Cuando Scott y Gabby Dannemiller, padres y antiguos misioneros, se encontraron dentro de lo que Scott llama "el bucle americano por el que más es mejor", decidieron tomar una medida drástica: no realizar ninguna compra innecesaria durante un año.
En un esfuerzo por recuperar lo que ellos llaman su misión familiar, que pasa por "alimentar nuestra fe juntos y ayudar a los demás a crear un mundo sin necesidades", los Dannemiller decidieron dejar de gastar dinero en cosas como juguetes, libros, ropa o cualquier otra cosa que no fuera una necesidad básica (como la comida o la reparación de un frigorífico que se estropeó) o una experiencia para vivir juntos (como las entradas a un partido de hockey). Han dejado constancia de su experimento en un libro, The Year Without a Purchase: One Family’s Quest To Stop Shopping and Start Connecting (El año sin compras: la aventura de una familia que dejó de comprar y empezó a conectar), publicado el mes pasado.
"Se trataba de centrarse menos en las ‘cosas’ para conectar más los unos con los otros”, cuenta Scott a Yahoo Parenting. “Lo importante es recordar que, por otro lado, no se trata de un gran desafío, ya que muchas personas de nuestro país viven con menos de 10 dólares al día, así que para muchas familias esto no se trata de un experimento divertido. Hay familias que no tienen para pagar la comida. Pero, para nosotros, la cuestión era averiguar en qué te gastas el dinero cuando tienes recursos”.
En general, Scott dice que la familia consiguió completar su plan con éxito. “Hubo cuatro veces en que no lo conseguimos”, dice. Le compraron a su hijo, que por entonces tenía siete años, un protector para jugar como cátcher en su equipo de baloncesto. También compraron unos zapatos nuevos, un nuevo limpiador al vapor y unas aletas que le habían prometido a su hija, de cinco años, si conseguía aprobar su examen de natación. Pero, según Scott, este año sin compras tuvo los efectos esperados. “Al centrarnos más en las experiencias en vez de en las compras, crecimos como familia, pudimos atender a los demás, pudimos dedicar más tiempo a aquellos que lo necesitaban”, dice. “Además, los niños ni siquiera lo notaron”.
(1) "¡Todos ustedes que están sedientos, vengan a las aguas! ¡Ustedes, sin dinero, vengan, compren, y coman! ¡Sí, vengan! ¡Compren sin dinero vino y leche, son gratuitos!
Nos cuesta creer que vamos a subsistir sin dinero, que vayamos a vivir sin nadie que siembre o que trabaje, de esa misma forma pensaba el pueblo de Israel pero Dios lo sostuvo por años en el desierto proveyendo el maná, de la misma forma pensaba la viuda en los tiempos dl profeta Elías, que pensaba hacer una torta y comer ella y su hijo y luego echarse a morir, pero cuando llegó el profeta cambió la perspectiva de la mujer y donde solo había para comer dos, comieron tres no sólo una vez sino durante mucho tiempo.
La verdad es que Dios es Dios de milagros y de cosas asombrosas, el puede alimentarnos sin que tengamos recursos, el puede darnos aguas en el desierto, alimento de unos pocos panes y peces, el puede hacer que compremos sin dinero y que comamos aún hasta vino y leche... sólo lo que necesitamos es tener fe en Él.
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