1 Samuel 16:14-21 RV 1960
Y los criados de Saúl le dijeron: He aquí ahora, un espíritu
malo de parte de Dios te atormenta.
Diga, pues, nuestro señor a tus siervos que están delante
de ti, que busquen a alguno que sepa tocar el arpa, para que cuando esté sobre
ti el espíritu malo de parte de Dios, él toque con su mano, y tengas alivio.
Y Saúl respondió a sus criados: Buscadme, pues, ahora
alguno que toque bien, y traédmelo.
Entonces uno de los criados respondió diciendo: He aquí yo
he visto a un hijo de Isaí de Belén, que sabe tocar, y es valiente y vigoroso y
hombre de guerra, prudente en sus palabras, y hermoso, y Jehová está con él.
Y Saúl envió mensajeros a Isaí, diciendo: Envíame a David
tu hijo, el que está con las ovejas.
Y tomó Isaí un asno cargado de pan, una vasija de vino y
un cabrito, y lo envió a Saúl por medio de David su hijo.
Y viniendo David a Saúl, estuvo delante de él; y él le amó
mucho, y le hizo su paje de armas.
Cuando una persona se aleja de Dios está expuesta al
tormento emocional, espiritual, a las
preocupaciones y ansiedades del mundo.
Cuando buscamos a Dios de todo corazón nuestras cargas,
angustias y ansiedades son quitadas y en
nuestro corazón se deposita la paz, el amor, la esperanza y la fe que nos
ayudan día a día a vencer.
Cuando nosotros nos convertimos en adoradores de corazón,
podemos influenciar a los demás y alejar de sus vidas lo malo que puede afectarlos.
Al adorar al Señor somos reconocidos por los demás y ellos
ven en nosotros las buenas cualidades que Dios nos ha provisto.
Adorar de corazón a Dios forma en nosotros carácter, este se
refleja en nuestra valentía, en nuestra fuerza interior, en nuestro ánimo,
nuestra prudencia, sabiduría, nuestra forma de hablar cambia y nuestra manera
de comportarnos se transforma, somos obedientes y serviciales y hallamos gracia
a los ojos de los demás.
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