“Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad”. 1 Juan 1:8 (NTV)
Reconociendo nuestra naturaleza pecaminosa
La Palabra de Dios nos revela que todos hemos pecado y estamos separados de la santidad de Dios.
Al reconocer nuestra propia naturaleza pecaminosa, nos abrimos a la necesidad de la redención y restauración que solo pueden venir a través de Jesucristo. Muchos niegan esto en sus vidas, esto les lleva a una confrontación brutal y encarnizada. Reconocer el pecado es una de las cosas que nos abren camino al arrepentimiento.
Viviendo en la verdad
Vivir en la verdad implica reconocer humildemente nuestra condición pecaminosa y depender completamente del perdón y la gracia de Dios.
Al hacerlo, experimentamos la libertad que proviene de una relación restaurada con Dios y nos abrimos a su transformación en nuestras vidas. Hay cosas en cada uno de nosotros que nos llevan a pecar, Jesús nos dice que con él podemos vencer estas tentaciones y pruebas, esa inclinación al mal debe ser sometida diariamente en la cruz y expuesta a Jesús. Vivir en la verdad nos hace estar atentos a los posibles errores y caídas.
La importancia de la humildad y la confesión
La humildad nos permite reconocer nuestra necesidad de Dios y de su perdón constante. La confesión sincera de nuestros pecados nos libera del peso del engaño y nos acerca a la verdad que es Jesucristo. La palabra revela que el que confiesa su pecado y se aparta de el alcanzará misericordia.
Debemos tomar la importancia de vivir en la verdad, reconociendo nuestra condición pecaminosa y dependiendo completamente del amor y la gracia de Dios. Que nuestra vida sea un testimonio de humildad, confesión y búsqueda constante de una relación más profunda con nuestro Salvador.
Oración
Querido Señor, en este momento vamos a ti para reconocer humildemente nuestras propias faltas y pecados. Conscientes de que negar nuestra condición pecaminosa solo nos llevaría a un engaño y separación de la verdad, venimos ante ti con corazones arrepentidos.
Reconocemos que todos hemos pecado y estamos necesitados de tu gracia y perdón. Te pedimos que nos ayudes a vivir en la verdad, reconociendo nuestra dependencia de ti en cada aspecto de nuestras vidas.
Que nuestra humildad nos permita confesar nuestros pecados y buscar constantemente una relación más profunda contigo. Que nuestras vidas sean testimonio de tu amor transformador y de la libertad que viene de vivir en comunión contigo.
Te agradecemos, Señor, por tu amor incondicional y por la redención que encontramos en Jesucristo. En su nombre oramos, amen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario