lunes, 23 de septiembre de 2013

El Rio Que Vivifica

 
Ezequiel 47:9-10
"Por donde vaya este río, todos los seres que viven de él, vivirán. Habrá abundancia de peces en él porque su agua dulce da vida a todo."
Los pescadores se pararán en la orilla desde Engadi hasta Eneglayin porque tendrán lugar para extender y secar sus redes. La variedad y la cantidad de peces serán como la gran cantidad de peces del mar Grande.
 
Las aguas vivas, en la visión del profeta, fluían hacia el Mar Muerto y llevaba la vida, incluso en ese lago estancado. Donde va la gracia, la vida espiritual es su inmediata  consecuencia. La Gracia procede de la voluntad de Dios, como un río que en todo su camino sigue su antojo, y venga de donde venga no espera que la vida venga a él, sino que crea la vida por su propio flujo vivificante. Oh Señor, que tu rio se derrame por nuestras calles e inunde nuestros barrios! Oh, que  venga a mi casa y suba hasta  cada recámara y podamos nadar en él! Señor, permite que el flujo de agua de vida venga a mi familia y mis amigos, no dejes que no  pase de largo. aunque  ya he bebido de él,  tengo el deseo de bañarme en él, sí, a nadar. Oh mi Salvador, si, necesito la vida en abundancia. Ven a mí, te lo ruego, hasta que cada parte de mi naturaleza sea enérgicamente e intensamente activa. Te ruego que me llenes con tu propia vida.

Soy una vara seca, ven y hazme vivir de tal manera que, como la vara de Aarón, pueda brotar y florecer y llevar fruto para Tu gloria. Tócame y viviré, por amor de mi Señor Jesús. Amen.

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