jueves, 3 de octubre de 2013

Me Dormí y Me hicieron un Transplante de Rostro



"En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza" (Psa_17: 15)

Una parte de los hombres se llenan con ver su cuerpo en buenas condiciones otros en  ver bien a sus hijos o enriquecer a sus familias, pero hay una parte de los hombres que son  creyentes  se llena con otra cosa. Los hombres del mundo tienen su tesoro en este mundo y  los hombres del mundo quieren cada vez más y más.


Pero el poder de los creyentes es doble. Contamos con la presencia de Dios en nuestro tiempo y su semejanza en el futuro. En la actualidad contemplamos el rostro del Señor en justicia y esto porque somos justificados en Cristo Jesús. Oh, el gozo de contemplar el rostro de Dios! La gloria de Dios en la faz de Jesucristo nos da el cielo.

Pero esto no termina aquí: hemos de ser transformado en lo que contemplamos. Vamos a dormir un rato y luego nos despertamos para encontrarnos como un espejo que refleja la belleza de nuestro SEÑOR. Me dormiré y me despertaré con la semejanza de Dios en mi.

La fe ve a Dios con una mirada transformadora. El corazón recibe la imagen de Jesús en sus propias profundidades, hasta que el carácter de Jesús se imprime en el alma. Esta es la satisfacción. Para ver a Dios y ser como Él, ¿qué más puedo desear?

Yo, por mi parte, he de quedar satisfecho cuando me declares inocente. ¡Despertar y verme transformado a tu semejanza y en tu presencia será mi mayor alegría! Salmo 17:15.









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