotros mismos nos costó tiempo y disciplina.
No podemos dejar a nuestros hijos a la deriva para que hagan lo que quieran o sean guiados por otros, pero tampoco podemos poner carga pesada sobre ellos y causarles traumas en su vida. Muchos Padres descargan su ira, sus frustraciones, sus problemas emocionales sobre sus hijos.
Para comenzar a bendecir a nuestros hijos es necesario comenzar un proceso de sanidad en nuestras propias vidas, es cierto que queremos a nuestros hijos y despues sentimos con dolor la forma como los hemos maltratado o agredido, sin embargo el sentirlo no cambia lo que nos hace actuar de esa forma. La proxima vez lo haremos de nuevo y seguiremos el circulo vicioso del dolor con que nosotros también fuimos sometidos.
Cada niño es como una computadora nueva, viene sin nada programado, el niño puede amar, puede reir, puede ser enseñado hacia las cosas buenas de la vida, no es necesario maltratar a los hijos para que puedan aprender, pueden ser guiados, amor, disciplina y sabiduría hacia las cosas buenas que Dios quiere para ellos. Para poder guiar a nuestros hijos hacia la bendición que Dios ha dispuesto para ellos es necesario que nosotros aprendamos a como bendecir sus vidas a través de nuestro trato, nuestra manera de enseñarles, de manifestar el amor de una forma adecuada.
Instruye desde pequeño al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartará de el. Muchos hoy odian la forma como sus padres les enseñaron, están heridos por la forma en que fueron guiados aun para las cosas de Dios, muchos no quieren seguir el camino del Señor porque sus padres de una forma equivocada, en sus daños y carencias trataron de enseñar lo bueno. Es necesario que la mano que cura deba estar sana. La forma más efectiva para que tus hijos logren las bendiciones del Señor es que tu te propongas cambiar para hacer de las próximas generaciones, generaciones de Bendición.
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