martes, 5 de marzo de 2024

Qué hacer Cuando la tentación te ataca


 

“El Espíritu que vive en ustedes es más poderoso que el espíritu que vive en el mundo”. 1 Juan 4:4b (NTV)

En este verso se nos recuerda que el Espíritu Santo que habita en nosotros es más poderoso que el espíritu que vive en el mundo. Esta verdad revela la victoria que los creyentes tienen sobre el pecado, el mundo y las tentaciones de la carne.


Permítame contarle esta pequeña ilustración-

En un pequeño pueblo, vivía un joven llamado David, quien luchaba constantemente con la tentación de la envidia y la codicia. Un día, mientras caminaba por el mercado, se encontró con un anciano sabio que le enseñó como orar al Señor en esos momentos de tentación, también le mostró versos en la Biblia donde podía afianzarse para luchar en contra de estas tentaciones. El anciano le dijo: "Esta forma de orar con fe y tomando en cuenta la palabra de Dios el poder del Espíritu Santo, te ayudará a vencer las tinieblas que te rodean".

Intrigado, David tomó nota de todas estas recomendaciones y lo llevó consigo donde quiera que fuera, leyendolas y meditando sobre ellas. Con el tiempo, empezó a notar que el poder del Espíritu Santo fortalecía su voluntad y le daba la fuerza necesaria para resistir las tentaciones que antes lo dominaban. Se dio cuenta de que el Espíritu Santo dentro de él era verdaderamente más poderoso que cualquier influencia del mundo.

A medida que David experimentaba esta victoria sobre el pecado y las tentaciones, su fe se fortalecía y su relación con Dios crecía cada día. Se dio cuenta de que, a través del Espíritu Santo, podía vencer cualquier obstáculo y salir victorioso en las batallas espirituales que enfrentaba.

Esta parábola nos enseña que, como creyentes, tenemos el poder del Espíritu Santo dentro de nosotros para vencer las influencias negativas del mundo. Cuando confiamos en el Espíritu Santo y permitimos que guíe nuestras vidas, podemos superar cualquier desafío y vivir en victoria sobre el pecado y las tentaciones de la carne.

Esta reflexión nos desafía a confiar más en el poder del Espíritu Santo en nuestras vidas diaria, también nos impulsa a buscar una relación más profunda con Dios y a permitir que su poder transformador me fortalezca y  nos  guíe en cada paso que damos.

Oración


 Señor, que tu Espíritu Santo sea mi fuerza en los momentos de debilidad, mi guía en medio de la confusión y mi consuelo en las pruebas. Que mi fe en ti se fortalezca a medida que reconozco que tu Espíritu es más poderoso que cualquier adversidad que pueda enfrentar. Que tu luz brille a través de mí y que mi vida refleje tu amor y tu gracia a aquellos que me rodean.

Te entrego todo mi ser, mi corazón y mi voluntad, confiando en que tu poder se perfecciona en mi debilidad. Que mi vida sea un testimonio de tu victoria sobre el pecado y el mal, y que todo lo que haga sea para tu gloria. En el nombre de Jesús, amén.


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