Antes de Morir Jesús tomó el vinagre del dolor.
Y como Jesús tomó el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo
inclinado la cabeza, dio el espíritu. Juan 19:30.
La muerte de Jesucristo estuvo marcada de dolor y aflicción
hasta el último minuto. El dolor no se apartó de él, tuvo que sufrir sin
necesidad de sufrir.
La muerte asignada en un madero estaba reservada para los
criminales. (Deuteronomio 21:22).
En la cruz Jesucristo sólo exclamo pocas palabras, sin embargo
parecía mantener una conversación con el Padre, quizás el Padre no quería que Jesús
se sacrificara en la cruz, pero el insistió así como insistió con Juan el
bautista cuando le dijo: "Deja ahora; porque así nos conviene cumplir toda
justicia. Entonces le dejó." Mateo 3:15.
Cristo Jesús:
Me seque como se seca
un tiesto y mi lengua se pega a mi paladar, estoy ya próximo a la muerte...
siento el polvo de la muerte cerca... te busco, mi Padre y no te encuentro, por
qué te has alejado de mí, por qué me has abandonado.(Salmos 22:15)
Mi Señor por qué quieres quebrantarme, por qué me has
amarrado al sufrimiento?... (Isaías 53:10)
Padre:
Setenta semanas estaban
determinadas para que tu aparecieras, y tu fuiste enviado al mundo para
acabar con el pecado, expiar la iniquidad, tu eres el elegido para traer
justicia al mundo, pero Hijo mío tendrás que poner tu vida por ellos, te he amado y te amaré, eres mi Hijo y siempre
lo será pero en este momento no puedo estar cerca de ti, porque estás cargando
todo el pecado de ellos, me duele mi corazón, y mi presencia se aparta de ti
por causa de la iniquidad del mundo que hoy cargas sobre tu ser.
Las escrituras sólo revelan partes aleatorias de un
acontecimiento no visto por el hombre, pero percibido por aquellos que
estuvieron cerca de Jesús. Su agonía en la cruz, su entrega completa por la
humanidad. Son tantas cosas que no podemos comprender a ciencia cierta de este
gran misterio acerca de la muerte de Jesús.
En Isaías narra que después que el ponga su vida desde allí
podrá tener descendencia.
Con todo eso Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a
padecimiento. Cuando hubiere puesto su vida en expiación por el pecado, verá
linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano
prosperada. Isaías 53:10.
También expresa Isaías que se le dará parte con los grandes y
repartirá el despojo con los fuertes porque resistió hasta lo último, llevó el
pecado de muchos y oró por ellos.
Por tanto yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes
repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado
con los perversos, habiendo él llevado el pecado de muchos y orado por los
transgresores. Isaías 53:12.
El tiempo estaba ya
escogido, era el momento de derramar la vida del Mesías.
Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu
santa ciudad, para acabar la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar la
iniquidad; y para traer la justicia de los siglos, y sellar la visión y la
profecía, y ungir al Santo de los santos. Daniel 9:24.
Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al
Mesías, y no por sí: y el pueblo de un príncipe que ha de venir, destruirá a la
ciudad y el santuario; con inundación será el fin de ella, y hasta el fin de la
guerra será talada con asolamientos. Daniel 9:26
Entonces Dios había propuesto a Cristo en propiciación por la fe en su sangre, para
manifestación de su justicia, atento a haber pasado por alto, en su paciencia,
los pecados pasados. (Romanos 3:25.)
Entonces se levantó la espada sobre el pastor que cuidaba con
amor el rebaño, y sobre el hombre que fue compañero y amigo. Y Dios levantó su cobertura sobre él,
permitiendo su herida. Zacarías 13:7.
Fue después de su muerte que pudimos comprender que es por su
muerte y su sangre que podemos reconciliar nuestro espíritu con Dios.
¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu
eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias
de las obras de muerte para que sirváis al Dios vivo?
Y por medio de su sangre somos limpios en nuestra consciencia
de nuestro pecados.
Así como Moisés derramó la sangre del becerro sobre la
palabra, fue derramada la sangre de Cristo sobre su vida, su propia vida era la Palabra de Dios, el
mismo era el sacrifico, el cordero, la
sangre era de el mismo y el mismo es la Palabra. Nadie podía santificarlo sino
él mismo.
Y entonces Moisés declaró que aquella sangre era la sangre
del testamento que Dios había ordenado para su pueblo así la sangre de Cristo
es la sangre del testamento para nosotros.
La sangre de Cristo hace pacto con todo aquel que cree en él
y le sigue, su sangre puede limpiar las consciencias y puede convertirlo en una
nueva persona, sólo hay que creer en que espiritualmente es posible.
Mas estando ya presente Cristo, pontífice de los bienes que
habían de venir, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de
manos, es a saber, no de esta creación;
12 Y no por sangre de machos cabríos ni de becerros, mas por
su propia sangre, entró una sola vez en el santuario, habiendo obtenido eterna
redención.
13 Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos,
y la ceniza de la becerra, rociada á los inmundos, santifica para la
purificación de la carne,
14 ¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu
eterno se ofreció á sí mismo sin mancha á Dios, limpiará vuestras conciencias
de las obras de muerte para que sirváis al Dios vivo?
15 Así que, por eso es mediador del nuevo testamento, para
que interviniendo muerte para la remisión de las rebeliones que había bajo del
primer testamento, los que son llamados reciban la promesa de la herencia
eterna.
16 Porque donde hay testamento, necesario es que intervenga
muerte del testador.
17 Porque el testamento con la muerte es confirmado; de otra
manera no es válido entre tanto que el testador vive.
18 De donde vino que ni aun el primero fue consagrado sin
sangre.
19 Porque habiendo leído Moisés todos los mandamientos de la
ley a todo el pueblo, tomando la sangre de los becerros y de los machos
cabríos, con agua, y lana de grana, é hisopo, roció al mismo libro, y también a
todo el pueblo,
20 Diciendo: Esta es la sangre del testamento que Dios os ha
mandado.
21 Y además de esto roció también con la sangre el
tabernáculo y todos los vasos del ministerio.
22 Y casi todo es purificado según la ley con sangre; y sin
derramamiento de sangre no se hace remisión.
23 Fue, pues, necesario que las figuras de las cosas
celestiales fuesen purificadas con estas cosas; empero las mismas cosas
celestiales con mejores sacrificios que éstos.
24 Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano,
figura del verdadero, sino en el mismo cielo para presentarse ahora por
nosotros en la presencia de Dios.
25 Y no para ofrecerse muchas veces a sí mismo, como entra el
pontífice en el santuario cada año con sangre ajena;
26 De otra manera fuera necesario que hubiera padecido muchas
veces desde el principio del mundo: mas ahora una vez en la consumación de los
siglos, para deshacimiento del pecado se presentó por el sacrificio de sí
mismo.
27 Y de la manera que está establecido á los hombres que
mueran una vez, y después el juicio;
28 Así también Cristo fue ofrecido una vez para agotar los
pecados de muchos; y la segunda vez, sin pecado, será visto de los que le
esperan para salud.
Hebreos
9:11-28
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