miércoles, 7 de febrero de 2018

El Dolor Es Temporal




El dolor, la enciclopedia Wikipedia lo define como: “una experiencia sensorial y emocional (subjetiva), desagradable, que pueden experimentar todos aquellos seres vivos que disponen de un sistema nervioso central.” 


El dolor también puede catalogarse como el sentimiento agudo de pena, tristeza o lástima que se experimenta por causas emocionales o aspectos del ánimo.


El dolor emocional es uno de los dolores que es más difícil sanar.


Todos tenemos derecho a estar tristes, a sentirnos mal, sin embargo es muy importante que tomemos   el dolor como un estado permanente y nos adoptemos a él. Debemos aprender a  manejarlo y superarlo. El dolor debe guiarnos a cambiar, crecer, fortalecernos y a amar. En lugar de destruirnos, hundirnos y detenernos debe ser un agente que nos corrija y encamine hacia las cosas provechosas que Dios tiene para nosotros.


En la Biblia se refleja la historia del rey David, un hombre que había comenzado una relación tormentosa y prohibida con una mujer casada, el esposo de ella fue uno de los hombres que David tenía en su ejército, un fiel soldado. Sin embargo David le ordeno a uno de sus generales que lo dejaran sólo en el frente de batalla para que este muriera y así sucedió. Después de esto David tomó abiertamente la mujer de aquel que fue su amigo. Dios no vio con buenos ojos esta mala acción de David y envío un profeta para amonestarle y decirle lo que estaba pasando, David comprendió su error pero ya era muy tarde. La mujer que  había tomado tenía un hijo de él.

Natán le dijo a David:

—El SEÑOR te perdonará incluso este pecado, no morirás.  Porque en este asunto tú le has faltado gravemente al respeto al SEÑOR, tu hijo sí morirá. 
El SEÑOR hizo que el niño que David había tenido con la esposa de Urías enfermara de gravedad. David rogó a Dios por el niño y se negaba a comer o beber. Se fue a su casa y por las noches se quedaba allí tirado en el suelo. Los ancianos líderes de la familia de David iban a verlo y trataban de levantarlo, pero él se negaba a levantarse y a comer con ellos. Cuando el niño murió al séptimo día, los siervos de David tenían miedo de darle la noticia porque pensaban que se podría hacer algún daño a sí mismo al recibir la noticia, ya que no los había escuchado cuando el niño aún vivía.
Pero al ver David que sus siervos murmuraban, comprendió que el niño había muerto. Así que les preguntó a sus siervos:

—¿Ha muerto el niño?

Los siervos contestaron:

—Sí, ya ha muerto.

Entonces David se levantó, se bañó y se cambió de ropa. Luego fue a la casa del SEÑOR para adorar. Después regresó a su casa y les pidió a sus siervos algo de comer.

Los siervos le preguntaron:

—¿Por qué actúa así? Cuando el niño estaba vivo, usted se negaba a comer y lloraba, pero ahora que murió se levanta y pide de comer.

David les respondió:

—Cuando el niño estaba vivo, ayuné y lloré porque pensé: “¿Quién sabe? Tal vez el SEÑOR se compadezca de mí y deje vivir al niño”.  Pero ahora el niño murió. ¿Para qué ayunar? ¿Puedo acaso devolverle la vida? Algún día iré adonde él está, pero él no puede volver a mí. 2 Samuel 12:13-23

Aunque esta es una historia algo dura y con ella no trato de discriminar a nadie ni señalar a nadie. Nos sirve de ejemplo en cuanto al dolor que puede vivir una persona.


A lo largo de nuestra vida hemos conocido triunfos y fracasos. Nadie escapa del sufrimiento, pero también estamos llamados a ir del   sufrimiento al aprendizaje.


Rendirte  puede destruirte para siempre.


No somos nuestras derrotas o nuestros fracasos, ellos son los que están puestos en nuestro camino para enseñarnos, humildad, amor, comprensión, cariño, rectitud, integridad, paz, armonía, fidelidad, y cientos de cosas más. El dolor emocional siempre deja una herida que a lo largo se convierte en un gran recuerdo dotado de enseñanzas sabias y fortalecedoras.


Hay personas  que capitalizan su dolor emocional en lo interior de su ser y lo van examinando poco a poco con un gran valor con la fe de que van a superarlo. Cuando la persona enfrenta su dolor crea en ellas una fuerza para levantarse, entonces ella no se deja vencer sino que guarda sus marcas de las heridas como algo importante en su vida, no como un trofeo sino como un testimonio de haber vencido por la gracia de Dios y la fuerza que él le pudo dar en medio de la aflicción.


Hay otro camino y es el camino de hacer el dolor emocional el camino del sufrimiento constante, el camino de la agonía, el camino del recuerdo frustrante, el camino del rencor, el camino de culpar a Dios por las cosas malas que me  suceden o por las malas acciones que yo he tomado en mi vida. En este camino las personas se sienten  lastimadas, engañadas, usadas, sin valor o fuerzas y reflejan ese malestar a los demás. En este camino las personas dejan de confiar en Dios, en ellas mismas y en las demás personas, entonces el camino del pesimismo, la negatividad, la duda y la falta de fe afloran y dominan todos los aspectos de su vida.


