lunes, 9 de diciembre de 2013

Un Pueblo Con Valores Incorrectos Trae Su Destrucción

En los pasajes anteriores, vimos como la violación y el asesinato de la mujer del levita, trajo como consecuencia que todo el pueblo de Israel se levantara para ir en contra del pueblo de Benjamín.
Podemos ver en este acto de la unión de todos los pueblos de Israel, la visión de Justicia que ellos todavía mantenían a pesar de no estar completamente obedeciendo a Dios. Los Israelitas se indignaron al ver tal crimen, eso fue  una gran maldad para ellos. Sin embargo para los del pueblo de Benjamín no parecía una gran cosa, quizás ellos estaban acostumbrados a esta clase de cosas.

Existe un valor puesto dentro del ser humano no importando si esta persona sea creyente o no, ese valor lo tiene cada ser humano en su interior y ese valor es la justicia, es por eso que la gente se enardece al ver que hay injusticias y reacciona ante ellas. Sin embargo cuando un pueblo se contamina, pierde sus valores y su dirección se torna peligroso. Todos los demás pueblos pueden ver que lo que hacen esta mal, pero ellos no lo pueden ver para ellos es correcto y bueno. Dios destruyó a los pueblos de Sodoma y Gomorra por su contaminación por que su pecado y maldad habían llegado a niveles impensables, para que los demás pueblos no fuesen contaminados y no pudieran hacer más daño ellos fueron destruidos. El criminal no ve su propia maldad, el cree que es inocente. Más peligroso se torna esto cuando es todo un pueblo.

El pueblo de  Benjamín no solo ocultó a los asesinos y violadores, también lucho por ellos. quizás aquellos hombres fueron parte de los setecientos guerreros que ellos tenían y que podían darle con una piedra a un cabello.

Nos preguntamos ¿por que miles de hombres están dispuestos a morir por una mujer, una mujer que engaño a su marido, una mujer que le abandonó?. Es que el crimen no tiene que ver con la clase de persona que era, el crimen tiene que ver con la condición de seres humanos que todos somos, no importando si somos buenos o malos todos tenemos derecho a vivir. Jesucristo no le importaba la condición de la persona, si era prostituta, pobre o recaudador de impuesto, el podía acercarse a ellos y darles amor y perdón. Pero no fue solo el asesinato, sino también fue la humillación causada a aquella mujer y más que todo al levita, su marido. Este hombre amaba de verdad a su mujer, él le perdonó su engaño, le perdonó su abandono, la buscó y la volvió a amar. El pueblo de Benjamín no fue capaz de hacer justicia sobre sus propios ciudadanos, les permitió hacer lo malo, les dio libertad, les protegió, les ayudó. Pero con el pobre levita y su mujer les dejó estar a solas afuera en una noche en el frio, el la intemperie. ¿Qué clase de sociedad defiende a los maleantes, a los corruptos, a los asesinos, a los violadores? Solo una sociedad que está tan corrupta como ellos, una sociedad que esta ciega, una sociedad que no puede ver las injusticias, una sociedad que goza con los botines de los saqueos de aquellos maleantes y forajidos.

El pueblo de Benjamín era fuerte con gente entrenada para la guerra, con expertos tiradores y con hombres armados con espadas, con una ventaja sobre los otros pueblos, esa ventaja fue su conciencia cauterizada, con esta conciencia podían matar a miles y dormir tranquilos en la noche. Ellos podían saquear a pueblos y no tener remordimiento, se reían de sus maldades, de sus violaciones, de sus asesinatos, de sus injusticias. Había una gran diferencia entre los pueblos de Israel y el pueblo de Efraín. El pueblo de Efraín podía hacer trampa, engañar, hacer sobornos, cometer toda clase de injusticias y no sentir vergüenza.

Pese a que los pueblos de Israel tenían la razón en cuanto a hacer justicia, ellos no pudieron ganar la primera batalla. Ellos tuvieron en el primer encuentro una gran derrota, frente a un ejercito menor que ellos pero bien entrenado y con una gran maldad en su corazón. Murieron veinte y dos mil hombres de Israel, los hombres de Israel lloraron a su muertos. Esto nos habla que aunque tu tengas la razón y quieras hacer justicia, no siempre ganarás en la primera batalla. Para hacer prevalecer la justicia ha que hacer un esfuerzo más, hay que persistir a pesar de las bajas, hay que intentarlo de nuevo pero ahora con más sabiduría con más dirección de Dios. Aunque seas menor que tu enemigo, aunque seas menos experto, aunque estés en desventajas, si buscas como el Pueblo de Israel buscó la dirección de Dios serás premiado con la victoria.

El pueblo de Israel fue por segunda vez a la batalla y perdió la segunda vez. Fue la tercera vez y ganó, ellos fueron hasta el mismo corazón del pueblo donde había sucedido el crimen y allí exterminaron a todos los de aquella ciudad.

Esto nos puede parecer una historia muy interesante, pero esta cargada de verdades que tenemos que aprender como pueblo. Cuando nadie le hace caso a las injusticias y pensamos que no nos atañen o no nos va a tocar a nosotros pasar por esos problemas, estamos en un gran peligro. Cuando Hitler se levantó y comenzó su arremetimiento contra los judíos, todos se alegraron de los males sobre aquellos seres humanos, la gente pensó que era un mal que ellos mismos se habían acarreado por sus avaricia y por su soberbia, nadie criticó, nadie censuró la muerte de seis millones de judíos, pero esto no quedó allí. Se continuaron las eliminaciones, pasaron a los cristianos, luego a los testigos de Jehová, y luego siguieron con diferentes etnias y pueblos europeos. Hitler continuó su conquista de Europa y llegó muy lejos. Cuando los demás países se dieron cuenta de esto era ya muy tarde, ya millones habían sido exterminados y los pueblos del mundo tuvieron que levantarse en guerra contra este peligro a sus puertas.

Dios envía a sus profetas, a sus siervos a declarar la verdad, aunque sea uno, hay que levantarse y decir la verdad y clamar la justicia. La justicia no se debe callar.

"Lo único que se necesita para que el mal triunfe es que los hombres buenos no hagan nada"
Oscar Wilde (1854-1900), dramaturgo y novelista irlandés

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