La Victoria Está En La Débilidad.
Cuáles son
algunos de los valores que tenemos en alta estima en el día de hoy, hasta el
punto de idolatrar... incluso llegar a la adoración. Estos pueden ser algunos de
ellos: Poder, Inteligencia. Habilidad atlética, Eficiencia, Victorioso, capacidad
para hacer dinero, belleza, elocuencia.
La
fragilidad de lo humano, el fracaso, la debilidad y la pobreza todos los evitamos,
como una plaga que quiere erradicarse y queremos
alejar.
Si nos damos
cuenta en nuestra sociedad hay poca oportunidad o tolerancia para aquellos que son segundos o se
han quedado a tras, no tienen esas capacidades para lograr lo que el mundo
quiere. No hay mucha consideración por
las personas mayores – son viejos, lentos, anticuados, no saben nada de lo actual.
Pero nos
olvidamos de una cosa muy importante, todos estamos en la misma carrera y cada
recodo debemos pasarlo. Que te sucederá cuando Dios decide tratar contigo a
través de la fragilidad de la vida, una enfermedad, un accidente, un momento
imprevisto donde pierdes todo, un vuelco del destino que no esperabas, fracasos
y derrotas, antes eras el primero ahora eres el último.
Momentos
vendrán cuando no podrás controlar las circunstancias, no podrás manipular los
resultados, tendrás que someterte a lo que otros dicten.
Es irrisorio
pensar que nuestra relación de paz con Dios se basa en nuestros valores errados
de lo que es lo mejor, nuestra escala de valores se basa en tener garantizadas
las circunstancias mejores de la vida, en poder obtener éxitos. La relación con
Dios no se basa en las circunstancias de bienestar momentáneo, pasajero y frágil
de nuestras percepciones. La relación de paz interior se basa en nuestra
relación con Jesucristo.
Al contrario
Dios forma hijos con un carácter de acero que pueden llevar el peso de su gloria,
a través de vencer el dolor y la aflicción.
Los dos
objetivos principales de nuestro Padre celestial son Su gloria, y el desarrollo de nuestro
carácter hasta llegar a la semejanza a Cristo, y Él usará cualquier instrumento
para lograr su cometido.
El dolor, puede
ser el megáfono de Dios para un mundo moralmente sordo.
'Yo te he
refinado, aunque no como la plata; Te he probado en el horno de aflicción. Por
mi propio bien, por mi propio bien, hice esto. ¿Cómo puedo yo ser difamado? No
entregaré mi gloria a otro. (Isaías
48:10, 11)
Mientras confiamos en
nuestros logros y habilidades Dios no podrá trabajar a través de nosotros. Es en nuestra debilidad, cuando somos últimos,
cuando nadie nos ve, cuando no tenemos recursos, cuando estamos abandonados,
cuando estamos escasos... es en nuestra dependencia de Él que trabaja
y nos da gozo interior:
'Él me dijo:' Mi gracia te basta, porque mi poder se
perfecciona en la debilidad. Por tanto, me gloriaré con más gozo de mis
debilidades, para que el poder de Cristo descanse sobre mí. Por eso, por amor a
Cristo, me deleito en las debilidades, en los insultos, en las dificultades, en
las persecuciones, en las dificultades. Porque cuando soy débil, entonces soy
fuerte… 'He aprendido el secreto de estar
contento en cualquier situación, ya sea alimentado o hambriento, ya sea
viviendo en la abundancia o en la necesidad. Puedo hacer todo a través de Aquel
que me da fuerzas. (2 Corintios 12: 9,
10, Filipenses 4: 12b-13).
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