El dolor emocional de convierte en una herida interna que nunca cicatriza, porque no fue gestionada adecuadamente, y esta puede manifestarse en enfermedades,  es lo que denominamos “somatizar”, en otras palabras, cuando un problema emocional existe y no se puede manejar  nuestro cuerpo recibe las consecuencias y aparecen dolencias como enfermedades.


¿Cómo vencer el dolor emocional?


Debes enfrentar tu dolor. El dolor es tu enemigo, debes mirarlo, examinarlo, entenderlo, saber porque te ha dañado en una forma tan grande, debes averiguar qué fue lo que produjo ese desenlace, qué cosas tienes que corregir en tu vida, cómo te ayuda a crecer en tu carácter y personalidad. Para pasar a otro nivel debes “saber, entender, comprender, enfrentar”, no escapes de tu dolor, enfréntalo.

Sentir es de humanos.


Frente al dolor hay que sentir, llorar, desahogarse, expresarse. Llorar es necesario. Si sientes enojo, frustración hay que manifestarla, sin embargo no debes permitir que la ira se prolongue hasta otra salida del sol.  Es necesario sentir, no se puede cortar sentimientos que hemos criado por tiempos en nuestra vida, sin embargo es necesario encausarlos por una ruta saludable. Hay que manifestarlo por un tiempo corto no permitiendo que se prolonguen indefinidamente.


El dolor emocional debe llevarte a reflexionar sobre cómo estas utilizando tu tiempo. ¿Te estás dando tiempo para ti mismo? ¿Le estás dando tiempo a tus seres queridos? ¿Le estás dando tiempo a Dios?


El dolo emocional te hace reflexionar sobre lo que estás haciendo. ¿Lo que haces es algo de utilidad?, ¿Estás haciéndolo que quieres?, el dolor emocional te hace reflexionar sobre cómo tomar tus propias decisiones, te hace volver al camino que perdiste, te hace corregir las fallas y errores que cometiste, te hace comenzar a ser una mejor persona, te hace plantear nuevos objetivos y metas.


El dolor emocional te sitúa en el  camino hacia la felicidad. El dolor emocional te hace reflexionar sobre las cosas que en realidad valen la pena, te hace pensar en tu felicidad, te hace pensar en la manera de no volver a fallar para llegar a lo que tanto anhelabas o querías. El dolor emocional te impulsa a buscar la felicidad. El dolor emocional no es una casa donde vivir es una estación del tren donde te detienes para orientarte en tu camino a tu verdadera casa.


El dolor emocional te hace pensar sobre la verdadera persona que Dios ha querido que tú seas. Tú no eres una persona pesimista, derrotada, frustrada, arruinada, amargada. Tu eres una persona llena de esperanzas y triunfos, Dios al traerte a este mundo te ha dado la habilidad de escoger lo que tú quieras, en todo el buen sentido. El dolor emociona te hace ver lo que te hace falta desarrollar en tu vida quizás necesitas ser alguien más arrojad y valiente, quizás necesitas ser más segura de ti misma, quizás necesitas verte con más potencial, como alguien que puede vencer las dificultades.


Para vencer el dolor emocional necesitas fe. Para poder comenzar de nuevo necesitamos  alimentar nuestra fe, alimentar nuevas esperanzas y volver a recargarnos de sueños e ilusiones. 

Tener fe no quiere decir que no tengas dolor, pruebas, contratiempos, adversidades, todo el mundo los tiene. Tener fe en medio del dolor significa que tú estás viendo a alguien, a algo que los demás no pueden ver y eso que ves te da la fuerza para levantarte en medio de toda prueba y adversidad, sabiendo que hoy sufres pero mañana reirás y te acordarás de estos días como si fueran un sueño que nunca sucedieron en tu vida, entonces tu boca se llenará de gozo y tus labios de alegría.


Tener fe en medio del dolor significa que estás dispuesto a levantarte y tomar tu lecho y caminar. Tener fe en medio del dolor es saber que tu vas a ir a donde se fue la bendición. Tal vez ellas no vuelvan más al mismo sitio donde estaban pero tu si sabes que tu estás caminando para llegar nuevamente a ellas.


Para vencer el dolor emocional necesitas rodearte de gente con fe y amor. Busca personas que te ayuden a crecer en medio del dolor, que comprendan lo que te ha sucedido y que no te critiquen sino que te brinden una mano amiga para avanzar y apoyarte.


Hubo un momento en mi vida en la cual todo se veía perdido, acabado, me sentía frustrado, derrotado y solo, en mi habitación me arrodille delante del Señor y le dije “Señor no puedo más, siento que no podré seguir”, de repente sentí como si una mano se posara sobre mi hombro y dentro de mi cabeza pude oír una voz que me dijo “pon tu mano sobre mi mano y permite que yo te ayude a cruzar la oscuridad”. Jesucristo es el mejor amigo que puedes encontrar en medio de todo dolor y aflicción en ti vida cree que él es fiel a ti y te ayudará en todo lugar que te encuentres, Dios te bendiga abundantemente.

 (https://es.wikipedia.org/wiki/D

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