lunes, 17 de agosto de 2015

Niña cocinera


Trabajad […] por la comida que a vida eterna permanece…Juan 6:27.

Una mañana, mientras Lilia se preparaba para ir al trabajo, su hijita de cuatro años también se puso a trabajar. Habían comprado una tostadora circular, y la idea de pasar el pan por el pequeño horno fascinó a la pequeña. Poco después, Lilia descubrió unas 30 tostadas apiladas sobre la mesa. «¡Soy una cocinera excelente!», declaró la niña.


No tiene nada de milagroso que una niña curiosa convierta pan en tostadas. Pero, cuando Jesús transformó los cinco panes y los dos peces de un muchachito en comida para miles de personas, la gente reunida reconoció la naturaleza milagrosa del suceso, y quiso convertir al Señor en su rey (ver Juan 6:1-15).


Como el reino de Jesús «no es de este mundo» (Juan 18:36), Él se alejó. Al día siguiente, cuando lo encontraron, el Señor les reveló el error de sus motivaciones: «me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis» (6:26). Erróneamente, pensaron que el «Rey» Jesús les llenaría el estómago y liberaría a la nación. Pero les aconsejó: «Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece» (v. 27).


Una perspectiva terrenal nos hará ver a Jesús como un medio para alcanzar un fin. En realidad, Él es nuestro Pan de vida.
Señor, que no te busquemos solamente para solucionar problemas.
 

domingo, 16 de agosto de 2015

¿Quién tiene la solución?


Rodolfo y varios amigos del grupo juvenil acababan de hacer una presentación en mímica en el parque de una gran ciudad. Durante su conversación con una linda pareja, Rodolfo les explicó que el propósito de toda la mímica había sido ayudar a las personas a saber que necesitan a Jesús.

—Entonces para eso vinieron –—respondió la mujer—. Bueno, no necesitamos a Jesús para resolver nuestros problemas. Lo que necesitamos es ponernos de acuerdo como seres humanos. Los seres humanos son la verdadera solución a los problemas que tiene el mundo.

Rodolfo acaba de toparse con una manera de ver el mundo que es contraria a la Biblia, los creyentes y la iglesia. Es una idea llamada humanismo secular. Afirma que los seres humanos son tan super- poderosos que pueden resolver todos los problemas de nuestro planeta.

Al principio, esto parece tener sentido. Después de todo, no estamos esperando que los delfines, las ballenas, los cachorritos de focas ni los insectos microscópicos en peligro de extinción salven al mundo. Y todos nosotros —creyentes y no creyentes por igual— podemos trabajar para ayudar a otros. Pero, ¿podemos nosotros como seres humanos realmente resolver solos todos los problemas del mundo?

Es probable que hayas notado que ese plan deja afuera al Señor. Hay gente que argumenta que Dios no puede salvar al mundo porque Dios no existe.

Pero la idea de que podemos resolver nuestros problemas solos es una fantasía que no tiene en cuenta algunos factores importantes. La historia humana está atestada de ejemplos que demuestran que no podemos resolver nuestros propios problemas. ¡Piensa en personas y grupos como Adolfo Hitler, José Stalin, el Khmer Rojo, Idi Amín, el Ku–Klux–Klan y Osama bin Laden!

Algunos opinan que la única esperanza que tenemos para un mundo mejor es descartar todas las religiones y confiar en el poder mental humano para traer paz y felicidad al mundo. (La gente que quiere quitar y omitir toda mención de Dios en la vida pública está motivada por esa manera de pensar. Llevan la idea de “separación de la iglesia y el estado” a un extremo).

El apóstol Pedro se puso de pie y proclamó que Jesús —no la humanidad— es la única esperanza de salvación para el mundo. De toda las personas sobre la tierra —incluyendo a todos trabajando juntos— sólo Jesús tiene el poder para salvar.

Por supuesto, como humanos tenemos que hacer nuestra parte para librarnos de guerras y hambrunas, para luchar contra las enfermedades y las injusticias. Pero al final de cuentas, no podemos rescatarnos a nosotros mismos. ¡Necesitamos a Jesús!


Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. Hechos 4:12



¿En qué consiste el error de pensar que los seres humanos pueden resolver todos los problemas del planeta?
 
