Es de vital Importancia saber quien es uno, pues al conocer nuestra
identidad entendemos cuál es la función que debemos cumplir.
Éxodo 2:11-15
Moisés, siendo ya adulto, salió un día a visitar a sus hermanos de raza,
y se dio cuenta de que sus trabajos eran muy duros. Y vio que un egipcio estaba golpeando a uno de sus hermanos
hebreos.
Entonces miró bien por todas
partes y, no viendo a nadie por allí, mató al egipcio y lo
enterró en la arena.
Al día siguiente volvió a salir,
y vio que dos hebreos se estaban peleando. Entonces preguntó al que maltrataba
al otro:
–¿Por qué golpeas a uno de tu propia raza?
Aquel hebreo le contestó:
–¿Y quién te ha puesto a ti por jefe y juez entre
nosotros? ¿Acaso piensas matarme, como mataste al egipcio?
Al oír esto, Moisés tuvo miedo, pues se dio cuenta de
que ya se había descubierto la muerte del egipcio.
Y en efecto, en cuanto el faraón
supo que Moisés había dado muerte a un egipcio, lo mandó buscar para matarlo;
pero Moisés huyó y se fue a vivir a la región de Madián. Allí se sentó cerca de un pozo.
¿Quien soy delante de Dios y cuál es el llamado que me ha dado?
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