Esto pues
digo, y requiero en el Señor, que no andéis más como los otros Gentiles, que
andan en la vanidad de su sentido. Efesios 4:17
Muchos definen la vanidad con conceptos propios por ejemplo
algunos definen la vanidad como: El Orgullo de quien tiene en un concepto demasiado grande de sus propias virtudes y una ambición grande de
ser visto, considerado, admirado y alabado por los mismos.
Wikipedia la enciclopedia de la red define vanidad como La vanidad se define como la creencia
excesiva en las habilidades propias o la atracción causada hacia los demás. Es
un tipo de arrogancia, engreimiento, una expresión exagerada de la soberbia. De
acuerdo a la teología cristiana clásica, la vanidad consiste en depositar la
confianza en forma excluyente en las cosas mundanas, lo que hace que el hombre
no necesite de Dios. Es considerado muy a menudo como el «vicio maestro». (https://es.wikipedia.org/wiki/Vanidad)
La vanidad es un engaño de nuestra propia mente. La vanidad
nos hace ver como no somos, despreciando a los demás y apartándonos de nuestra
verdadera esencia de humildad, amor y relación amorosa con nuestros semejantes.
Pablo advertía a sus discipulo acerca de estar conscientes de lo que este tipo
de cosas podía hacer en las personas y apartarla del camino del bien. Esto
empero digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de
Dios; ni la corrupción hereda la incorrupción. 1 Corintios 15:50.
Debemos tener cuidado con aquellos que alimentan nuestra
vanidad, pues lo hacen para engañar nuestros sentidos y situarnos fuera de la
realidad. Y esto digo, para que nadie os engañe con palabras persuasivas. Colonenses
2:4.
Dios ha advertido al ser humano que no se deje engañar por
sus propios pensamientos de orgullo y vanidad.
Y les proteste que se volviesen a tu ley; mas ellos hicieron
soberbiamente, y no oyeron tus mandamientos, sino que pecaron contra tus
juicios, los cuales si el hombre hiciere, en ellos vivirá; y dieron hombro
renitente, y endurecieron su cerviz, y no escucharon. (Nehemías 9:29.) Mas
ellos y nuestros padres hicieron soberbiamente, y endurecieron su cerviz, y no
escucharon tus mandamientos. (Nehemías 9:16.)
La vanidad puede llevar a una persona a pensar que lo está
haciendo mejor, cuando en realidad está haciendo todo lo contrario. Muchos alimentan ese pensamiento de orgullo y
vanidad porque saben que sacaran provecho de eso.
Es bueno pensar bien de nosotros mismos pero debemos tener un
equilibrio y saber cuáles son nuestras limitaciones y cuales cosas estamos
haciendo incorrectamente. Si no corregimos nuestro camino, no podremos tener
verdaderos frutos de felicidad en nuestra vida y estaremos cosechando frutos de
amargura e infelicidad con quienes nos rodean y nos estaremos alejando más de
Dios.
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