 

ORA: Señor, guarda nuestra mente de pensar que alguna vez podemos vivir sin Jesús.

 

 

sábado, 15 de agosto de 2015

Ciudades Peligrosas



Esta semana  Mexico´s  Citizens´ Council for Public Security and Criminal Justice dio a conocer las 50 ciudades más peligrosas del mundo.

10. Barquisimeto, Venezuela. 64.72 homicidios por cada 100 mil habitantes.
9. Joao Pessoa, Brasil. 66.92 homicidios por cada 100 mil habitantes.
8. Guatemala, Guatemala con 68.40 homicidios por cada 100 mil residentes.
7. Fortaleza, Brasil con 72.81 homicidios por cada 100 mil habitantes.
6. Distrito Central, Honduras con 79.42 homicidios por cada 100 mil habitantes.
5. Maceió, Brasil con 79.76 homicidios por cada 100 mil.
3. Acapulco, México con 112.80 homicidios por cada 100 mil habitantes.
2. Caracas, Venezuela con 134.36 homicidios por cada 100 mil habitantes.
1. San Pedro Sula, Honduras con 187.14 homicidios por cada 100 mil habitantes.

La Biblia cita: "También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos" (2 Timoteo 3:1)

Estamos viendo estas cosas suceder es porque estamos viviendo en “tiempos peligrosos”. Con solo fijarnos en los recientes acontecimientos, no solo aquí, sino también alrededor del mundo, no es difícil discernir que el mundo no esta caminando lentamente hacia el infierno, sino que esta corriendo hacia él. Con cada día que pasa el hombre se aleja más y más de la verdad de Dios, y escoge seguir doctrinas de demonios. Con cada día que pasa el enemigo de las almas abarca más territorio, y la razón principal por esto es porque los cristianos no estamos cumpliendo nuestra misión al 100%, sino que cumplimos cuando nos conviene. Es como la cita Famosa de Albert Einstein, quien no creía en Dios, sino que creía que Dios solo existía filosóficamente y que era abstracto e impersonal, y que dijo: “El mundo es un lugar peligroso, no por aquellos que hacen el mal, sino por aquellos que lo ven y no hacen nada”.

Ahora debemos preguntarnos, ¿Qué estamos haciendo para combatir el mal? ¿Estamos guardando la palabra de Dios? ¿Estamos testificando la palabra de Dios? ¿Estamos demostrando a través de nuestra actitud y comportamiento la gracia, poder y misericordia de Dios? Como nos dice el apóstol Pablo aquí, estamos viviendo en tiempos peligrosos, y como cristianos fieles tenemos que afirmarnos en nuestra fe. Ahora bien, el versículo que hemos citado  consisten de las señales de los últimos tiempos. Deseo aclarar que yo no estoy diciendo que estamos viviendo en los últimos tiempos, yo no sé, ni me toca saber cuándo será el tiempo del fin; pero lo que si estoy diciendo, y quiero que quede bien claro, es que estamos viviendo en tiempos peligrosos. Dile a la persona que tienes a tu lado: estamos viviendo en tiempos peligrosos.
Estamos viviendo en tiempos cuando el enemigo ha intensificado su ataque en contra de la humanidad, especialmente los cristianos, tratando de desviar nuestra atención de lo que la palabra de Dios claramente nos enseña. Y lo está haciendo a través de huecas filosofías y frases populares como: “políticamente correcto”. Pero como he repetido en numerosas ocasiones, los cristianos no estamos llamados a ser políticamente correctos, sino que estamos llamados a predicar la verdad de Dios al mundo. ¿Qué tenemos que predicarle al mundo?
Tenemos que predicar con convicción a Jesucristo como Hijo de Dios y el Salvador de nuestras almas. Tenemos que predicar que Satanás es un ángel caído, mentiroso, ladrón y asesino. Estas son las verdades de Dios; sin embargo, la verdad de Dios no es siempre articulada por los cristianos. Ahora debemos preguntarnos, ¿por qué no? ¿Por qué se nos hace tan difícil predicar la palabra de Dios?
 
