Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. (Salmo 37:4)
Este versículo es una promesa hermosa que establece una conexión innegable entre dónde ponemos nuestro afecto y lo que finalmente recibiremos en la vida. La primera parte nos llama a "deleite", que va más allá de un sentimiento superficial; implica una profunda alegría y satisfacción en la persona de Dios. Esta alegría, que es el privilegio del creyente, es un fruto del Espíritu Santo.
El profeta y salmista nos asegura que si nos deleitamos en el Señor, Él actuará. Pero, ¿cómo puede Dios conceder a Sus hijos todos los deseos de su corazón? La clave está en la relación que el deleite establece.
- La Transformación de los Deseos: Cuando ponemos nuestra atención, nuestra mente y nuestro corazón en el Dios vivo, nuestra perspectiva comienza a transformarse. El objetivo final de la vida cristiana es que seamos hechos conformes a la imagen de Su Hijo. El Señor, que es infinitamente sabio, sabe lo que es mejor para nuestro bienestar a largo plazo, incluso si temporalmente nos resulta incómodo o desagradable. Él busca cambiar nuestros deseos para que se alineen con Sus propósitos.
- El Fundamento de la Confianza: Nuestra adoración y deleite deben basarse en el conocimiento de que Dios es bueno, y de que es fiel y totalmente digno de confianza. El deleitarse en el Señor implica dejar de depender de nuestro propio entendimiento y, en cambio, confiar en Él de todo corazón. La persona diligente, que se enfoca en la piedad y se asemeja a Cristo, encuentra que sus deseos son plenamente satisfechos.
Al deleitarnos en Dios, Él nos moldea para que nuestros anhelos más profundos ya no sean egoístas o superficiales, sino que se conviertan en los mismos deseos que Él tiene para nosotros y para Su gloria.
Aplicación
- Rendición total de la voluntad: La primera receta para hallar y vivir la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta, para nuestra vida es una entrega total de nuestra voluntad. En lugar de buscar que Dios se acomode a nuestros planes, debemos rendirnos a Su control y pedirle permiso para hacer lo que deseamos, sabiendo que Él es el Dueño y siempre hará lo mejor.
- Busca la gloria eterna sobre la satisfacción temporal: Evalúa tus prioridades y toma la decisión consciente de acumular tesoros en el cielo, ya que donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón. Al enfocarte en vivir en el Espíritu y permitir que Él controle tu vida, se producirá fruto eterno y recompensable.
Reflexiona
- La disciplina, para el creyente, puede transformarse de una carga a un viaje lleno de alegría cuando se tiene una visión del potencial que Dios nos da. ¿Qué área de tu vida (oración, servicio o estudio) aún ves como una "carga" que te impide experimentar el deleite del Señor?
- Si la Escritura declara que la felicidad duradera es un resultado de vivir en armonía con Dios, ¿qué deseos egoístas estás luchando por dejar ir y someter a la autoridad de Cristo para poder confiar totalmente en Su plan para ti?
La Oración De Hoy
Amado Padre Celestial, te alabo porque Tú eres el Dios de la esperanza. Te doy gracias porque Tu bondad y gran amor perduran para siempre. Deseo de todo corazón deleitarme en Ti. Confieso que a menudo mis propios deseos y mi propio entendimiento se interponen, haciéndome dudar de Tu plan perfecto. Te ruego, por Tu misericordia, que renueves mi mente y transformes mis prioridades para que coincidan con la imagen de Tu Hijo. Ayúdame a rendir totalmente mi voluntad y a vivir cada día buscando Tu gloria y Tu aprobación, para que al final de mi vida, encuentre el gozo y la satisfacción que solo Tú puedes conceder. Amén.

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