Génesis 39:1-10.
BL95
(1) José, pues, fue
conducido a Egipto, y Putifar, funcionario del palacio de Faraón y capitán de
la guardia, lo compró a los ismaelitas que lo habían traído.
(2) Yavé estuvo con
José, y le fue bien en todo; y se quedó en casa del egipcio, su amo.
(3) El egipcio vio
que Yavé estaba con José y hacía prosperar todo cuanto emprendía;"
(4) José le cayó en
gracia a su amo, quien lo retuvo junto a él, lo hizo mayordomo de su casa y le
confió todo cuanto tenía.
(5) Desde ese
momento, Yavé bendijo la casa del egipcio, en consideración a José. Dio
prosperidad tanto a la casa como al campo.
(6) En vista de
esto, el egipcio dejó que José administrara todo cuanto poseía, y ya no se
preocupó más que de su propia comida.
(7) José era muy
varonil y de buena presencia. Algún tiempo después, la esposa de su amo puso
sus ojos en él, y le dijo: "Acuéstate conmigo.
(8) Pero José se
negó y le dijo: "Mi señor confía tanto en mí que no se preocupa para nada
de lo que pasa en la casa, y ha puesto en mis manos todo lo que tiene.
(9) Aquí tengo
tanto poder como él. Nada me ha prohibido, excepto a ti, porque eres su esposa.
¿Cómo, pues, voy a cometer un mal tan grande, y pecar contra Dios?"
(10) Y aunque ella
insistía día tras día, José se negó a acostarse a su lado y estar con ella.
Potifar el Capitán de
la guardia del faraón vio como Dios prosperaba a José en todo lo que hacía.
Aunque José se encontraba como esclavo en la casa de un Egipcio, Dios no deja
de bendecirlo e incluso bendice a su amo a través de él.
Solemos pedir bendiciones a Dios para nuestras vidas, pero
en ocasiones nos olvidamos que las personas que nos rodean son bendecidas a través
de nuestras vidas, aunque para los demás estemos en una situación inferior. El
estatus social no determina la bendición de Dios, sin embargo la obediencia, fidelidad y amor a Dios determina
nuestro camino.
Pueden venir pruebas y dificultades sobre la vida de un
creyente, sin embargo las pruebas no pueden determinar el propósito de la vida, las pruebas en cambio sirven para llevarnos
al cumplimiento del propósito de Dios en nuestras vidas. El temor a Jehová nos
da poder para vencer la tentación. El temor de Dios nos lleva a la sabiduría para
no pecar y en cambio vivir, con propósito y alegría.
¿Qué siento cuando veo que Dios bendice a las personas para
las cuales trabajo, o le presto algún servicio?
¿En medio de las pruebas busco la dirección de Dios o me
quejo de todo?
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