La razón principal es porque los “…amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella…”, están cumpliendo su misión mejor que los cristianos cumplen la suya. En otras palabras, estas personas malvadas están lentamente destruyendo la obra de Dios, están haciendo lo malo aparentar bueno, y lo bueno aparentar malo. Pero todas estas personas deben saber que sus acciones tendrán su pago.
 
 Algunos de los científicos, políticos, y filósofos están siendo usados por los poderes de las tinieblas con gran precisión; ¿para qué?, para destruir por completo los principios morales, y los fundamentos bíblicos; preparando así el camino para que el anticristo. La realidad es que el mundo va  sin frenos hacia un precipicio. El mundo se encuentra sin rumbo o dirección, debido a las mentiras, falsa/mala información, y doctrinas de demonios. La realidad es que las personas ya no saben ni que creer. La mayoría de las personas creen que existe un ser supremo, pero a partir de ahí en adelante creen en numerosas otras cosas que no tienen sentido. La realidad es que el diablo ha causado, y continuara causando tanta confusión, que si los fieles cristianos no ejercemos extremo cuidado, es muy posible que caigamos enredados en su trampa. ¿Cuál es la respuesta? Como he repetido en numerosas ocasiones, la respuesta de todo cristiano fiel es creer en Jesucristo y confiar en sus palabras, él dijo . 
"Yo les dije esto para que encuentren paz en mí. En el mundo ustedes tendrán que enfrentar aflicción, pero, ¡sean valientes! Yo he conquistado al mundo". Juan 16:33. Biblia De Dios Para Todos.
 

 

viernes, 14 de agosto de 2015

El día en que Dios murió


El 8 de abril de 1966, la tapa de la revista Time preguntaba en letras en negrita: «¿Dios está muerto?». El artículo principal describía el trabajo de varios teólogos que ya no se adherían a los conceptos tradicionales de Dios. Coincidían al concluir que el Dios de nuestros padres no había sobrevivido a la aparición de los conceptos de la evolución y del control de la natalidad.

El debate que seguía no se relacionaba tanto con Dios, sino con nosotros. Estábamos atravesando una década turbulenta; nuestro mundo cambiaba. Una guerra poco popular en Vietnam incitaba el uso de adhesivos en los automóviles, que decían: «Cuestionemos la autoridad». La ciencia y la tecnología mejoraban nuestra vida y nos hacían perder conciencia de la necesidad de un Dios sobrenatural.

Otras razones para pensar que Dios está muerto. Los cuestionamientos a la imagen tradicional de Dios se multiplicaron en las décadas subsiguientes. No todos eran seculares. Las estafas a los consumidores en los programas religiosos por televisión expusieron al Dios de la Biblia al ridículo público. Las promesas de «bendiciones a cambio de dinero» asociaron el nombre de Cristo con fraudes que sugerían: «sea rico ya» o «adelgace de inmediato». Últimamente, en los medios públicos aparecieron pruebas de abusos por parte del clero. Con esos informes, surgieron historias de víctimas que, por esos abusos, ya no consideraban al Dios de la iglesia una opción real. Sin embargo, los iluminados por la ciencia o los desilusionados por los líderes religiosos no son los únicos que hablan de la muerte de Dios.

La Biblia también habla de la muerte de Dios. El Dios de la Biblia estaba tan conmovido por el daño que las personas se hacen a sí mismas, que ciertamente eligió morir por eso. En un determinado momento de la historia, el Dios eterno cerró Sus ojos y dejó de respirar. Bajo el peso de los pecados del mundo, Su cuerpo cayó agotado y sin vida. En aquel instante, Dios estaba muerto, no sólo según la percepción de otros, sino en un tiempo y en un lugar reales. Al afirmarlo, la Biblia va mucho más allá de las portadas y las páginas de la revista Time. En vez de preguntar: «¿Dios está muerto?», la teología bíblica nos deja un misterio que sobrepasa la comprensión humana (1 Timoteo 3:16). La segunda Persona de un Dios que es tres en uno se transformó en un hombre real para morir de verdad por nosotros (Juan 1:1-3,14; Filipenses 2:5-11).

