jueves, 26 de septiembre de 2013

El Pueblo Que No Existe



Números 23:9
 Porque de la cumbre de las peñas lo veré,
 Y desde los collados lo miraré;
 He aquí un pueblo que habitará confiado,
 Y no será contado entre las naciones.

¿Quién querría vivir en este mundo y no ser contado como ciudadano del mundo? 
Todos quieren ser reconocidos en este mundo, las naciones se pelean el primer lugar y los pueblos se esfuerzan por adoptar las costumbres mas novedosas de los tiempo.

Lo cierto es que el Señor quiere que su pueblo siga una trayectoria separada para al mundo. Somos apartados por decreto divino, la comprados, y llamados,  nuestra experiencia interior nos ha hecho en gran medida  diferentes de los hombres del mundo, y por lo tanto nuestro lugar no está en la feria de las vanidades, ni en la ciudad de la destrucción e este mundo, pero si está en el camino estrecho, donde todo es verdad, los  peregrinos del reino deben seguir a su Señor.

No se nos permite ser parte del mundo,  nosotros hemos aceptamos con agrado  ser parte del Reino de Cristo y somos  parte del nuevo pacto. Nuestros nombres no están en el mismo libro del mundo, no somos de la misma semilla, no estamos obligados por el mismo lugar, no e confiamos en el mismo líder, si usted busca a un Hijo de Dios no lo encontrará en el mundo, lo encontrará en el Reino, porque donde quiera que él se para establece el Reino de Su Padre. Se nos encuentra en el número de los redimidos, y estamos alegres de estar fuera del mundo, pues somos una nación que nadie nos quiere contar". Para el mundo no existimos, ellos no quieren saber de nosotros, ninguna nación nos quiere como suyos, todos evaden y nos ignoran, no quieren oir nuestras advertencias. Mire usted los miles de cristianos que mueren cada año en los paises mulsumanes y nadie aboga por ellos, pero si maltratan un perrito en las calles de New Yor o en Londres u otra ciudad salen a defenderlos las organizaciones mundiales de derechos de los animales. O si quiere más mire los quemados en Nigeria, muchos quemados en las iglesias, sus cuerpos son testimonio de la gran masacre. 

Aunque en este mundo no se nos tome en cuenta, Dios si nos ve y estamos felices de pertenecer a su Pueblo, para el mundo no existimos pero para Cristo existimos y eso es lo más importante.

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