Aún no habían entendido
lo de los panes, por cuanto estaban endurecidos sus corazones. Marcos 6:52.
Qué endurece los corazones de las personas para que no crean
y la duda los domine.
Los discípulos de Jesús, habían visto un gran milagro,
Jesucristo alimento a más de cinco mil personas incluso a todos a los mismos discípulos, sobrando
algunas cestas de comida. Sin embargo San Marcos cita que los discípulos no
habían entendido el milagro de los panes.
De esta expresión se desprende que los milagros hay que
recibirlos, disfrutarlos, y estar agradecidos por ellos pero también necesitan
ser entendidos. ¿Cuántos milagros hemos recibido del Señor? ¿Sabemos por qué
sucedieron esos milagros en nuestra vida? ¿Recibimos los milagros y luego nos
olvidamos de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas? ¿Nos sirven los milagros
para enseñarnos a enfrentarnos a las próximas exigencias y pruebas de la vida?
Marcos nos indica porque los discípulos no habían entendido
el milagro de los panes “…por cuanto estaban endurecidos sus
corazones”.
Un corazón puede ser
endurecido por diversas circunstancias, cuando tenemos corazones endurecidos se
nos es difícil creer, tener fe, avanzar, los problemas de la vida se vuelven
tormentas gigantes que pueden hundirnos y destruir nuestros objetivos y
camino. Tal vez hemos endurecido nuestro
corazón porque no hemos recibido lo que tanto deseamos, tal vez, porque hemos
sido maltratados, tal vez porque la vida nos ha tratado mal, tal vez porque un
ser querido ha partido de nuestro lado, tal vez porque todavía no nos hemos
casado, o tal vez porque hay alguna enfermedad que persiste a través del tiempo
y hemos pedido y pedido a Dios pero no cesa en afligirnos, tal vez sea la
carencia en algunos aspectos de nuestra vida, tal vez, tal vez, tal vez…
siempre existirá una tormenta que nos hará olvidar del milagro de ayer y nos
hará ver nuestro corazón endurecido.
Los discípulos remaban en contra de una tormenta, en altas
horas de la noche, pero cuando ya estaban desfallecidos apareció Jesús
caminando sobre las aguas, cuando los discípulos vieron a Jesús se asustaron.
Jesús les dijo “Tened ánimo, yo soy, no teman” (Marcos 14:27).
Sólo la persona de Jesucristo puede dar reposo en medio de
una tormenta, él está sobre la tormenta, las dificultades no pueden en contra
de él. Pedro al ver a Jesucristo caminando sobre las aguas, le pidió para que
el ordenara ir a él y Pedro caminó sobre las aguas. Cuando nuestra mirada está
en Cristo Jesús pueden existir tormentas en nuestra vida pero sobre esas
tormentas podemos caminar y vencer, las tormentas de la vida no pueden
hundirnos cuando Jesucristo está cerca de nosotros y nuestra fe está puesta en
él. Si podemos mantener nuestra mirada en Jesucristo podremos salir victoriosos
de toda prueba, podemos levantarnos de la enfermedad, podemos recuperarnos después
de perdidas, derrotas, podemos volver a intentarlo nuevamente, podemos ver el
nuevo día sin nubes ni tormentas. Jesucristo hoy nos envía un mensaje “Tengan
fe, ustedes pueden vencer, yo vencí al mundo
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