A medida que se revela este incomparable drama, vemos que la muerte física no fue el mayor sacrificio de nuestro Señor. Aun antes de soltar Su último aliento en una cruz romana, soportó la oscuridad infernal de la separación espiritual de Su Padre celestial. Cuando los cielos se oscurecieron a mediodía, Su gemido angustiado hizo eco en las cámaras del cielo y de la historia: «¿Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?» (Mateo 27:46). Según la Biblia, nuestro Creador soportó esa muerte agonizante para venir a rescatarnos.

Lo que la muerte de Dios nos dice sobre nosotros mismos. Los que tendemos a considerarnos víctimas más que infractores podríamos inferir que la muerte de Cristo probablemente diga más de la maldad de otros que de nosotros mismos. Siempre podemos señalar a alguien que pensamos que nos dio una excusa para reaccionar sin amor. Pero, si nos detenemos en el sufrimiento de Cristo, obtenemos un cuadro diferente. Si la Biblia está en lo cierto, Él no murió solamente por los pecados de cualquier otra persona. Él murió por nosotros (Juan 3:16; Romanos 5:8). El dolor que soportó dice muchísimo sobre la extrema naturaleza de nuestra necesidad (Romanos 3:10-20). Cualquiera que quiera ser incluido en la muerte de Cristo debe admitir que, a los ojos de Dios, nuestros propios pecados están a la altura de quienes violan las leyes federales con delitos penados con la muerte. La magnitud de Su sacrificio dice que, sin Su intervención, seguiríamos siendo delincuentes condenados, sin esperanza y aguardando en el «pabellón de la muerte» lo que la Biblia denomina «la muerte segunda» (Romanos 6:23; Apocalipsis 20:14). Cómo la muerte de Dios puede ayudarnos a encontrar vida nueva.

Las Escrituras no dan esperanza para los que no creen que Cristo sufrió por ellos. Sin embargo, ofrece una vida completamente nueva para los que creen que Él vivió y murió en lugar de ellos. Tal como los que son incluidos en un programa de protección para testigos, aquellos que encuentran refugio en el Hijo obtienen una nueva identidad. En Él, se esconden los pasados problemáticos (Colosenses 3:3). Adoptan Su nombre, reciben Su Espíritu y se convierten en templos del Dios viviente (1 Corintios 3:16; 6:19).

Los que permiten que el Espíritu de Cristo se manifieste en ellos son un antídoto contra el concepto de que «Dios está muerto». Su felicidad y sus lágrimas se transforman en una muestra silenciosa del amor, el gozo y la paz de un Dios que está vivo y que extiende Su mano a la humanidad a través de Sus hijos. Nadie lo hace a la perfección, pero lo que más se necesita son personas imperfectas, angustiadas y agradecidas que cada vez tienen más deseos de permitir que Cristo viva Su vida a través de ellos (Romanos 8:11). ¿Cómo podemos lograr este compromiso? Comencemos mirando a Jesús nuestro Señor andando por el huerto de Getsemaní hacia la página central de la historia humana. En el camino, gime: «No se haga mi voluntad, sino la tuya». Luego, en medio de una multitud que gritaba, en una colina fuera de los muros de Jerusalén, voluntariamente soportó el peso eterno de nuestro pecado y de nuestra muerte; lo hizo por nosotros.

Padre celestial, no queremos dejar de agradecerte nunca el precio que pagaste por nosotros. Sin embargo, nos distraemos tan fácilmente. Ayúdanos en este día a renovar nuestra gratitud por la muerte de tu Hijo. Usa la consagración de este momento para dejar que tu vida se manifieste en nosotros - See more at: http://nuestropandiario.org/2011/04/el-dia-en-que-dios-murio/#sthash.8PP1e7IH.dpuf

jueves, 13 de agosto de 2015

Cómo Reaccionar?



… Dios os haya escogido desde el principio para salvación… 2 Tesalonicenses 2:13.

Mientras leía el mensaje en mi teléfono, empezó a subirme la temperatura y me hervía la sangre. Estaba a punto de responder con otro mensaje desagradable, cuando una voz interior me dijo que me calmara y que contestara al día siguiente. Después de dormir bien, el tema que me había molestado tanto parecía una tontería. Había reaccionado en forma desmedida porque no quería dar prioridad a las necesidades de otra persona. No estaba dispuesta a incomodarme para ayudar a alguien.

