Los cantos apelan a nuestras emociones más que a nuestros pensamientos. Tal vez es por eso que tantas canciones alaban el romance.
La música juvenil está obsesionada con la búsqueda y la pérdida del amor así como con la manera de mantenerlo. Baladas que resuenan con el amor perdido. «Viejas pero buenas» canciones que hacen recordar, a la gente de edad madura, las maravillas del amor juvenil. Cantos que brotan del corazón tanto como lo afectan.
Esto no quiere decir que sean necesariamente irracionales. Hay muchos cantos que cantan de la vida en una manera que abre los ojos del corazón y de la mente, y desafían al cantante.
Tales cantos contienen sabiduría popular. Muestran la vida en frases e historias emocionalmente poderosas. Los israelitas del Antiguo Testamento entonaban cantos de sabiduría también, pero inspirados por Dios mismo, cantos de sabiduría divina. Estos traen una sapiencia espiritual que conduce a Dios. Fue David quien observó: «Dice el necio en su corazón: No hay Dios» (Sal 14.1). Los salmos de sabiduría exclaman abiertamente: «No hay vida ni manera de vivir efectivamente sin Dios».
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