Eclesiastés 3:3-15 RV 1960.
tiempo de matar, y tiempo de curar;
tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
tiempo de llorar, y tiempo de reír;
tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
tiempo de esparcir piedras, y tiempo
de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;
tiempo de buscar, y tiempo de perder;
tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
tiempo de romper, y tiempo de coser;
tiempo de callar, y tiempo de hablar;
tiempo de amar, y tiempo de
aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
¿Qué provecho tiene el que trabaja,
de aquello en que se afana?
Yo he visto el trabajo que Dios ha
dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.
Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto
eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra
que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.
Yo he conocido que no hay para ellos cosa
mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida;
y también que es don de Dios que todo hombre
coma y beba, y goce el bien de toda su labor.
He entendido que todo lo que Dios
hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo
hace Dios, para que delante de él teman los hombres.
Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser,
fue ya; y Dios restaura lo que pasó.
Todo tiene su tiempo, pero no todos
tienen el mismo tiempo y no les suceden las mismas cosas a las personas de la
misma manera o en el mismo tiempo.
La versión de Oro lo traduce así: “Todas las cosas tienen su tiempo, y todo lo que hay debajo del cielo
pasa en el término que se le ha prescrito.” NO elegimos el momento de nuestro
nacimiento, pero nacemos, no elegimos las etapas de la vida, pero las
experimentamos y ellas vienen sin que podamos hacer nada para evitarlas. El
tiempo de nacer ni siquiera estábamos en la capacidad de saber, el tiempo de
morir algunos pueden presentirlo, pero no se puede evitar.
Conocer los tiempos y saber el
propósito de Dios en ellos es de mucha importancia en nuestra vida. La palabra
nos dice que debemos pedirle al Señor que nos enseñe a contar nuestros años y
poder así adquirir enseñanza. Una de las enseñanzas notables que podemos sacar
de esto, es que aunque puedan existir tiempos difíciles, malos. A palabra nos
dice que aunque hay un tiempo para arrancar hay otro tiempo para plantar,
aunque hay un tiempo para destruir también hay un tiempo para construir, la palabra nos continúa aclarando que aunque
hay un tiempo para llorar también hay un tiempo para reír, aunque hay un tiempo
para separarse hay un tiempo para abrazarse de nuevo, aunque ha un tiempo para
odiar llega un tiempo para amar, aunque hay un tiempo en que rasgamos las ropas
llega un tiempo de coser de nuevo. Dios en medio del tiempo también dispuso una
salida, una reconciliación, un regreso de un hijo, la vuelta del padre que se
fue, el regreso del amor, el regreso de la salud. En las crisis no entendemos
las cosas pero lo mejor que podemos hacer es confiar en Dios que él va a traer
un tiempo nuevo de restauración de bendición y de felicidad.
Todo sucede a su debido tiempo. Sin
embargo, Dios puso en la mente humana la habilidad de entender el paso del
tiempo. Aprendí que lo mejor que puede hacer la gente es ser feliz y disfrutar
mientras viva y hacer el bien. Dios quiere que todos coman, beban y disfruten
de su trabajo. La vida es un don de Dios. Aprendí que todo lo que Dios hace
dura para siempre. Los seres humanos no le pueden agregar ni quitar nada al
trabajo de Dios. Dios se encargará de lo que está más allá de la comprensión de
los seres humanos. Y así como las cosas malas tuvieron un tiempo en tu vida, las cosas buenas y hermosas
llegaran a tu vida en su tiempo. Dios te bendiga grandemente.