Lamentablemente, estoy tentada a responder con enojo más a menudo de lo que me gustaría reconocer. Con frecuencia, tengo que poner en práctica verdades bíblicas conocidas, tales como «airaos, pero no pequéis» (Efesios 4:26), y «no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros» (Filipenses 2:4).

Menos mal que Dios nos ha dado su Espíritu, quien nos ayuda en nuestra batalla contra el pecado. Los apóstoles Pablo y Pedro lo denominaron: «la santificación por el Espíritu» (2 Tesalonicenses 2:13; 1 Pedro 1:2). Sin su poder, estamos indefensos y vencidos. Sin embargo, con Él, podemos alcanzar la victoria.
 
Señor, gracias por estar trabajando en mí. Quiero que cambies mi corazón; que me ayudes a escuchar y a colaborar contigo.
 
El crecimiento espiritual del creyente es un trabajo de toda la vida.


lunes, 10 de agosto de 2015

Te Quiero Ayudar


Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores… (Santiago 1: 22).

La vívida descripción del periodista Jacob Riis de la pobreza en la ciudad de Nueva York en el siglo xix horrorizó a un público generalmente complaciente. En su libro, combinaba el texto con fotografías, a fin de que el cuadro fuera tan real que el público tomara conciencia de la angustiante existencia de la pobreza. Por ser el tercero de quince hermanos, pudo escribir con tanto realismo porque había vivido en ese mundo de terrible pobreza.

Poco después de publicar su libro, recibió una tarjeta de un joven que comenzaba su carrera política, que decía simplemente: He leído su libro y he venido a ayudar. Teodoro Roosevelt. Este político llegó a ser presidente de los Estados Unidos.

Según Santiago, la fe verdadera responde a las necesidades de los demás (1:19-27). Que nuestro corazón sea impulsado de la inacción a la acción, de las meras palabras a obras que las respalden. Los actos compasivos no solo ayudan a los hundidos en las dificultades de la vida, sino que también pueden ponerlos en condición de recibir el mensaje de nuestro Salvador, quien ve sus necesidades y puede hacer mucho más por ellos.
 
Señor, es tan fácil sentirnos abrumados, o juzgar a otros y negarnos a ayudar. Que veamos más allá de nuestros conceptos y circunstancias, y nos interesemos como tú lo haces.
Los demás sabrán qué significa «Dios es amor» cuando lo vean en nuestra vida.

domingo, 9 de agosto de 2015

Masa en el bol

Rut 2:1-12

Te ruego que me dejes recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas… (v. 7).
 
Mi hija y yo consideramos que los brownies son una de las siete maravillas del mundo culinario. Un día, mientras mezclábamos los ingredientes de nuestra receta favorita, mi hija me preguntó si podía dejar un poco de masa en el bol después de colocarla en el molde para hornear. Ella quería saborear lo que quedaba. Sonreí y le dije que sí. Después, agregué: «¿Sabes cómo se llama eso? Recoger y juntar. Y esto no comenzó con los brownies».

Mientras disfrutábamos los restos de nuestro proyecto de cocina, le expliqué que Rut había recogido las sobras de los granos, para que ella y su suegra Noemí tuvieran qué comer (Rut 2:2-3). Como ambas eran viudas, habían regresado a la tierra de Noemí. Allí, Rut conoció a Booz, un acaudalado terrateniente, y le pidió: «Te ruego que me dejes recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas» (v. 7). Él accedió generosamente y les dijo a sus empleados que dejaran caer granos a propósito para ella (v. 16).
Tal como Booz, quien dio a Rut de la abundancia de sus campos, Dios también nos provee generosamente. Sus recursos son infinitos, y derrama sus bendiciones para nuestro beneficio. Con generosidad, nos alimenta, tanto física como espiritualmente. Toda buena dádiva proviene de Él.
 
Querido Dios, te alabo por ser mi proveedor.
 
Nuestras mayores necesidades no superan nunca los recursos ilimitados de Dios.


Jennifer Benson Schuldt.

http://odb.org/author/jenniferbschuldt/