sábado, 14 de octubre de 2017

Escucha mis palabras



Escucha, oh Jehová, mis palabras; Considera mi gemir.
Salmo 5:1



 Escucha, oh Jehová, mis palabras; Considera mi meditación--   


Oír y escuchar parecen ser la misma cosa, pero en realidad no lo son porque se puede oír sin escuchar. Oír persigue percibir los sonidos a través de nuestros oídos. Para escuchar, debemos  poner atención  para entender y sacar un mensaje coherente y significativo de lo que estamos oyendo.

Al oír activamos nuestro sentido auditivo, pero al escuchar ponemos en activación la concentración, la atención, el pensamiento, análisis, el razonamiento y la decisión.

El salmista da el primer paso ante el Señor, y le pide que oiga, para que pueda entender lo que le va a pedir.

Todo el mundo clama a Dios, pero qué formula usan aquellos que  son escuchados por Dios?. ¿Por qué aquellos que se han detenido a buscar los pasos de la oración el índice de las respuestas a sus oraciones sube?

Muchos entramos a hacer una súplica ante él de una forma apresurada. Para ser oído por Dios  debemos primero llamar su atención.

Los sentimientos son hermosos, pero Dios le ha concedido a las palabras el primer paso para llamar su atención en la oración. Dios estableció el verbo como el origen de todo. Las palabras bien dirigidas y con un corazón humillado Dios las va a oír.

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