HE. Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos, Y lo guardaré
hasta el fin. Salmos 119:33.
Muchos ven los estatutos del Señor como molestas e
innecesarias normas, que están obsoletas y son imposibles de cumplir.
Los esclavizadores, siempre han enseñado a sus esclavos que
es bueno mantenerse bajo un yugo, a
través de la historia podemos ver que en los países sometidos sus libertadores
han tenido que comenzar enseñando a sus pueblos acerca de la libertad, pues no
saben que significaba y estaban atemorizados a entrar en libertad. Muchos de
los impulsadores de libertad fueron entregados por su propia gente. Solamente
hasta que los pueblos conocieron acerca de los grandes beneficios de la
libertad optaron por abrazar la libertad y defenderla.
La ley de Jehová trae grandes beneficios para el hombre, quién
más propicio para enseñar acerca de los estatutos que su propio creador el Señor
mismo. La palabra trae beneficios espirituales, morales, económicos,
emocionales, sociales y físicos.
El Salmista bien expresó: “Bendito tú, oh Jehová: Enséñame
tus estatutos. Salmos 119:12”
Si conocemos los beneficios de la palabra y su propósito la aprovecharemos
mejor y la aplicaremos a nuestras vidas con gozo y convicción, no tendremos vergüenza
de hablarla a los demás no importando su clase social o raza.
Y hablaré de tus testimonios delante de los reyes, Y no me
avergonzaré. Pues tus testimonios son
mis deleites, Y mis consejeros. Salmos 119:46, 119:24.
Gracias a que la conozco puedo decir “Si yo no hubiera seguido con amor tus
enseñanzas, mis sufrimientos ya habrían acabado conmigo. Salmos 119:92.
Siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de
incorruptible, por la palabra de Dios, que vive y permanece para siempre…. las
palabras que yo os he hablado, son espíritu y son vida. 1 Pedro 1:23. Juan 6:63
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